/ sábado 15 de julio de 2023

Tech trends | El Santo Grial

@daguilargallego Twitter

En la historia de la humanidad, ha habido búsquedas de tesoros que han obsesionado a muchos durante siglos, como es el caso de la fuente de la eterna juventud; un elixir que con solo tomarlo, podría dar vida eterna a quien lo bebiera, o el Santo Grial que, supuestamente, Jesús usó en la última cena y donde se recogió parte de su sangre al ser crucificado. Hoy, la búsqueda que obsesiona al mundo ya no es mitológica o meramente una leyenda, es de esperanza y de fe, y no se centra en Dios, sino en la IA (Inteligencia Artificial).

Parece que la humanidad entera ha descubierto que la IA puede mejorar nuestras vidas y ayudarnos a resolver problemas que, como seres humanos, nos llevarían siglos. Pero nuestras expectativas van más allá; esperamos que nos ayude en todo: a encontrar el mejor trabajo, a ser más productivos en el que ya tenemos, a correr más rápido que ningún otro hombre antes, a pescar más sin dañar el océano, a curar sin sobrepoblar, simplemente, a encontrar el Santo Grial.

Esta nueva obsesión ha propiciado que diferentes plataformas se pongan al alcance de los usuarios regulares. Plataformas como Open AI o Bard son las más conocidas y ahora no es de extrañar que Elon Musk haga su aparición con la plataforma XAI. Esta plataforma se anunció hace un par de días con la promesa de que "podamos entender la realidad y el universo"; es decir, buscará lo que nadie nunca ha logrado, nuevamente, el Santo Grial. Estas promesas de encontrar lo inimaginable y de obtener lo que nunca nadie ha conseguido han alimentado la curiosidad y el entusiasmo por seguir desarrollando la IA en todos los campos. Sin embargo, ¿esperamos demasiado de estas plataformas? Yo creo que sí, al menos a corto plazo.

Sin duda, la IA está marcando una diferencia en nuestras vidas, desde campos como la salud y la capacidad de establecer rutas de salida para pandemias, hasta mejoras en la logística y procesos productivos, e incluso automatizaciones en los centros de trabajo. Pero de eso a que sustituya a las personas, nos desplace o nos permita vivir para siempre y residir en otras galaxias, queda mucho camino por recorrer.

En este momento, la IA nos va a permitir mejorar nuestros campos, los cultivos, cuidar mejor de la naturaleza y de lo que poseemos, establecer mejores rutas para salvar a personas en desastres naturales, optimizar las finanzas de las empresas y, por supuesto, hacernos soñar con lo inimaginable. Aquí es donde entra el visionario empresario Elon Musk, que combina la virtud de miles de especialistas en diferentes campos con los sueños de la humanidad. Sueños de colonizar otros planetas con SpaceX, controlar dispositivos a distancia con la mente o curar enfermedades como el Alzheimer con Neuralink. Y hoy, pone en la computadora de todo el mundo una plataforma de IA que impulse el conocimiento y la fe.

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En la historia de la humanidad, ha habido búsquedas de tesoros que han obsesionado a muchos durante siglos, como es el caso de la fuente de la eterna juventud; un elixir que con solo tomarlo, podría dar vida eterna a quien lo bebiera, o el Santo Grial que, supuestamente, Jesús usó en la última cena y donde se recogió parte de su sangre al ser crucificado. Hoy, la búsqueda que obsesiona al mundo ya no es mitológica o meramente una leyenda, es de esperanza y de fe, y no se centra en Dios, sino en la IA (Inteligencia Artificial).

Parece que la humanidad entera ha descubierto que la IA puede mejorar nuestras vidas y ayudarnos a resolver problemas que, como seres humanos, nos llevarían siglos. Pero nuestras expectativas van más allá; esperamos que nos ayude en todo: a encontrar el mejor trabajo, a ser más productivos en el que ya tenemos, a correr más rápido que ningún otro hombre antes, a pescar más sin dañar el océano, a curar sin sobrepoblar, simplemente, a encontrar el Santo Grial.

Esta nueva obsesión ha propiciado que diferentes plataformas se pongan al alcance de los usuarios regulares. Plataformas como Open AI o Bard son las más conocidas y ahora no es de extrañar que Elon Musk haga su aparición con la plataforma XAI. Esta plataforma se anunció hace un par de días con la promesa de que "podamos entender la realidad y el universo"; es decir, buscará lo que nadie nunca ha logrado, nuevamente, el Santo Grial. Estas promesas de encontrar lo inimaginable y de obtener lo que nunca nadie ha conseguido han alimentado la curiosidad y el entusiasmo por seguir desarrollando la IA en todos los campos. Sin embargo, ¿esperamos demasiado de estas plataformas? Yo creo que sí, al menos a corto plazo.

Sin duda, la IA está marcando una diferencia en nuestras vidas, desde campos como la salud y la capacidad de establecer rutas de salida para pandemias, hasta mejoras en la logística y procesos productivos, e incluso automatizaciones en los centros de trabajo. Pero de eso a que sustituya a las personas, nos desplace o nos permita vivir para siempre y residir en otras galaxias, queda mucho camino por recorrer.

En este momento, la IA nos va a permitir mejorar nuestros campos, los cultivos, cuidar mejor de la naturaleza y de lo que poseemos, establecer mejores rutas para salvar a personas en desastres naturales, optimizar las finanzas de las empresas y, por supuesto, hacernos soñar con lo inimaginable. Aquí es donde entra el visionario empresario Elon Musk, que combina la virtud de miles de especialistas en diferentes campos con los sueños de la humanidad. Sueños de colonizar otros planetas con SpaceX, controlar dispositivos a distancia con la mente o curar enfermedades como el Alzheimer con Neuralink. Y hoy, pone en la computadora de todo el mundo una plataforma de IA que impulse el conocimiento y la fe.