/ sábado 12 de agosto de 2023

Tech trends | Extorsiones telefónicas con IA

@daguilargallego Twitter

México vive una oleada de extorsiones telefónicas sin precedentes. Desde la intimación a través del teléfono hasta la amenaza de daño a seres queridos, los mexicanos enfrentan diariamente una amenaza palpable y traumática. Según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México, se registran siete extorsiones telefónicas por minuto. En el mismo tenor, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) destaca que más de 3,400 personas fueron extorsionadas solo entre enero y abril de este año. Pero, ¿qué sucedería si la tecnología potenciara aún más este crimen?

Antes de sumergirnos en este escenario, es importante entender qué es el deepfake. Se trata de una técnica de inteligencia artificial que permite editar videos y audios con un realismo sorprendente, donde rostros, voces y gestos de personas reales pueden ser manipulados para mostrar una realidad ficticia. Esta tecnología, en manos equivocadas, es una herramienta potente para extorsionar, engañar y difamar.

Dada la naturaleza del deepfake, es fácil imaginar cómo este podría ser utilizado para incrementar el miedo en las víctimas. Un extorsionador podría, por ejemplo, enviar a las familias videos manipulados donde pareciera que un ser querido está en peligro inminente, reforzando la percepción de una amenaza real.

¿Por qué es México especialmente vulnerable ante esta amenaza? Los datos son claros: 9 de cada 10 llamadas de extorsión salen de reclusorios donde, irónicamente, los celulares están prohibidos. Las autoridades han mostrado, hasta el momento, una incapacidad para frenar este fenómeno desde sus raíces. Con esta facilidad para operar desde prisiones y la creciente familiaridad con la tecnología, la implementación del deepfake como herramienta de extorsión es un escenario que puede estar a la vuelta de la esquina.

Desde California, Estados Unidos, se reportan casos de llamadas extorsivas provenientes de México a miles de paisanos. La incorporación de deepfakes en estas operaciones transfronterizas magnificaría su alcance y efectividad.

La economía también se ve afectada por este delito. Según la Coparmex, entre las empresas que fueron víctimas de extorsión, el 72% fue a través de extorsión telefónica. Imaginemos ahora que, en lugar de una simple llamada, los extorsionadores pudieran enviar videos deepfake de directivos o empleados en situaciones comprometedoras. El impacto económico y reputacional sería devastador.

México, ante esta amenaza emergente, necesita fortalecer su respuesta ante las extorsiones y prepararse para los desafíos que la tecnología del deepfake presenta. La capacitación de las fuerzas de seguridad, el endurecimiento de las penas contra este delito y la inversión en herramientas de detección de deepfakes son solo algunos de los pasos necesarios.

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México vive una oleada de extorsiones telefónicas sin precedentes. Desde la intimación a través del teléfono hasta la amenaza de daño a seres queridos, los mexicanos enfrentan diariamente una amenaza palpable y traumática. Según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México, se registran siete extorsiones telefónicas por minuto. En el mismo tenor, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) destaca que más de 3,400 personas fueron extorsionadas solo entre enero y abril de este año. Pero, ¿qué sucedería si la tecnología potenciara aún más este crimen?

Antes de sumergirnos en este escenario, es importante entender qué es el deepfake. Se trata de una técnica de inteligencia artificial que permite editar videos y audios con un realismo sorprendente, donde rostros, voces y gestos de personas reales pueden ser manipulados para mostrar una realidad ficticia. Esta tecnología, en manos equivocadas, es una herramienta potente para extorsionar, engañar y difamar.

Dada la naturaleza del deepfake, es fácil imaginar cómo este podría ser utilizado para incrementar el miedo en las víctimas. Un extorsionador podría, por ejemplo, enviar a las familias videos manipulados donde pareciera que un ser querido está en peligro inminente, reforzando la percepción de una amenaza real.

¿Por qué es México especialmente vulnerable ante esta amenaza? Los datos son claros: 9 de cada 10 llamadas de extorsión salen de reclusorios donde, irónicamente, los celulares están prohibidos. Las autoridades han mostrado, hasta el momento, una incapacidad para frenar este fenómeno desde sus raíces. Con esta facilidad para operar desde prisiones y la creciente familiaridad con la tecnología, la implementación del deepfake como herramienta de extorsión es un escenario que puede estar a la vuelta de la esquina.

Desde California, Estados Unidos, se reportan casos de llamadas extorsivas provenientes de México a miles de paisanos. La incorporación de deepfakes en estas operaciones transfronterizas magnificaría su alcance y efectividad.

La economía también se ve afectada por este delito. Según la Coparmex, entre las empresas que fueron víctimas de extorsión, el 72% fue a través de extorsión telefónica. Imaginemos ahora que, en lugar de una simple llamada, los extorsionadores pudieran enviar videos deepfake de directivos o empleados en situaciones comprometedoras. El impacto económico y reputacional sería devastador.

México, ante esta amenaza emergente, necesita fortalecer su respuesta ante las extorsiones y prepararse para los desafíos que la tecnología del deepfake presenta. La capacitación de las fuerzas de seguridad, el endurecimiento de las penas contra este delito y la inversión en herramientas de detección de deepfakes son solo algunos de los pasos necesarios.