/ sábado 10 de junio de 2023

Tech trends | Todos necesitamos uno

En 1958, el estadounidense Jack Kilby inventó el dispositivo más requerido y utilizado por la humanidad: el circuito integrado o chip. Este pequeño dispositivo fue el precursor de los microchips que hoy en día animan prácticamente todo lo que usamos y que le valió a Kilby el Premio Nobel de Física en el año 2000.

Sin este invento, nuestra vida no sería la misma. Todo, desde un objeto tan simple como un control remoto hasta algo tan complejo como un avión, contiene o está compuesto por un chip o microchip que básicamente permite que las cosas funcionen o realicen las tareas que queremos que hagan.

No obstante, ¿pueden los chips trascender la barrera de dar vida a los dispositivos electrónicos y ser integrados en las personas? La respuesta es sí. Por ejemplo, existen rastreadores GPS que se insertan bajo la piel o dispositivos que amplifican los sonidos para personas con discapacidades auditivas.

Ahora, estamos al borde de experimentar una disrupción en la humanidad: los primeros implantes de chips en humanos diseñados para optimizar nuestro sistema eléctrico. Es necesario recordar que somos un conjunto de impulsos eléctricos que se mueven desde nuestro cerebro al resto del cuerpo. Este chip puede funcionar en sintonía con nuestros pensamientos y de manera más rápida.

Por ejemplo, un chip implantado en el cerebro podría permitir que una persona sorda escuche, que una persona ciega vea, o que se reparen las conexiones neuronales para que las personas con Alzheimer dejen de padecer la enfermedad. Esta es la visión y apuesta de Neuralink, una de las empresas más disruptivas y polémicas del empresario Elon Musk.

Hace unos días, la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó a Neuralink a realizar pruebas de sus implantes de chips en humanos. Esto significa que, después de estudiar los beneficios y compararlos con los riesgos, la FDA decidió que los chips se probaran no solo en cerdos o chimpancés, sino también en humanos.

En diciembre de 2022, Elon Musk aseguró que su empresa Neuralink obtendría el permiso de la FDA para el primer semestre de 2023, y así sucedió.

Lo que estamos a punto de ver son los resultados de un circuito integrado altamente avanzado que nos permitirá presenciar lo que en otro momento hubiéramos llamado milagro. Una persona ciega o sorda podría recuperar o tener por primera vez ese sentido, o una persona que no puede caminar podría hacerlo al regular los impulsos eléctricos de su cerebro a sus piernas.

Indudablemente, este avance, cuando genere sus primeros resultados tangibles, será el invento más importante del siglo debido a su impacto en la salud, en la vida de las personas y, en el futuro, en una posible comunidad interconectada a través de los pensamientos.

En 1958, el estadounidense Jack Kilby inventó el dispositivo más requerido y utilizado por la humanidad: el circuito integrado o chip. Este pequeño dispositivo fue el precursor de los microchips que hoy en día animan prácticamente todo lo que usamos y que le valió a Kilby el Premio Nobel de Física en el año 2000.

Sin este invento, nuestra vida no sería la misma. Todo, desde un objeto tan simple como un control remoto hasta algo tan complejo como un avión, contiene o está compuesto por un chip o microchip que básicamente permite que las cosas funcionen o realicen las tareas que queremos que hagan.

No obstante, ¿pueden los chips trascender la barrera de dar vida a los dispositivos electrónicos y ser integrados en las personas? La respuesta es sí. Por ejemplo, existen rastreadores GPS que se insertan bajo la piel o dispositivos que amplifican los sonidos para personas con discapacidades auditivas.

Ahora, estamos al borde de experimentar una disrupción en la humanidad: los primeros implantes de chips en humanos diseñados para optimizar nuestro sistema eléctrico. Es necesario recordar que somos un conjunto de impulsos eléctricos que se mueven desde nuestro cerebro al resto del cuerpo. Este chip puede funcionar en sintonía con nuestros pensamientos y de manera más rápida.

Por ejemplo, un chip implantado en el cerebro podría permitir que una persona sorda escuche, que una persona ciega vea, o que se reparen las conexiones neuronales para que las personas con Alzheimer dejen de padecer la enfermedad. Esta es la visión y apuesta de Neuralink, una de las empresas más disruptivas y polémicas del empresario Elon Musk.

Hace unos días, la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó a Neuralink a realizar pruebas de sus implantes de chips en humanos. Esto significa que, después de estudiar los beneficios y compararlos con los riesgos, la FDA decidió que los chips se probaran no solo en cerdos o chimpancés, sino también en humanos.

En diciembre de 2022, Elon Musk aseguró que su empresa Neuralink obtendría el permiso de la FDA para el primer semestre de 2023, y así sucedió.

Lo que estamos a punto de ver son los resultados de un circuito integrado altamente avanzado que nos permitirá presenciar lo que en otro momento hubiéramos llamado milagro. Una persona ciega o sorda podría recuperar o tener por primera vez ese sentido, o una persona que no puede caminar podría hacerlo al regular los impulsos eléctricos de su cerebro a sus piernas.

Indudablemente, este avance, cuando genere sus primeros resultados tangibles, será el invento más importante del siglo debido a su impacto en la salud, en la vida de las personas y, en el futuro, en una posible comunidad interconectada a través de los pensamientos.