/ lunes 14 de agosto de 2023

El Espectador | Superpotencias en materias primas

América Latina, con su rica historia de suministrar materias primas al mundo, podría estar al borde de un auge sin precedentes, de acuerdo con el influyente semanario británico The Economist.

Tres fuerzas convergen para convertirla en la superpotencia de materias primas del siglo XXI. La transición verde está generando una creciente demanda de metales y minerales que la región posee en abundancia, junto con la energía renovable necesaria para procesarlos. América Latina ya suministra más de un tercio del cobre mundial, utilizado en cables, y la mitad de su plata, un componente crucial de los paneles solares. Su tierra fértil produce suficiente grano, carne, café y azúcar para contribuir a alimentar una creciente población global. Además, las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China están impulsando la inversión en esta región relativamente neutral.

Sin embargo, la publicación advierte que la experiencia histórica de América Latina con las materias primas es tan compleja como extensa. Desde el origen del nombre de Argentina, que deriva de la plata exportada desde sus puertos después de ser extraída por los conquistadores en Bolivia y Perú, hasta el legado de la explotación de la madera de brasil en el siglo XVI en Brasil, la riqueza ha sido un arma de doble filo. A menudo, esta abundancia de recursos ha desencadenado golpes de estado, crimen y corrupción.

En este escenario The Economist suelta la pregunta: ¿Podrá América Latina aprovechar los beneficios de este nuevo auge sin repetir los errores del pasado?

El panorama de oportunidades materiales es evidente, reitera The Economist. La demanda generada por la transición hacia la energía limpia será más duradera que el boom del petróleo, el carbón y el acero de la década de 2000. Mientras que aquel boom fue impulsado por la industrialización de China, que se desaceleró en la mitad de la década de 2010, la transición energética es global y requiere inversión a lo largo de décadas.

La tecnología baja en carbono demanda más minerales que sus equivalentes más contaminantes, explican. Por ejemplo, un auto eléctrico contiene tres o cuatro veces más cobre que uno de gasolina. En esta carrera por llenar estas brechas, América Latina destaca. Con vastos depósitos de minerales críticos, la región mantiene reservas explotables significativas. Aunque Chile y Perú han sido productores de cobre durante décadas, retienen el 30 por ciento de las reservas mundiales del metal. Además, América Latina posee casi el 60 por ciento del litio conocido. Países como Bolivia tienen estaño, utilizado en componentes eléctricos, y Brasil cuenta con grafito, otro metal esencial para baterías. Además, la facilidad de extracción en América Latina es a menudo mayor que en otras regiones.

México se encuentra en una encrucijada. Tiene la oportunidad de aprovechar sus abundantes recursos minerales y energéticos para impulsar su economía y mejorar la infraestructura. Sin embargo, para lograr un desarrollo sostenible y equitativo, México debe abordar cuidadosamente los desafíos ambientales, sociales y económicos asociados con la extracción y exportación de materias primas. En este nuevo capítulo de la historia de América Latina, México puede cambiar su historia de crisis y pobreza, desigualdad, violencia y baja calidad de vida. Sin embargo, seguimos en manos de los políticos de siempre…


América Latina, con su rica historia de suministrar materias primas al mundo, podría estar al borde de un auge sin precedentes, de acuerdo con el influyente semanario británico The Economist.

Tres fuerzas convergen para convertirla en la superpotencia de materias primas del siglo XXI. La transición verde está generando una creciente demanda de metales y minerales que la región posee en abundancia, junto con la energía renovable necesaria para procesarlos. América Latina ya suministra más de un tercio del cobre mundial, utilizado en cables, y la mitad de su plata, un componente crucial de los paneles solares. Su tierra fértil produce suficiente grano, carne, café y azúcar para contribuir a alimentar una creciente población global. Además, las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China están impulsando la inversión en esta región relativamente neutral.

Sin embargo, la publicación advierte que la experiencia histórica de América Latina con las materias primas es tan compleja como extensa. Desde el origen del nombre de Argentina, que deriva de la plata exportada desde sus puertos después de ser extraída por los conquistadores en Bolivia y Perú, hasta el legado de la explotación de la madera de brasil en el siglo XVI en Brasil, la riqueza ha sido un arma de doble filo. A menudo, esta abundancia de recursos ha desencadenado golpes de estado, crimen y corrupción.

En este escenario The Economist suelta la pregunta: ¿Podrá América Latina aprovechar los beneficios de este nuevo auge sin repetir los errores del pasado?

El panorama de oportunidades materiales es evidente, reitera The Economist. La demanda generada por la transición hacia la energía limpia será más duradera que el boom del petróleo, el carbón y el acero de la década de 2000. Mientras que aquel boom fue impulsado por la industrialización de China, que se desaceleró en la mitad de la década de 2010, la transición energética es global y requiere inversión a lo largo de décadas.

La tecnología baja en carbono demanda más minerales que sus equivalentes más contaminantes, explican. Por ejemplo, un auto eléctrico contiene tres o cuatro veces más cobre que uno de gasolina. En esta carrera por llenar estas brechas, América Latina destaca. Con vastos depósitos de minerales críticos, la región mantiene reservas explotables significativas. Aunque Chile y Perú han sido productores de cobre durante décadas, retienen el 30 por ciento de las reservas mundiales del metal. Además, América Latina posee casi el 60 por ciento del litio conocido. Países como Bolivia tienen estaño, utilizado en componentes eléctricos, y Brasil cuenta con grafito, otro metal esencial para baterías. Además, la facilidad de extracción en América Latina es a menudo mayor que en otras regiones.

México se encuentra en una encrucijada. Tiene la oportunidad de aprovechar sus abundantes recursos minerales y energéticos para impulsar su economía y mejorar la infraestructura. Sin embargo, para lograr un desarrollo sostenible y equitativo, México debe abordar cuidadosamente los desafíos ambientales, sociales y económicos asociados con la extracción y exportación de materias primas. En este nuevo capítulo de la historia de América Latina, México puede cambiar su historia de crisis y pobreza, desigualdad, violencia y baja calidad de vida. Sin embargo, seguimos en manos de los políticos de siempre…