/ domingo 26 de marzo de 2023

Tejido social y salud mental

Urgente priorizar la salud emocional en todos los ámbitos de la convivencia humana.

México ocupa primeros lugares a nivel mundial en problemas de salud: obesidad, diabetes, hipertensión, depresión, adicciones, entre otros padecimientos. Las instituciones de salud pública están rebasadas en su capacidad de atención, derivado de la elevada incidencia de casos y su consecuente atención médica, hospitalaria y de fármacos, los cuales resultan cada vez más insuficientes. A ello se agrega que el pronóstico de dichos padecimientos es reservado y los costos de tratamiento muy elevados. Oportuno precisar además que el nivel de atención requerida es de segundo o tercer nivel, lo cual exige de profesionales especialistas, quienes intervienen ante una patología en muchos casos irreversible. Con ello se confirma que nuestro modelo de atención es más de carácter reactivo, y no preventivo, con todo lo que ello implica para el presupuesto hacendario y la cada vez más deteriorada calidad de vida de los pacientes que lo padecen.


El modelo de intervención preventivo ha sido poco dimensionado, la OMS establece que la prevención es la política por excelencia a priorizar en la procuración de la salud pública.

Una condición que se agrega a las enfermedades crónico-degenerativas, son los altos índices de estrés laboral, desencadenando un trastorno denominado Síndrome de Bournaut. El estrés laboral que de manera limitada se ha explorado e intervenido, se traduce en alteraciones orgánicas en el trabajador, lo cual afecta tanto al estado general de salud, así como a los procesos productivos de las organizaciones.




El estrés, el acoso, la violencia, son fenómenos que cada vez más caracterizan la vida y el clima laboral, lo cual repercute en el incremento de licencias médicas por enfermedad, rotación de personal, abandono laboral, así como en una profunda aversión emocional al trabajo. Un componente que caracteriza el trabajo desarrollado en estas condiciones es la percepción de concebir el trabajo con enfado, molestia, con una profunda carga emocional e infelicidad.


¿Cuánto cuesta para una empresa la infelicidad laboral de sus trabajadores? En dicho contexto, la Secretaria del Trabajo y Previsión Social ha dispuesto el cumplimiento de la Norma 035, la cual obliga a las empresas públicas y privadas a la Prevención de Riesgos Psicosociales en sus empleados o trabajadores, procurando con ello, incidir en la salud laboral.


Un tema que argumenta las motivaciones de la conducta violenta es referirnos a la descomposición del tejido social. Explicación parcialmente válida, toda vez que no ofrece hallazgos de su etiología. La ruptura del tejido social no es el origen de la violencia o bien de los problemas de salud pública señalados, son el síntoma de una enfermedad tanto individual como colectiva que merece un estudio amplio y profundo. De lo contrario, continuaremos ofreciendo explicaciones que enmascaran su manifestación.


Pero, ¿Cómo abordar los problemas de Salud Pública y la construcción del tejido social? Sin abandonar el manejo reactivo, terapéutico, es importante diseñar políticas públicas que privilegien la prevención, por encima de la curación. De singular relevancia, conceder la mayor atención a la procuración de la salud emocional en todos los ámbitos de la convivencia humana. De pobre pronóstico pensar que es a la escuela, a la que corresponde la mayor responsabilidad. La salud emocional es una tarea que a todos nos corresponde promover, al padre de familia, al ciudadano, a los gobiernos de todos los niveles, incluyendo en la presente reflexión la contribución del sector empresarial para que inviertan en programas de Salud Emocional en sus organizaciones, con ello, todos abonamos a reconstruir el tejido social, a partir de procesos formativos centrados en el desarrollo de la Inteligencia Emocional, hoy omitida o parcialmente estimulada.


Reconstruir el tejido social, como soporte que genere condiciones en favor de la felicidad y bienestar humanos, exige ciertamente de una mejor distribución de la riqueza, aspiración que habrá de estar acompañada de un modelo de educación que incluya la promoción de salud emocional en la familia, escuela, empresa u organización pública y privada. Tejido social con Salud Emocional: Principio pedagógico básico para el cambio comunitario.


Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com


Francisco Javier Zavala Ramírez

Urgente priorizar la salud emocional en todos los ámbitos de la convivencia humana.

México ocupa primeros lugares a nivel mundial en problemas de salud: obesidad, diabetes, hipertensión, depresión, adicciones, entre otros padecimientos. Las instituciones de salud pública están rebasadas en su capacidad de atención, derivado de la elevada incidencia de casos y su consecuente atención médica, hospitalaria y de fármacos, los cuales resultan cada vez más insuficientes. A ello se agrega que el pronóstico de dichos padecimientos es reservado y los costos de tratamiento muy elevados. Oportuno precisar además que el nivel de atención requerida es de segundo o tercer nivel, lo cual exige de profesionales especialistas, quienes intervienen ante una patología en muchos casos irreversible. Con ello se confirma que nuestro modelo de atención es más de carácter reactivo, y no preventivo, con todo lo que ello implica para el presupuesto hacendario y la cada vez más deteriorada calidad de vida de los pacientes que lo padecen.


El modelo de intervención preventivo ha sido poco dimensionado, la OMS establece que la prevención es la política por excelencia a priorizar en la procuración de la salud pública.

Una condición que se agrega a las enfermedades crónico-degenerativas, son los altos índices de estrés laboral, desencadenando un trastorno denominado Síndrome de Bournaut. El estrés laboral que de manera limitada se ha explorado e intervenido, se traduce en alteraciones orgánicas en el trabajador, lo cual afecta tanto al estado general de salud, así como a los procesos productivos de las organizaciones.




El estrés, el acoso, la violencia, son fenómenos que cada vez más caracterizan la vida y el clima laboral, lo cual repercute en el incremento de licencias médicas por enfermedad, rotación de personal, abandono laboral, así como en una profunda aversión emocional al trabajo. Un componente que caracteriza el trabajo desarrollado en estas condiciones es la percepción de concebir el trabajo con enfado, molestia, con una profunda carga emocional e infelicidad.


¿Cuánto cuesta para una empresa la infelicidad laboral de sus trabajadores? En dicho contexto, la Secretaria del Trabajo y Previsión Social ha dispuesto el cumplimiento de la Norma 035, la cual obliga a las empresas públicas y privadas a la Prevención de Riesgos Psicosociales en sus empleados o trabajadores, procurando con ello, incidir en la salud laboral.


Un tema que argumenta las motivaciones de la conducta violenta es referirnos a la descomposición del tejido social. Explicación parcialmente válida, toda vez que no ofrece hallazgos de su etiología. La ruptura del tejido social no es el origen de la violencia o bien de los problemas de salud pública señalados, son el síntoma de una enfermedad tanto individual como colectiva que merece un estudio amplio y profundo. De lo contrario, continuaremos ofreciendo explicaciones que enmascaran su manifestación.


Pero, ¿Cómo abordar los problemas de Salud Pública y la construcción del tejido social? Sin abandonar el manejo reactivo, terapéutico, es importante diseñar políticas públicas que privilegien la prevención, por encima de la curación. De singular relevancia, conceder la mayor atención a la procuración de la salud emocional en todos los ámbitos de la convivencia humana. De pobre pronóstico pensar que es a la escuela, a la que corresponde la mayor responsabilidad. La salud emocional es una tarea que a todos nos corresponde promover, al padre de familia, al ciudadano, a los gobiernos de todos los niveles, incluyendo en la presente reflexión la contribución del sector empresarial para que inviertan en programas de Salud Emocional en sus organizaciones, con ello, todos abonamos a reconstruir el tejido social, a partir de procesos formativos centrados en el desarrollo de la Inteligencia Emocional, hoy omitida o parcialmente estimulada.


Reconstruir el tejido social, como soporte que genere condiciones en favor de la felicidad y bienestar humanos, exige ciertamente de una mejor distribución de la riqueza, aspiración que habrá de estar acompañada de un modelo de educación que incluya la promoción de salud emocional en la familia, escuela, empresa u organización pública y privada. Tejido social con Salud Emocional: Principio pedagógico básico para el cambio comunitario.


Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com


Francisco Javier Zavala Ramírez

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