/ domingo 11 de febrero de 2024

Indiferencia ante el dolor ajeno

Es sólo a partir de una comunicación sensible a las emociones del otro como nuestro mundo evolucionará afectivamente


La convivencia y paz social es la mayor aspiración de la humanidad entera, amenazada por conflictos bélicos, así como por escenarios de patologías biológicas hoy incentivadas.


Los seres humanos por nuestra propia vocación aspiramos a ejercer nuestro potencial afectivo, biológico, espiritual, social, lo cual nos permita transitar por la vida con bienestar, disfrutando y accediendo a la felicidad.


Los fines de nuestra existencia son inherentes a principios ético-humanistas, ningún hombre por encima del hombre explotando su condición. Para el logro de tal fin se hace necesario generar experiencias que favorezcan, alimenten una cultura biofílica, ampliamente expuesta por E. Fromm, cultura que respete y atienda el amor por la vida, contrario a lo que se ha venido alimentando una cultura odio y muerte.

El pensamiento de Martin Luther King continúa vigente, sus ideales procuran superar la histórica contradicción entre injusticia vs justicia, exclusión vs inclusión, explotación vs dignidad, violencia vs paz, odio vs amor fraterno.


Las contradicciones existenciales requieren para su solución de hombres con un pensamiento lúcido, que como sabiamente lo expone E. Fromm exigen de un ejercicio de la razón.


Lo que resulta paradójico es mostrar interés y preocupación por combatir la violencia social y a la vez actuar de manera contraria, manifestando la explosividad de nuestras emociones y afectos, resultando de igual manera grave acostumbrarnos a la vida violencia e inclusive ver el dolor ajeno con indiferencia.


Inconcebible a nuestra dignidad humana, fuente de toda inspiración de la interacción humana es contemplar y alimentar condiciones de injusticia, esencia de las guerras y del clima social necrófilo.


Preciso enfatizar que la paz social no es llegar a un estado, no representa un punto de llegada, es por el contrario un sistema de vida en donde el respeto al derecho y a la justicia son los principios a mantenerse vigentes en todo momento y espacio de la vida social.


Indicadores como la pobreza, son un referente que contrasta con pronunciamientos que presumen de logros en las políticas públicas, juicios declarativos que se ven acompañadas de estrategias publicitarias para impresionar socialmente aun cuando la realidad social sea totalmente contrastante.


Educar para la paz y la convivencia social, es un desafío para los gobiernos de todo el mundo, así como para la sociedad entera, aspirar al poder para perpetuar condiciones de injusticia social resulta inadmisible para nuestra población racional y sabia.


Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com


Francisco Javier Zavala Ramírez

Es sólo a partir de una comunicación sensible a las emociones del otro como nuestro mundo evolucionará afectivamente


La convivencia y paz social es la mayor aspiración de la humanidad entera, amenazada por conflictos bélicos, así como por escenarios de patologías biológicas hoy incentivadas.


Los seres humanos por nuestra propia vocación aspiramos a ejercer nuestro potencial afectivo, biológico, espiritual, social, lo cual nos permita transitar por la vida con bienestar, disfrutando y accediendo a la felicidad.


Los fines de nuestra existencia son inherentes a principios ético-humanistas, ningún hombre por encima del hombre explotando su condición. Para el logro de tal fin se hace necesario generar experiencias que favorezcan, alimenten una cultura biofílica, ampliamente expuesta por E. Fromm, cultura que respete y atienda el amor por la vida, contrario a lo que se ha venido alimentando una cultura odio y muerte.

El pensamiento de Martin Luther King continúa vigente, sus ideales procuran superar la histórica contradicción entre injusticia vs justicia, exclusión vs inclusión, explotación vs dignidad, violencia vs paz, odio vs amor fraterno.


Las contradicciones existenciales requieren para su solución de hombres con un pensamiento lúcido, que como sabiamente lo expone E. Fromm exigen de un ejercicio de la razón.


Lo que resulta paradójico es mostrar interés y preocupación por combatir la violencia social y a la vez actuar de manera contraria, manifestando la explosividad de nuestras emociones y afectos, resultando de igual manera grave acostumbrarnos a la vida violencia e inclusive ver el dolor ajeno con indiferencia.


Inconcebible a nuestra dignidad humana, fuente de toda inspiración de la interacción humana es contemplar y alimentar condiciones de injusticia, esencia de las guerras y del clima social necrófilo.


Preciso enfatizar que la paz social no es llegar a un estado, no representa un punto de llegada, es por el contrario un sistema de vida en donde el respeto al derecho y a la justicia son los principios a mantenerse vigentes en todo momento y espacio de la vida social.


Indicadores como la pobreza, son un referente que contrasta con pronunciamientos que presumen de logros en las políticas públicas, juicios declarativos que se ven acompañadas de estrategias publicitarias para impresionar socialmente aun cuando la realidad social sea totalmente contrastante.


Educar para la paz y la convivencia social, es un desafío para los gobiernos de todo el mundo, así como para la sociedad entera, aspirar al poder para perpetuar condiciones de injusticia social resulta inadmisible para nuestra población racional y sabia.


Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com


Francisco Javier Zavala Ramírez