/ jueves 29 de junio de 2023

Fuera de Agenda | Rompecabezas chino 

En plena campaña electoral del 2018 una célula delictiva de ciudadanos de la República Popular China, fue capturada en la ciudad de México sin que tuviera mayor resonancia fuera de un registro secundario en medios de comunicación. La investigación puso sobre la mesa la importancia estratégica del país para mafias chinas dedicadas al lavado de dinero cuya sofisticación se basa en la “Hawala”, un sistema de intercambio de divisas entre clanes de origen asiático adoptado desde hace tiempo por estos grupos.

En febrero de aquel año una célula de origen chino dedicada a recibir y entregar grandes cantidades de dinero fue ubicada en el área de Polanco, Tlalpan y la Zona Rosa. El 28 de marzo un juez autorizó la intervención de ocho líneas telefónicas vinculadas a estas personas, los datos generados durante dos meses a la par de la vigilancia y seguimiento de sus movimientos, permitió identificar los procedimientos, identidades, vehículos y domicilios de esta red. En mayo un juez autorizó el cateo de cinco domicilios, en dos de ellos incautaron 184 millones de pesos, entre dólares americanos y bolívares venezolanos, aseguraron cuatro vehículos y detuvieron a seis ciudadanos de origen chino que fueron enviados al reclusorio norte. En tres inmuebles más aseguraron 22 millones 207 mil pesos, armamento, ocho vehículos, y tres personas de origen mexicano quedaron detenidas entre ellas una mujer. Dólares estadounidenses, pesos mexicanos y bolívares venezolanos de ambos cateos sumaron poco más de 207 millones de pesos en efectivo.

Lo que no se supo entonces era que esta célula no solo movía dinero para organizaciones como Cartel de Jalisco Nueva Generación y Cartel del Golfo, sino también para otros grupos, personas físicas y empresas que requirieran ingresar divisas evadiendo el sistema financiero y fiscal. También traficaban animales exóticos de los que comerciaban colmillos de tigre y órganos diversos.

La pista para dar con los chinos se originó del seguimiento a un grupo independiente dedicado al tráfico de droga desde Sudamérica, presumiblemente asentado en Venezuela, y el cobro de la mercancía a compradores en Estados Unidos. Se presumía en aquel momento que el jefe del grupo se encontraba en la Unión Americana. La célula de chinos trabajaba para cualquier organización, no solo con las dedicadas al narcotráfico, sus clientes eran quienes necesitaran mover dólares americanos entre Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica usando el método “Hawala”. Un informe obtenido en el hackeo a la Defensa Nacional por el grupo Guacamaya, registró la historia detrás de esta detención. Un operador se coordinaba en chino con su superior vía telefónica, el dinero era entregado o recibido en tiendas o plazas comerciales en maletas de viaje, mochilas al hombro, bolsas y vehículos con compartimientos ocultos. Se identificaban con la confirmaciòn de series de billetes, les tomaban foto y las enviaban por mensaje antes de la entrega recepción. El dinero presumiblemente lo resguardaban en un departamento cercano al lugar donde se recibía o entregaba. La red tenía contactos por lo menos en 10 ciudades mexicanas, así como Atlanta, Los Ángeles, Chicago, Houston y Nueva York. También Hong Kong, Chile, Colombia, Ecuador y Guatemala.


@velediaz424

En plena campaña electoral del 2018 una célula delictiva de ciudadanos de la República Popular China, fue capturada en la ciudad de México sin que tuviera mayor resonancia fuera de un registro secundario en medios de comunicación. La investigación puso sobre la mesa la importancia estratégica del país para mafias chinas dedicadas al lavado de dinero cuya sofisticación se basa en la “Hawala”, un sistema de intercambio de divisas entre clanes de origen asiático adoptado desde hace tiempo por estos grupos.

En febrero de aquel año una célula de origen chino dedicada a recibir y entregar grandes cantidades de dinero fue ubicada en el área de Polanco, Tlalpan y la Zona Rosa. El 28 de marzo un juez autorizó la intervención de ocho líneas telefónicas vinculadas a estas personas, los datos generados durante dos meses a la par de la vigilancia y seguimiento de sus movimientos, permitió identificar los procedimientos, identidades, vehículos y domicilios de esta red. En mayo un juez autorizó el cateo de cinco domicilios, en dos de ellos incautaron 184 millones de pesos, entre dólares americanos y bolívares venezolanos, aseguraron cuatro vehículos y detuvieron a seis ciudadanos de origen chino que fueron enviados al reclusorio norte. En tres inmuebles más aseguraron 22 millones 207 mil pesos, armamento, ocho vehículos, y tres personas de origen mexicano quedaron detenidas entre ellas una mujer. Dólares estadounidenses, pesos mexicanos y bolívares venezolanos de ambos cateos sumaron poco más de 207 millones de pesos en efectivo.

Lo que no se supo entonces era que esta célula no solo movía dinero para organizaciones como Cartel de Jalisco Nueva Generación y Cartel del Golfo, sino también para otros grupos, personas físicas y empresas que requirieran ingresar divisas evadiendo el sistema financiero y fiscal. También traficaban animales exóticos de los que comerciaban colmillos de tigre y órganos diversos.

La pista para dar con los chinos se originó del seguimiento a un grupo independiente dedicado al tráfico de droga desde Sudamérica, presumiblemente asentado en Venezuela, y el cobro de la mercancía a compradores en Estados Unidos. Se presumía en aquel momento que el jefe del grupo se encontraba en la Unión Americana. La célula de chinos trabajaba para cualquier organización, no solo con las dedicadas al narcotráfico, sus clientes eran quienes necesitaran mover dólares americanos entre Estados Unidos, México, Centro y Sudamérica usando el método “Hawala”. Un informe obtenido en el hackeo a la Defensa Nacional por el grupo Guacamaya, registró la historia detrás de esta detención. Un operador se coordinaba en chino con su superior vía telefónica, el dinero era entregado o recibido en tiendas o plazas comerciales en maletas de viaje, mochilas al hombro, bolsas y vehículos con compartimientos ocultos. Se identificaban con la confirmaciòn de series de billetes, les tomaban foto y las enviaban por mensaje antes de la entrega recepción. El dinero presumiblemente lo resguardaban en un departamento cercano al lugar donde se recibía o entregaba. La red tenía contactos por lo menos en 10 ciudades mexicanas, así como Atlanta, Los Ángeles, Chicago, Houston y Nueva York. También Hong Kong, Chile, Colombia, Ecuador y Guatemala.


@velediaz424