/ sábado 16 de marzo de 2024

El civismo, antídoto a la violencia

La convivencia y paz social representan el anhelo superior de la sociedad y del estado mexicano, aspiración que resulta pertinente, congruente a un humanismo ético, principio al que por nuestra condición habrá de unificarnos y que habremos de anteponer por encima de cualquier otro interés particular.

Los seres humanos tenemos el privilegio de desarrollar facultades específicamente humanas, rasgos que no son innatos, sino que exigen de un proceso de formación para su cultivo. S. Freud, E. Fromm estudiosos del comportamiento, exponen en sus postulados teóricos la importancia por transformar la vida instintiva que nos acompaña desde nuestro nacimiento a su modificación en afectos y sentimientos que culminan en establecimiento de vínculos amorosos consigo mismos y nuestro entorno.

Si bien es cierto que ambos autores presentan diferencias conceptuales básicas, tales como la formación del carácter en función de la manifestación de la libido ligada más al desarrollo de vínculos objetales tempranos, postulado freudiano, por su parte Fromm, enfatiza la influencia de la estructura social en la formación de nuestro carácter individual.

En ambos modelos teóricos, destaco la importancia de la cultura y educación en la estructuración de una personalidad integrada y gobernada por el amor fraterno, principio superior que oriente nuestra existencia.

La estructura afectiva/volitiva representa el cimiento de nuestra personalidad, en ella se asienta el móvil de nuestras motivaciones, elecciones y conductas, en este sentido, la Educación de la niñez habría de tener como fin el cultivo de la vida afectiva y no sólo del intelecto como ha venido ocurriendo por siglos.

Sumerhill, en su modelo pedagógico planteaba la importancia por formar corazones, no sólo cabezas en la escuela.

En un mundo gobernado por intereses ajenos al humanismo ético, adquirió relevancia un modelo educativo en diversos países del mundo, que privilegia una orientación pragmática, utilitaria del hombre y sociedad, marginando con ello la formación del Ser, privilegiando la orientación de un carácter acumulativo, de explotación del hombre sobre el hombre mismo.

Como podemos apreciar, la elección del modelo educativo, su implementación e instrumentación por parte del gobierno en funciones, define un papel trascendente en la composición de hombre y sociedad que se pretende construir.

Si la sociedad convulsiona por una cultura de violencia y muerte que amenaza nuestra seguridad y supervivencia, resulta imprescindible voltear la mirada al modelo o modelos educativos seleccionados históricamente en nuestro país para su aplicación, toda vez que Educación y sociedad mantienen una íntima vinculación, resultaría ilusorio pensar que son ajenos uno del otro. Asumir una postura reflexiva en relación a la orientación que se le ha concedido a la Educación y sus fines ulteriores, es requisito indispensable para indagar y encontrar explicaciones del funcionamiento y anatomía social.

Es de llamar la atención que, en años recientes, administraciones educativas cancelaron en el currículo de Educación básica la formación cívica, argumentando su poca utilidad o rentabilidad. La misma suerte han tenido las ciencias sociales en general, otorgando en cambio mayor importancia a disciplinas instrumentales en un mundo que prioriza el mercado.

La disertación planteada, me permite puntualizar en la búsqueda de la construcción de la paz y convivencia social la importancia por recuperar lo que como sociedad y gobierno hemos olvidado:

· Privilegiar la Educación temprana, inicial en el sistema educativo nacional.

· Fortalecer las ciencias sociales, entre ellas el civismo en el curriculum formal.

· Reorientar la formación inicial y continua del magisterio, garante de la unidad, identidad y progreso de nuestra sociedad.

· Promover una cultura de la equidad y justicia social.


La violencia genera violencia, desesperación y angustia, su promoción habrá de ser contenida y superada por hombres y mujeres libres, con un carácter biofílico, que tiene esperanza en un mundo más humano.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez

La convivencia y paz social representan el anhelo superior de la sociedad y del estado mexicano, aspiración que resulta pertinente, congruente a un humanismo ético, principio al que por nuestra condición habrá de unificarnos y que habremos de anteponer por encima de cualquier otro interés particular.

Los seres humanos tenemos el privilegio de desarrollar facultades específicamente humanas, rasgos que no son innatos, sino que exigen de un proceso de formación para su cultivo. S. Freud, E. Fromm estudiosos del comportamiento, exponen en sus postulados teóricos la importancia por transformar la vida instintiva que nos acompaña desde nuestro nacimiento a su modificación en afectos y sentimientos que culminan en establecimiento de vínculos amorosos consigo mismos y nuestro entorno.

Si bien es cierto que ambos autores presentan diferencias conceptuales básicas, tales como la formación del carácter en función de la manifestación de la libido ligada más al desarrollo de vínculos objetales tempranos, postulado freudiano, por su parte Fromm, enfatiza la influencia de la estructura social en la formación de nuestro carácter individual.

En ambos modelos teóricos, destaco la importancia de la cultura y educación en la estructuración de una personalidad integrada y gobernada por el amor fraterno, principio superior que oriente nuestra existencia.

La estructura afectiva/volitiva representa el cimiento de nuestra personalidad, en ella se asienta el móvil de nuestras motivaciones, elecciones y conductas, en este sentido, la Educación de la niñez habría de tener como fin el cultivo de la vida afectiva y no sólo del intelecto como ha venido ocurriendo por siglos.

Sumerhill, en su modelo pedagógico planteaba la importancia por formar corazones, no sólo cabezas en la escuela.

En un mundo gobernado por intereses ajenos al humanismo ético, adquirió relevancia un modelo educativo en diversos países del mundo, que privilegia una orientación pragmática, utilitaria del hombre y sociedad, marginando con ello la formación del Ser, privilegiando la orientación de un carácter acumulativo, de explotación del hombre sobre el hombre mismo.

Como podemos apreciar, la elección del modelo educativo, su implementación e instrumentación por parte del gobierno en funciones, define un papel trascendente en la composición de hombre y sociedad que se pretende construir.

Si la sociedad convulsiona por una cultura de violencia y muerte que amenaza nuestra seguridad y supervivencia, resulta imprescindible voltear la mirada al modelo o modelos educativos seleccionados históricamente en nuestro país para su aplicación, toda vez que Educación y sociedad mantienen una íntima vinculación, resultaría ilusorio pensar que son ajenos uno del otro. Asumir una postura reflexiva en relación a la orientación que se le ha concedido a la Educación y sus fines ulteriores, es requisito indispensable para indagar y encontrar explicaciones del funcionamiento y anatomía social.

Es de llamar la atención que, en años recientes, administraciones educativas cancelaron en el currículo de Educación básica la formación cívica, argumentando su poca utilidad o rentabilidad. La misma suerte han tenido las ciencias sociales en general, otorgando en cambio mayor importancia a disciplinas instrumentales en un mundo que prioriza el mercado.

La disertación planteada, me permite puntualizar en la búsqueda de la construcción de la paz y convivencia social la importancia por recuperar lo que como sociedad y gobierno hemos olvidado:

· Privilegiar la Educación temprana, inicial en el sistema educativo nacional.

· Fortalecer las ciencias sociales, entre ellas el civismo en el curriculum formal.

· Reorientar la formación inicial y continua del magisterio, garante de la unidad, identidad y progreso de nuestra sociedad.

· Promover una cultura de la equidad y justicia social.


La violencia genera violencia, desesperación y angustia, su promoción habrá de ser contenida y superada por hombres y mujeres libres, con un carácter biofílico, que tiene esperanza en un mundo más humano.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez