/ domingo 3 de diciembre de 2023

Abandono infantil

La violencia, la intolerancia, la depresión, el suicidio, la ansiedad, la conducta adictiva, entre otras patologías relacionadas con factores mentales se han incrementado en la población infantil y juvenil.

El estudio de la personalidad y en particular del psiquismo infantil dan luz del contexto familiar y social que participa en su estructuración y manifestación. La historicidad de nuestra existencia, así como los fenómenos socioculturales de cada época inciden de manera importante en la confirmación de nuestro carácter individual y social, fundamento de la teoría de E. Fromm.

El educador, el médico, en general los estudiosos de las ciencias sociales se preguntan por los factores que expliquen las causas de la violencia, la intolerancia, la depresión, el suicidio, la ansiedad, la conducta adictiva, entre otras patologías que se han incrementado en la población infantil y juvenil y que se han convertido en problemas de salud pública.

La investigación científica presenta hallazgos que merecen particular mención y estudio, precisando en primer término que la conducta humana no se puede indagar desde un modelo de pensamiento lineal, causa/efecto, estímulo/respuesta, sin atender la exploración del sistema en que la conducta tiene lugar.

En un primer acercamiento indagatorio de la conducta infantil y juvenil, destaco dos variables entre otras que indudablemente participan, lo cual permita identificar su influencia no sólo en la integración de la conducta, sino en la composición la estructura afectiva de la personalidad.

Las variables para considerar son:

  • El abandono infantil.
  • El uso de la tecnología.

La cuestión es ¿cómo influyen dichas variables en la conducta infantil y juvenil?

El tema de estudio es muy amplio, por lo cual el propósito de la presente disertación es sólo identificar, reconocer su influencia y a su vez plantear algunas líneas que orienten la crianza y educación infantil.

Desde un enfoque psicosocial es oportuno reconocer que la familia extensa en nuestro país se ha venido extinguiendo, la participación de los abuelos, tíos en el cuidado y educación temprana ha venido a menos, dando lugar a lo que hoy se denomina familia nuclear, integrada en el mejor de los casos por padres e hijos.

De manera recurrente se hace mención de la pobreza alimentaria la cual padecen millones de niños, lo cual lastima nuestra dignidad humana, a ello se agrega la pobreza afectiva que de igual manera padecen millones de niños, factor que la literatura clínica identifica como un elemento que perturba la salud mental de la infancia y adolescencia.

Resultado de los avances tecnológicos, aparece la telefonía celular, cuyo abuso, incide en dificultades en el proceso de socialización. En la cultura de la felicidad, podemos observar la tendencia por publicar en las denominadas redes sociales, imágenes y lenguaje corporal que proyectan un aparente estado de bienestar, de júbilo, sin que ello guarde relación o congruencia con nuestras capacidades relacionales para convivir en armonía con los otros y nuestro mundo, proyectando así un estado de vínculos afectivos fundados en la apariencia y simulación.

Hoy a pesar de la mayor proximidad interactiva, gracias al uso de los dispositivos tecnológicos, el ser humano es más solitario, sembrando así condiciones que se cultiven alteraciones psiquiátricas y psicológicas.

Los gobiernos en sus diferentes niveles han pronunciado sendos discursos en favor de procurar la paz y convivencia social, propósitos nobles, loables que sólo serán posibles si se hace un alto en el camino para reorientar la Educación que recupere el humanismo ético ampliamente expuesto por teóricos, omitidos, sepultados por corrientes pedagógicas pragmáticas, utilitarias que han privilegiado la formación de un hombre cosificado, despersonalizado en una cultura de las apariencias y la simulación.

El sistema Educativo nacional por su parte plantea la inclusión curricular de contenidos que atiendan el desarrollo psicoafectivo del educando, lo cual exige de manera puntual, incidir en la formación inicial y continua de los educadores, concebidos no sólo como enseñantes, sino como promotores de salud mental.

Impactar la salud mental en la infancia, es, sin duda, la tarea pendiente que entre todos debemos atender.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

La violencia, la intolerancia, la depresión, el suicidio, la ansiedad, la conducta adictiva, entre otras patologías relacionadas con factores mentales se han incrementado en la población infantil y juvenil.

El estudio de la personalidad y en particular del psiquismo infantil dan luz del contexto familiar y social que participa en su estructuración y manifestación. La historicidad de nuestra existencia, así como los fenómenos socioculturales de cada época inciden de manera importante en la confirmación de nuestro carácter individual y social, fundamento de la teoría de E. Fromm.

El educador, el médico, en general los estudiosos de las ciencias sociales se preguntan por los factores que expliquen las causas de la violencia, la intolerancia, la depresión, el suicidio, la ansiedad, la conducta adictiva, entre otras patologías que se han incrementado en la población infantil y juvenil y que se han convertido en problemas de salud pública.

La investigación científica presenta hallazgos que merecen particular mención y estudio, precisando en primer término que la conducta humana no se puede indagar desde un modelo de pensamiento lineal, causa/efecto, estímulo/respuesta, sin atender la exploración del sistema en que la conducta tiene lugar.

En un primer acercamiento indagatorio de la conducta infantil y juvenil, destaco dos variables entre otras que indudablemente participan, lo cual permita identificar su influencia no sólo en la integración de la conducta, sino en la composición la estructura afectiva de la personalidad.

Las variables para considerar son:

  • El abandono infantil.
  • El uso de la tecnología.

La cuestión es ¿cómo influyen dichas variables en la conducta infantil y juvenil?

El tema de estudio es muy amplio, por lo cual el propósito de la presente disertación es sólo identificar, reconocer su influencia y a su vez plantear algunas líneas que orienten la crianza y educación infantil.

Desde un enfoque psicosocial es oportuno reconocer que la familia extensa en nuestro país se ha venido extinguiendo, la participación de los abuelos, tíos en el cuidado y educación temprana ha venido a menos, dando lugar a lo que hoy se denomina familia nuclear, integrada en el mejor de los casos por padres e hijos.

De manera recurrente se hace mención de la pobreza alimentaria la cual padecen millones de niños, lo cual lastima nuestra dignidad humana, a ello se agrega la pobreza afectiva que de igual manera padecen millones de niños, factor que la literatura clínica identifica como un elemento que perturba la salud mental de la infancia y adolescencia.

Resultado de los avances tecnológicos, aparece la telefonía celular, cuyo abuso, incide en dificultades en el proceso de socialización. En la cultura de la felicidad, podemos observar la tendencia por publicar en las denominadas redes sociales, imágenes y lenguaje corporal que proyectan un aparente estado de bienestar, de júbilo, sin que ello guarde relación o congruencia con nuestras capacidades relacionales para convivir en armonía con los otros y nuestro mundo, proyectando así un estado de vínculos afectivos fundados en la apariencia y simulación.

Hoy a pesar de la mayor proximidad interactiva, gracias al uso de los dispositivos tecnológicos, el ser humano es más solitario, sembrando así condiciones que se cultiven alteraciones psiquiátricas y psicológicas.

Los gobiernos en sus diferentes niveles han pronunciado sendos discursos en favor de procurar la paz y convivencia social, propósitos nobles, loables que sólo serán posibles si se hace un alto en el camino para reorientar la Educación que recupere el humanismo ético ampliamente expuesto por teóricos, omitidos, sepultados por corrientes pedagógicas pragmáticas, utilitarias que han privilegiado la formación de un hombre cosificado, despersonalizado en una cultura de las apariencias y la simulación.

El sistema Educativo nacional por su parte plantea la inclusión curricular de contenidos que atiendan el desarrollo psicoafectivo del educando, lo cual exige de manera puntual, incidir en la formación inicial y continua de los educadores, concebidos no sólo como enseñantes, sino como promotores de salud mental.

Impactar la salud mental en la infancia, es, sin duda, la tarea pendiente que entre todos debemos atender.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com