/ domingo 6 de agosto de 2023

Centro de Bienestar Femenil es hogar de 11 mujeres

Se construyó en 1961 una enorme vecindad que se construyó sobre el antiguo hospital juanino

León, Gto.- Ma. Cecilia Vargas Martínez y Margarita María Guadalupe Ruvalcaba Fuentes, son dos de un total de 11 mujeres que aún viven en el Centro de Bienestar Femenil.

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Cada una tiene una historia de cómo llegaron a los “Aposentos”, como también son conocidos, Cecilia, tiene más de 30 años que llegó a pedir un cuarto y Margarita fue la última que alcanzó este beneficio.

“Somos muy felices aquí en nuestro hogar, nada nos falta, solo estamos nosotras y los gatos y todos los trabajadores nos tratan muy bien y nos hacen sentir vivas con el amor y respeto con el que nos hablan e invitan a los talleres y cursos”, dijo Margarita.

También puedes leer: Festival del Adulto Mayor: “Ahorita, tengo más ganas de vivir que antes”, dice Tomás de 94 años de edad

Ma. Cecilia Vargas Martínez, es de San Luis de la Paz, llegó a la ciudad porque tenía una hermana viviendo en este municipio pero no pudo quedarse en la casa con ella por lo que tuvo que salir a rentar, fue que le comentaron de los “Aposentos” y pidió un cuarto.

“Llevo más de 30 años viviendo aquí, esto es todo lo que tengo, todos aquí somos familia”, dijo Ceci quien se dedica a remendar ropa para tener un dinero extra.

Comentó que al llegar solo le pidieron una Constancia de Antecedentes Penales entre otros requisitos y pocos muebles por el espacio.

En cambio, Margarita María Guadalupe Ruvalcaba Fuentes platicó que ella llegó a lo que ahora son las instalaciones del DIF debido a que cuidaba a su madre y cuando falleció se quedó sola y por recomendación llegó al Centro de Bienestar Femenil.


“Llegué como todas, sin cama y sin nada, ya había quien me regalaba una silla, una mesa, algo para tener”, indicó.

Las dos mujeres están agradecidas con este programa que las apoyó cuando más necesitadas estaban que orgullosamente dice “vivo en el Centro de Bienestar Femenil, ese es mi hogar”.

Andrea López Gutiérrez, directora de Atención a Grupos Vulnerables, informó que las residentes que viven hoy en día no son parte de un programa activo en el DIF, pero las 11 personas que habitan desde hace más de 20 años se les sigue respetando su estancia.

Andrea López Gutiérrez, directora de Atención a Grupos Vulnerables.


“Las señoras que estaban viviendo aquí cuando viene DIF se les respetó su espacio y se quedaron, pero no es un programa activo, no tenemos residencias abiertas para si hubiera una persona en situación vulnerable que lo necesitara no lo traemos a vivir aquí, cuando identificamos a un adulto mayor que necesita alojamiento nosotros trabajamos en conjunto con organizaciones de Sociedad Civil para poderlos alojar, sin embargo, las señoras que viven aquí tienen de 20 a 50 años viviendo”, comentó.

López Gutiérrez, dijo que hasta el momento no tienen establecido que pasaría con las habitaciones de las residentes que se vayan desocupando, pero dio a conocer que se están habilitando espacios para jóvenes que estuvieron en situación de institucionalización y por alguna razón no se fueron en adopción o regresaron con sus familias.

“Son jóvenes que cumplen la mayoría de edad y salieron de los Centros de Asistencia Social, aquí estamos preparando unos espacios para que puedan vivir aquí, pero ya no es un programa para adultos mayores”, finalizó.

Andrea, hizo énfasis que no son las habitaciones de las residentes, pues por el momento cuentan con seis, pero al final de la administración serán 10 espacios -seis para este año y cuatro habitaciones para el 2024-.

Historia de los “Aposentos”

El Centro de Bienestar Femenil se construyó en 1961 sobre los aposentos, en el libro de Carlos Arturo Navarro Valtierra, “Del hospital al Barrio. 400 años de San Juan de Dios”, lo describe como una enorme vecindad que se construyó sobre el antiguo hospital juanino.

Fue un viernes, 21 de febrero de 1958, el gobernador del estado, Jesús Rodríguez Gaona, con el secretario de Salubridad y Asistencia, Ignacio Morones Prieto, así como el alcalde Irineo Durán Pérez, reconocieron la “casa de refugios para mujeres desamparadas”.

Sin embargo, el 17 de mayo del mismo año, se inauguró la institución pues ya estaban listas las cien habitaciones como albergues a mujeres que estaban solas, el mobiliario fue donado por la Lotería Nacional.

Desde su edificación, El Sol de León publicó que los cuartos estaban dotados con 100 estufas de gas, con fregaderos modernísimos y pequeñas cómodas para que guarden sus alimentos.

“El comedor cuenta con elegantes mesas dignas del mejor restaurante, con loza irrompible y cuchillería en general. En otro departamento se ha instalado el Salón Singer, integrado por doce máquinas de taller que podrían ser utilizadas para calzado por montadoras”, se lee en las antiguas páginas de este periódico.

Por otro lado, se mencionaba la instalación de Guardería Infantil en el que los niños contarían con comedor, sala de recreo, dormitorios y un consultorio médico. A las mujeres desprotegidas se cobrarían rentas de 30 pesos al mes.

Actualmente, el pasillo de las habitaciones está adornado con macetas con flores que las mujeres colocaron, tienen jaulas con canarios y un par de gatitos que no tenían hogar y les hicieron compañía.

León, Gto.- Ma. Cecilia Vargas Martínez y Margarita María Guadalupe Ruvalcaba Fuentes, son dos de un total de 11 mujeres que aún viven en el Centro de Bienestar Femenil.

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Cada una tiene una historia de cómo llegaron a los “Aposentos”, como también son conocidos, Cecilia, tiene más de 30 años que llegó a pedir un cuarto y Margarita fue la última que alcanzó este beneficio.

“Somos muy felices aquí en nuestro hogar, nada nos falta, solo estamos nosotras y los gatos y todos los trabajadores nos tratan muy bien y nos hacen sentir vivas con el amor y respeto con el que nos hablan e invitan a los talleres y cursos”, dijo Margarita.

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Ma. Cecilia Vargas Martínez, es de San Luis de la Paz, llegó a la ciudad porque tenía una hermana viviendo en este municipio pero no pudo quedarse en la casa con ella por lo que tuvo que salir a rentar, fue que le comentaron de los “Aposentos” y pidió un cuarto.

“Llevo más de 30 años viviendo aquí, esto es todo lo que tengo, todos aquí somos familia”, dijo Ceci quien se dedica a remendar ropa para tener un dinero extra.

Comentó que al llegar solo le pidieron una Constancia de Antecedentes Penales entre otros requisitos y pocos muebles por el espacio.

En cambio, Margarita María Guadalupe Ruvalcaba Fuentes platicó que ella llegó a lo que ahora son las instalaciones del DIF debido a que cuidaba a su madre y cuando falleció se quedó sola y por recomendación llegó al Centro de Bienestar Femenil.


“Llegué como todas, sin cama y sin nada, ya había quien me regalaba una silla, una mesa, algo para tener”, indicó.

Las dos mujeres están agradecidas con este programa que las apoyó cuando más necesitadas estaban que orgullosamente dice “vivo en el Centro de Bienestar Femenil, ese es mi hogar”.

Andrea López Gutiérrez, directora de Atención a Grupos Vulnerables, informó que las residentes que viven hoy en día no son parte de un programa activo en el DIF, pero las 11 personas que habitan desde hace más de 20 años se les sigue respetando su estancia.

Andrea López Gutiérrez, directora de Atención a Grupos Vulnerables.


“Las señoras que estaban viviendo aquí cuando viene DIF se les respetó su espacio y se quedaron, pero no es un programa activo, no tenemos residencias abiertas para si hubiera una persona en situación vulnerable que lo necesitara no lo traemos a vivir aquí, cuando identificamos a un adulto mayor que necesita alojamiento nosotros trabajamos en conjunto con organizaciones de Sociedad Civil para poderlos alojar, sin embargo, las señoras que viven aquí tienen de 20 a 50 años viviendo”, comentó.

López Gutiérrez, dijo que hasta el momento no tienen establecido que pasaría con las habitaciones de las residentes que se vayan desocupando, pero dio a conocer que se están habilitando espacios para jóvenes que estuvieron en situación de institucionalización y por alguna razón no se fueron en adopción o regresaron con sus familias.

“Son jóvenes que cumplen la mayoría de edad y salieron de los Centros de Asistencia Social, aquí estamos preparando unos espacios para que puedan vivir aquí, pero ya no es un programa para adultos mayores”, finalizó.

Andrea, hizo énfasis que no son las habitaciones de las residentes, pues por el momento cuentan con seis, pero al final de la administración serán 10 espacios -seis para este año y cuatro habitaciones para el 2024-.

Historia de los “Aposentos”

El Centro de Bienestar Femenil se construyó en 1961 sobre los aposentos, en el libro de Carlos Arturo Navarro Valtierra, “Del hospital al Barrio. 400 años de San Juan de Dios”, lo describe como una enorme vecindad que se construyó sobre el antiguo hospital juanino.

Fue un viernes, 21 de febrero de 1958, el gobernador del estado, Jesús Rodríguez Gaona, con el secretario de Salubridad y Asistencia, Ignacio Morones Prieto, así como el alcalde Irineo Durán Pérez, reconocieron la “casa de refugios para mujeres desamparadas”.

Sin embargo, el 17 de mayo del mismo año, se inauguró la institución pues ya estaban listas las cien habitaciones como albergues a mujeres que estaban solas, el mobiliario fue donado por la Lotería Nacional.

Desde su edificación, El Sol de León publicó que los cuartos estaban dotados con 100 estufas de gas, con fregaderos modernísimos y pequeñas cómodas para que guarden sus alimentos.

“El comedor cuenta con elegantes mesas dignas del mejor restaurante, con loza irrompible y cuchillería en general. En otro departamento se ha instalado el Salón Singer, integrado por doce máquinas de taller que podrían ser utilizadas para calzado por montadoras”, se lee en las antiguas páginas de este periódico.

Por otro lado, se mencionaba la instalación de Guardería Infantil en el que los niños contarían con comedor, sala de recreo, dormitorios y un consultorio médico. A las mujeres desprotegidas se cobrarían rentas de 30 pesos al mes.

Actualmente, el pasillo de las habitaciones está adornado con macetas con flores que las mujeres colocaron, tienen jaulas con canarios y un par de gatitos que no tenían hogar y les hicieron compañía.

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