En la ciudad de León, la movilidad urbana está experimentando un cambio significativo. Rafael Pérez Fernández, Director General del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) de León, enfatiza la importancia de este cambio: "Necesitamos ver más allá de los próximos 10 años para mejorar nuestro sistema de transporte y ciclovías, llevándolos a otro nivel".
Esta declaración resalta la necesidad de un enfoque a largo plazo para la movilidad urbana, especialmente en una ciudad donde el automóvil ha sido tradicionalmente un símbolo de estatus.
El INEGI reporta que el 30.7% de la población de León utiliza la bicicleta como medio de transporte, reflejando un creciente interés en alternativas más sostenibles. Este porcentaje es notablemente alto, considerando que la infraestructura urbana de León ha estado históricamente centrada en el automóvil.
La ciudad cuenta con una red de 188 kilómetros de ciclovías, pero enfrenta el reto de integrarlas eficientemente en un entorno urbano dominado por vehículos motorizados.
La cultura vial en León ha estado, hasta hace poco, profundamente arraigada en la posesión de automóviles. Como menciona el Director de IMPLAN Rafael Pérez, "Tener un coche, y más aún una camioneta, se ha visto como un signo de existencia y estatus".
Este enfoque ha contribuido no solo a la congestión del tráfico, sino también a problemas ambientales significativos. Según datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el uso excesivo de automóviles en las ciudades mexicanas contribuye notablemente a la emisión de gases de efecto invernadero y a la contaminación del aire.
En respuesta a estos desafíos, el IMPLAN León está tomando medidas para reorientar su cultura de movilidad. Se están implementando iniciativas para educar a la población sobre los beneficios de la movilidad sostenible y para promover alternativas de transporte más ecológicas.
Estas medidas incluyen la expansión de la infraestructura de ciclovías y la promoción del uso de bicicletas como una alternativa viable al automóvil.
“A nivel internacional, ciudades como Copenhague y Tokio sirven como ejemplos de cómo una cultura de movilidad más sostenible puede ser adoptada con éxito.
En Copenhague, por ejemplo, la bicicleta es un medio de transporte comúnmente aceptado y valorado, un contraste notable con la percepción del automóvil aquí en nuestra ciudad”. Concluyó Pérez Fernández.
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