A través de un recorrido por su memoria Alejandro Zamora, compartió sus vivencias en las cantinas de antaño, sus anécdotas, cómo los clientes llegaban para aliviar sus malestares físicos y espirituales. Era la Época de Oro de esos lugares, entre los años 40 y 60, dónde se servía la botana más sabrosa de la ciudad, donde sólo quedan 50 establecimientos.
Recordó que Agustín Gaytán, quien trabajaba como mesero en el Hotel México, donde ahora está la Casa de la Cultura, y atendió al cantante y compositor José Alfredo Jiménez, quien escribía las letras de sus canciones en servilletas, “lo que le gustaba lo alzaba en la bolsa del saco y lo que no le gustaba lo tiraba”.
Su abuelo Samuel Zamora y su padre José Luis Zamora “Kaliman” así como su hermano Héctor Zamora, dedicaron su vida a las cantinas.
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Durante el programa “Rosy Cuevas Presenta”, Alejandro Zamora desarrolló el tema “Recorrido histórico por las cantinas emblemáticas de León, Guanajuato”, a través de Facebook live y Mas +On Tv Oficial.
Zamora Carranza, quien tiene una memoria y una simpatía especial, recordó que antes todos los permisos eran de cantina hasta los años 60 cuando surgió el problema con “Las Poquianchis”, incluyendo algunos centros nocturnos esto cambió. No era sencillo que abrieran tantos como en la calle Madero, a pesar de todo en esa época había cerca de 150 cantinas.
El placer de formar parte del gremio
Explicó que sobre la avenida Miguel Alemán había una cantina llamada “El Olimpia” y por la misma zona el “El Chapala pala”. Rumbo al Monte de Piedad estaban “El Berlín”, “La Tejanita” y donde es el Hotel Casas, “El Casas”, también “El Perulito”, casi frente al Centro de Salud de Miguel Alemán, “El Intermezzo” de Salvador Nava (f).
En el Coecillo se encontraban “El Manantial”, “El As de Oros”, “El Zorro Azul”; mientras que sobre el bulevar Hidalgo y Malecón había una que se llamaba “El Malecón”, y otra que tenía el mismo nombre estaba por Puente de Santiago.
El Barrio estaban “El Fori Club”, “El Bum Bum”, “El Viena” , “El Maguey” y “La Bulla”, mientras que en la Calzada destacaron “El Chicote” y “El Nivel”.
Frente al Monumento a la Madre estaba “Las Palmas”, y para La Garita “El sputnik” y “Mi Ranchito”; en la zona Centro se encontraba “El Tampico”, muy famosa por las rifas de pollos que hacían y la botana.
En la calle 10 de mayo casi esquina con Río Bravo estaba “El Portalito”, mientras que . “El Panteón Taurino” estaba en la calle Emiliano Zapata, y debajo del Santuario de Guadalupe estaba “El Cairo”. Sobre la calle 20 de enero antes de llegar a la Zona Peatonal estaba “El Lobby Bar”.
Había personajes y gran movimiento
El también cantante recordó a los viejos cantineros como “El Siriley”, una persona que se distinguía por vestir muy bien y querían mucho su oficio, “siempre andaba muy entacuchados, de camisa blanca y moño negro; era muy importante para ellos pertenecer al gremio”.
Comentó que don Olegario N., a quien le decían “Olé, olé”,siempre andaba bien vestido y se le veía caminar sobre todo por zona Centro.
Dijo que entre los cantineros de antaño estaban don Eduardo Ibarra, Margarito Granados, José de Jesús Guerra (hijo de don Filiberto Guerra), don Pedro Quiroga (papá de Rogelio, Domingo y Carlos Quiroga).
Conoció a otros sólo por sobrenombre como “El Palillo”. Algunos de los mejores cantineros eran Federico Zavala, que inclusive se fue a Estados Unidos donde hizo bares y le fue bastante bien, sobre todo por la botana, Lorenzo Flores “El Bigotón”, Tomás Vargas Sabín, don Benjamín Rivas que hizo “El Gato Negro”, una cantina muy grande.
También estaban León López, (papá de Lalo López el locutor), quien tenía una cantina llamada “El Condesa” por la avenida Miguel Alemán, don Gustavo Guerrero, don Filiberto Guerra (quien hizo “El Panteón Taurino”), Agustín Gaytán, Manuel Castro “El Internacional” (f), Rogelio Quiroga, Juan Martínez (que tuvo “Las Palmas”, junto con Lupe Vega y Luis Mena) y después sobresalieron Lucio López (“El Nuevo Rey”).
Alejandro era muy chico cuando en la calle Nicaragua había una cantina que se llamó “El Cruz Blanca” y por mucho tiempo duró la finca abandonada.
Comentó que en la cantina “Los Toros”, de su abuelo estaba en la Tercera Orden #36, y la Feria de hacía donde estaba el Jardín de Los Leones, donde antes era la tienda “Woolworth” se hacía el Teatro del Pueblo.
Durante el programa Alejandro Zamora, interpretó con gran destreza el corrido “León de los Aldama” y el tema “Se me hizo fácil”.
Preparaban las botanas más sabrosas
Recalcó que las cantinas eran famosas por sus botanas que las hacían buenos platillos, Domingo Quiroga fue muy famoso por las agujas que doraba como cecina.
También ofrecían chanfaina, asadura de puerco que se metía en los casos de las carnitas y se servía en pedacitos y a la vinagreta con pulque con verdura como zanahoria, papa y cebolla.
Aseguró que quienes inventaron la sangrita fueron los cantineros, porque recuerda de forma clara cómo la preparaban; también sabían de bebidas que pueden controlar una diarrea, una subida o bajada de presión.
Lograban su propio aguardiente, ron y brandy
“Todas las cantinas tenían su bodeguita atrás para preparar su propio aguardiente, ellos compraban las esencias para hacer el ron o el brandy que vendían y compraban en los marbetes en Rentas, para que fueran botellas reales, pagaban el impuesto”, explicó.
Comentó que una vez don Filiberto le dijo al mesero Jesús Martínez “La Changa” que le había dejado todo para hiciera el aguardiente, cuando regresó lo encontró tomado y al probar lo que había preparado, salió detrás de él para que le dijera cómo le había hecho porque había hecho whisky.
Grandes anécdotas
Alejandro Zamora Carranza tiene Arcadia, donde ha tenido artistas románticos como Chamín Correa, “Los Dandys”, “La Rondalla de Saltillo”, por lo que sus eventos no necesitan publicidad.
Explicó que antes en lo que ahora es el Descargue Estrella estaba la llamada Plaza de Toros México, cuando llegaban Juan Silveti, Rodolfo Gaona, Antonio Velázquez se iban caminando del Hotel México llegaban a la cantina de su abuelo “Los Toros”, donde se tomaban una copa de vino tinto y se iban a la plaza.
Reconoció que el sector se ha visto afectado porque las cantinas quedaron fuera de los lugares adecuados, porque “los nuevos negocios llegan a las nuevas plazas comerciales, a las grandes avenidas y las viejas cantinas y bares quedaron clavadas en colonias que se han tornado peligrosas”.
Antes las bebidas eran para gente adulta, pues eran bastante fuertes y ahora son para jóvenes, son más ligeras, antes la gente disfrutaba de un lugar tranquilo.
A pesar de todo, concluyó, el principal reto para todo tipo de negocios es la pandemia, que ha sido un proceso, porque aunque dedicó toda su vida al oficio, nunca le costó tanto trabajo adaptarse, sobre todo físicamente.