León, Guanajuato; 17 de febrero del 2020.- Liderado por el atacante mexicano Carlos Vela, el conjunto de Los Ángeles FC llegó a la ciudad de León para su compromiso por la Liga de Campeones de la CONCACAF.
Del “Bombardero” quintanarroense se pudo ver poco y nada, primero porque el conjunto angelino decidió meter el autobús hasta la pista del Aeropuerto Internacional del Bajío, a donde llegó aproximadamente a las 5 de la tarde, para luego trasladarse de pisa y corre a su hotel de concentración para dejar maletas y colocarse la indumentaria de entrenamiento.
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A Vela se le notó sereno, con la sonrisa que le caracteriza y platicando muy de cerca con los otros elementos latinos que tiene el LAFC, uno de ellos el colombiano Eddie Segura, quien por cierto se presentó de sorpresa en la conferencia de prensa previa, donde los medios de comunicación tenían la expectativa de que el campeón mundial Sub-17 en 2015 ofreciera sus impresiones.
Cabe destacar que esta será la primera ocasión que Carlos Vela dispute un compromiso de clubes en su país, luego de una carrera de 15 años en el extranjero, con un paso por el futbol español e inglés, donde llegó a vestir la playera del Arsenal.
Una vez concluida la comparecencia ante la prensa de Bob Bradley y Segura, el plantel de aurinegro saltó a la cancha del Estadio Nou Camp, para realizar una práctica ligera, poco más de una hora de trabajo regenerativo para sacar las horas de vuelo y familiarizarse con la grama del inmueble dos veces mundialista.
Vela tomó una casaca, se acomodó el cabello largo que viene manejando ahora y trotó junto al resto de sus compañeros. En ningún momento decidió voltear hacia los representantes de los medios, aun cuando estos desde la tribuna le solicitaban como mínimo una sonrisa a las lentes.
Un grupo pequeño de aficionados se dio cita a las afueras de la “guarida” para intentar observar a “Cracklitos” desde lo lejos, desafortunadamente corrieron con la misma suerte de aquellas personas que acudieron a la terminal aérea y al hotel de concentración, ver o sentir a Vela de cerca acabó siendo simple y sencillamente una misión imposible.