Resultaba atractiva la figura de las acciones afirmativas, que tenían como objetivo que las personas de sectores vulnerables o con poca representación, como personas con discapacidad, pueblos indígenas, personas LGBTIQ+ o migrantes pudieran tener participación y representación en los puestos de decisión. Sin embargo, fue humo el que vendieron los partidos políticos, pues usaron la figura de las acciones afirmativas para poner a los mismos de siempre.
Resulta bochornoso y hasta ofensivo, por ejemplo, que Bárbara Botello Santibáñez, quien fuera ex alcaldesa de León bajo las siglas del PRI, adujera que se registraba como candidata a una diputación local, con el cobijo de las acciones afirmativas, al decir que lo hacía como integrante de la comunidad indígena. En su exposición, aseguró que el mestizaje que hay en el país le dan “sangre” indígena y por ello podía registrarse de esa manera. Vaya tomada de pelo la que intentó la ahora morenista. Al final, el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato le negó el registro y por tercera ocasión, Bárbara Botello se quedó sin candidatura.
Desprecio por los debates
El proceso electoral de 2024 no sólo ha sido marcado por la violencia, la guerra sucia, sino también por un desprecio de los actores políticos por el contraste de ideas. En municipios, como Pueblo Nuevo, sólo la candidata de Movimiento Ciudadano firmó su participación para el debate, los demás desdeñaron la posibilidad de estar de frente al electorado para exponer sus ideas.
En Irapuato también hubo un desprecio al foro Exprésate 462, pues sólo tres de las cinco personas que participan para llegar a la presidencia municipal acudieron a ese encuentro con jóvenes universitarios. Lo cierto es que han sido unas campañas desangeladas, tal vez las de menos contenido en los últimos años.
Casi un mes después, Morena por fin tiene candidato
Después de 27 días de iniciadas las campañas, Morena por fin tiene abanderado en Celaya. El Tribunal Electoral del Estado de Guanajuato señaló que el recurso interpuesto por los abogados morenistas, en donde fundamentaron que no se vulneraba el principio de paridad, por lo cual Juan Miguel Ramírez Sánchez es el candidato a la presidencia municipal de Celaya.
Con ello, el mismo sábado fue ingresada la solicitud de seguridad para el candidato Juan Miguel Ramírez, de quien se espera que la próxima semana, tentativamente el miércoles, esté arrancando formalmente su campaña, en el marco del Día del Trabajo.
Además, el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato alista la fecha para la realización del debate de candidatos en Celaya, luego de que el candidato panista, Javier Mendoza Márquez, pidiera la suspensión de éste, hasta en tanto Morena no tuviera candidato, para estar en igualdad de circunstancias. Así, en un mes Morena buscará revertir las encuestas, en donde marcan una ventaja para Mendoza, quien busca la reelección en ese complicado municipio.
Liman asperezas en Irapuato
Hasta hace unos días, el Partido Acción Nacional estaba fragmentado en Irapuato. En cuanto a las candidaturas, cada quien hacía campaña por su lado, pero vieron que esta estrategia no les estaba abonando. Por ello, acordaron que era momento de cerrar filas, dejar las fobias de lado y lanzar el mensaje de unidad.
Y es que en los propios mítines, había candidatas que mostraban su animadversión abiertamente contra el gobierno municipal, por ejemplo, lo cual no era un buen mensaje. Por ello, todos fueron reunidos y en el mes que les queda, deberán tener eventos en conjunto, situación que dejó incómodo a más de una candidata, pero hubo que anteponer la institucionalidad sobre el interés personal, así fuera a regañadientes.
Seguridad, la deuda pendiente
Guanajuato tuvo otra semana complicada: los asesinatos de policías y ahora el asesinato de dos paramédicos en Celaya vuelve a prender los focos rojos en el estado.
La situación de inseguridad en Guanajuato ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años, convirtiéndose en un desafío urgente que demanda la atención y acción inmediata de las autoridades y la sociedad en su conjunto. Los índices de homicidios, extorsiones, secuestros y robos han aumentado de manera preocupante, sembrando el miedo y la desconfianza entre la población.
¿Cuáles son las causas de esta escalada de violencia? La respuesta no es sencilla, pues se entrelazan diversos factores que van desde la disputa entre grupos del crimen organizado por el control del territorio hasta la falta de oportunidades económicas para los jóvenes, pasando por la corrupción y la impunidad que corroen las instituciones encargadas de impartir justicia.
Hasta hace unos meses, el discurso oficial indicaba que el Cártel Santa Rosa de Lima estaba a punto de su extinción. Hoy vemos que se ha reforzado con apoyo de otros grupos del crimen organizado que operan en el país y hasta con refuerzos de ex militares colombianos. El escenario se torna más complejo de lo que se esperaba.
La cooperación entre los diferentes niveles de gobierno y la sociedad civil también es esencial para combatir la inseguridad en Guanajuato, pero parece que eso no importa en Palacio Nacional, pues el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó a burla el asesinato de los paramédicos en Celaya. “Que vaya Latinus a Guanajuato”, dijo el presidente, con lo que dejó ver el valemadrismo que tiene por el estado. En Guanajuato se requiere otro nivel de política, una menos visceral y rencorosa, una más colaborativa y de soluciones.
La inseguridad en Guanajuato no es un problema que pueda ser ignorado o subestimado. Requiere de un compromiso serio y decidido por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. Es momento de unir esfuerzos y trabajar juntos para recuperar la paz y la tranquilidad que tanto se anhela en tierra guanajuatense. El silencio ahora no es opción, es momento de acciones, para que la cobardía se quede ahí en donde está, en la esfera política federal, como ha sido desde hace casi seis años y contando.