/ jueves 12 de octubre de 2023

Sobreviviente de bomba nuclear pide paz en tiempos de guerra

Durante 50 años el dolor lo tenía escondido de no contar pero estaba aliviando, entonces dije esto es una terapia para mí, tengo que hablar, además la gente debe entender lo que pasó en 1945

León, Gto.- Yasuaki Yamashita, es uno de los sobrevivientes de la bomba nuclear de Nagasaki ciudad que apenas esa mañana del 9 de agosto de 1945 era luminosa y despejada para que la bomba fuera lanzada sin ningún problema, ese fatídico día para sus habitantes ha dejado heridas que no han sanado y enfermedades que tras rasguñar sangran dentro de las entrañas, por el mensaje es alzar la voz en estos tiempos de guerra.

En el marco de la Jornada Internacional Lasallista por la Paz, Yasuaki Yamashita llegó con el corazón en las manos para compartir su historia, aquella con la busca crear conciencia de lo devastador que es el odio, el no saber perdonar, las guerras y las bombas nucleares. Su historia inicia así.

Eran las 11:02 de la mañana en Nagasaki, lugar donde fue lanzada la segunda bomba – la primer bomba atómica fue lanzada el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima un avión estadounidense sobrevolaba la zona y lanzó a "Little Boy", el nombre clave de la bomba atómica con 4.4 toneladas y 64 kilos de uranio, detonó con una potencia de aproximadamente 16 kilotones de Trinitrotolueno (TNT) y, con una intensidad mayor a mil relámpagos, acabó con la vida de 70 mil personas-, Yamashita era un niño y vio morir a personas, su única fuerza interior era sobrevivir aún sin alimento y con la discriminación.

“Para nosotros los sobrevivientes compartir nuestra dolorosa experiencia no es fácil, todavía estamos sufriendo después de 84 años físicamente, psicológicamente, nosotros sobrevivientes no queremos que ni uno de ustedes sufra como nosotros, estamos sintiendo alguna obligación para sentir con ustedes”, platicó a los estudios de la Universidad de la Salle Bajío.

El sobreviviente narró cómo la gente recordó que cuando sonaba la sirena de emergencia tres veces, otras dicen que no fue así, solo fueron dos veces, pero cuando resonaba todos corrían a sus escondites para salvarse de ataques aéreos o a los refugios comunitarios.

“Ese día no sucedió absolutamente, nosotros, niños, de mi edad como seis y siete años cuando no había ataques aéreos íbamos a la montaña para cazar insectos como libélulas porque no teníamos juguetes. Ese día estaba jugando frente a mi casa, frente a mi madre que estaba preparando la comida del mediodía, llegó un vecino diciendo, hay un avión misterioso que está volando sobre la ciudad, hay que cuidarnos, mi madre dijo, seguramente no va a pasar nada”, comentó.

“Luego llegó mi hermana a decir exactamente lo mismo, mamá en la radio están diciendo que hay un avión misterioso, mi madre me habló y dijo vamos a entrar al refugio de la casa”, añadió.

Relató que la mayoría de los habitantes tenía su propia protección en su casa haciendo un pequeño agujero debajo del piso, en caso de no tener suficiente tiempo para ir al refugio de la comunidad que había cerca de la montaña.

Luego de los dos avisos, su madre lo tomó de la mano, en el momento que entraron a su casa, una luz extremadamente fuerte como si fuera mil relámpagos al mismo tiempo apareció, hecho que su madre lo tumbó al suelo y lo cubrió con su cuerpo, posteriormente hubo una explosión, la tierra cimbró y sintió como todos los objetos comenzaron a volar. De pronto hubo un silencio total, ventanas, puerta y tejados habían desaparecido, gateando llegaron al refugio donde se encontraba su hermana, sola llorando.

“Mi hermana le dijo: mamá parece que me tocó un aceite, en ese entonces había rumores que Estados Unidos iba a tirar una bomba química pero nadie entendía qué tipo de bomba podía ser y la gente decía algún tipo de aceite. Mi hermana sentía un líquido aceitoso que le escurría de la cabeza pero no pudimos ver porque estaba oscuro”.

“La cabeza de mi hermana estaba cubierta de pequeños pedazo de vidrio pero la herida no era profunda mi mamá dijo que teníamos que llegar al refugio para pedir ayuda cuando íbamos a llegar todos corrimos mi hermana corrió más fuerte que nosotros lo cual me sigue asombrando a la fecha porque ella tuvo un accidente, le amputan una pierna y estaba ocupando una prótesis, no podía caminar normal y en la escuela le habían prohibido asistir porque estaría estorbando a otras niñas, pero cuando corrió al refugio corrió como gente normal”, dijo asombrado.

Llegando al refugio todo el mundo estaba asustado no entendía de lo sucedido, después de 30 minutos regresaron los niños que habían ido a la montaña, uno de ellos tenía su espalda destrozada pues recibió la explosión directa, no había médicos, enfermeras, medicamentos, el niño murió dos días después, su cuerpo estaba infectado de gusanos.

“Podíamos observar la ciudad de Nagasaki estaba en llamas, no había luz, no había otro color más que el negro, la gente estaba en un estado de shock que no podía pronunciar ni una palabra, ya no existía nada, había escases de alimento y la gente que sobrevivió estaba caminando como fantasma, llegamos con los parientes y no tenían suficiente alimentos par nosotros, tuvimos que caminar al mismo lugar para construir nuestra vida”, platicó.

Reveló que ese momento vio un infierno, “no existe ni una palabra que puede describir esa imagen grotesca y horrible, pero de todas formas teníamos que sobrevivir no teníamos tiempo de estar quejándonos, teníamos que hacer viaje en un tren que había sobrevivido”. Para conseguir comida como papás o camote, el dinero ya no tenía valor para conseguirlos se tenía que llevar algo de joyas, kimonos preciosos u objetos de valor.

A finales de agosto de 1945, las fuerzas norteamericanas ya ocupaban el país, cerca de 63 ciudades habían sido destruidas. El "Fat Man" -nombre de la segunda bomba de plutonio que cayó en Nagasaki- se activó en pleno vuelo. explotando con una energía de aproximadamente 20 kilotones de TNT, ocasionando que a falta de tumbas los cadáveres se apilaban en el centro de las ciudades y alrededores porque la bomba se extendió mientras que las personas sobrevivientes aparentemente sanas comenzaron a tener otras consecuencias porque la bomba generó radiactividad.

Discriminación la otra muerte

“Gracias a Dios pude terminar mi educación preparatoria, al salir comencé a trabajar pero casi al mismo tiempo empecé a sufrir de tremenda anemia, vomitaba sangre, evacuaba sangre, me desmayaba en cualquier lugar, en calle, restaurante y cine, ya no podía trabajar, los médicos me practicaron endoscopia, análisis de sangre pero ningún médico me dijo porque me estaba pasando así pasé como dos años”, comentó

Luego comenzó a trabajar en el Hospital de la Bomba Atómica de Nagasaki por recomendación de un conocido, en ese lugar estaba trabajando con los sobrevivientes, pero nunca pensó y dijo que era uno de ellos, solo veía todos los días morir a las personas de cáncer pues sufrían de leucemia.

“Un joven de más o menos de mi edad 20 años estaba sufriendo de leucemia, cuando el necesitaba trasfusión de sangre los médicos me llamaban y lo hacía cuando podía, un día ese día amaneció completamente cubierto de manchas negra, murió, cuando vi morir a ese joven dije voy a morir como él, no sé cuándo, mañana, o un día después o un año después pero estaba seguro que iba a morir como él por eso era difícil trabajar en el hospital pero necesitaba el trabajo y por otro lado sufría discriminación de los compañeros, se burlaban de mí y decían sobreviviente de la bomba atómica no puedes casarte ya sabes que va a suceder”.

Yasuaki Yamashita contó que las mujeres sufrieron mucha más que los hombres y salieron de la ciudad a esconder su identidad, algunas se casaron, tuvieron hijos formaron una familia feliz pero cuando sus esposos descubrieron que era de Hiroshima o Nagasaki se divorciaron, muchos sobrevivientes salieron por la puerta falsa por no soportar la discriminación, por ello, Yasuaki anhelaba salir de Japón e ir a cualquier país que nadie lo conociera.

Cuando estalla la bomba, prohíben que cualquier foto de Hiroshima y Nagasaki se publicará, así como la información, la gente pensaba que las enfermedades se podían transmitir, había personas que nacían con malformaciones y por la desinformación aumentó la discriminación y las muertes porque las personas ya no deseaban vivir.

En 1968 tuvo la oportunidad de vivir en México, país del cual se enamoró de “Los Panchos”, artistas que llevaron su música y una gira de conciertos por Japón. Tiempo después comenzó a tener anemia, se desmayaba, ya no podía trabajar, pero los médicos le hicieron endoscopia y análisis de sangre, la última endoscopia que le practicaron en el Hospital de la raza en CD de México le dijeron que su estómago estaba como si alguien le jalara con las uñas por dentro.

Mientras estaba sufriendo la enfermedad silenciosa, le comentó a un amigo mexicano que era un sobreviviente de la bomba atómica y al mismo tiempo le pidió que no contara a nadie, así pasó hasta 1995 una mañana recibió una llamada telefónica para invitarlo a dar una conferencia.

En esa ponencia los estudiantes estaban interesados con la bomba de hidrogeno en Italia, cuando inicio a contar su historia comenzó a sufrir porque regresaba su memoria cada detalle, sin embargo al terminar su conferencia sintió que el dolor estaba desapareciendo.

“Durante 50 años el dolor lo tenía escondido de no contar, pero estaba aliviando, entonces dije esto es una terapia para mí, tengo que hablar, además la gente debe entender lo que pasó en 1945”.

INCITA A LOS JÓVENES A ALZAR LA VOZ POR LA PAZ

“A veces pensamos que la voz de una persona es débil pero imagínense que usted deja caer una piedrita en el agua y hace una ola grande, la voz de cada uno haciendo eco hace una ola más grande, ahora imagínese al mundo entero gritando no queremos bomba nucleares, al vida de cada uno de ustedes es valiosa para que sea destruida instantáneamente por arma nucleares ni guerras”.

Dijo que levantar la voz y pedir es la paz es sencillo lograrlo no es fácil. Yasuaki Yamashita terminó su ponencia diciendo:

“Primero que nada, cada uno de nosotros tiene que tener la paz interior, teniendo paz interior puede transmitir a otra persona la paz y cada uno vivir tranquilamente, el odio no va servir de nada, el odio crea otro odio que terminaría en un conflicto”.

DATOS:

● Yasuaki Yamashita, actualmente tiene 84 años y una manera de curar su sufrimiento es dando conferencias para concientizar a las nuevas generaciones.

● Hoy en día existen alrededor de 12.512 armas nucleares. Los países poseedores de armamento nuclear son Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Israel es el único país poseedor de armas nucleares que no ha declarado abiertamente su existencia, Pakistán, India y Corea del Norte.

● Se estima que 213 mil personas murieron resultado de las dos bombas atómicas que destruyeron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

León, Gto.- Yasuaki Yamashita, es uno de los sobrevivientes de la bomba nuclear de Nagasaki ciudad que apenas esa mañana del 9 de agosto de 1945 era luminosa y despejada para que la bomba fuera lanzada sin ningún problema, ese fatídico día para sus habitantes ha dejado heridas que no han sanado y enfermedades que tras rasguñar sangran dentro de las entrañas, por el mensaje es alzar la voz en estos tiempos de guerra.

En el marco de la Jornada Internacional Lasallista por la Paz, Yasuaki Yamashita llegó con el corazón en las manos para compartir su historia, aquella con la busca crear conciencia de lo devastador que es el odio, el no saber perdonar, las guerras y las bombas nucleares. Su historia inicia así.

Eran las 11:02 de la mañana en Nagasaki, lugar donde fue lanzada la segunda bomba – la primer bomba atómica fue lanzada el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima un avión estadounidense sobrevolaba la zona y lanzó a "Little Boy", el nombre clave de la bomba atómica con 4.4 toneladas y 64 kilos de uranio, detonó con una potencia de aproximadamente 16 kilotones de Trinitrotolueno (TNT) y, con una intensidad mayor a mil relámpagos, acabó con la vida de 70 mil personas-, Yamashita era un niño y vio morir a personas, su única fuerza interior era sobrevivir aún sin alimento y con la discriminación.

“Para nosotros los sobrevivientes compartir nuestra dolorosa experiencia no es fácil, todavía estamos sufriendo después de 84 años físicamente, psicológicamente, nosotros sobrevivientes no queremos que ni uno de ustedes sufra como nosotros, estamos sintiendo alguna obligación para sentir con ustedes”, platicó a los estudios de la Universidad de la Salle Bajío.

El sobreviviente narró cómo la gente recordó que cuando sonaba la sirena de emergencia tres veces, otras dicen que no fue así, solo fueron dos veces, pero cuando resonaba todos corrían a sus escondites para salvarse de ataques aéreos o a los refugios comunitarios.

“Ese día no sucedió absolutamente, nosotros, niños, de mi edad como seis y siete años cuando no había ataques aéreos íbamos a la montaña para cazar insectos como libélulas porque no teníamos juguetes. Ese día estaba jugando frente a mi casa, frente a mi madre que estaba preparando la comida del mediodía, llegó un vecino diciendo, hay un avión misterioso que está volando sobre la ciudad, hay que cuidarnos, mi madre dijo, seguramente no va a pasar nada”, comentó.

“Luego llegó mi hermana a decir exactamente lo mismo, mamá en la radio están diciendo que hay un avión misterioso, mi madre me habló y dijo vamos a entrar al refugio de la casa”, añadió.

Relató que la mayoría de los habitantes tenía su propia protección en su casa haciendo un pequeño agujero debajo del piso, en caso de no tener suficiente tiempo para ir al refugio de la comunidad que había cerca de la montaña.

Luego de los dos avisos, su madre lo tomó de la mano, en el momento que entraron a su casa, una luz extremadamente fuerte como si fuera mil relámpagos al mismo tiempo apareció, hecho que su madre lo tumbó al suelo y lo cubrió con su cuerpo, posteriormente hubo una explosión, la tierra cimbró y sintió como todos los objetos comenzaron a volar. De pronto hubo un silencio total, ventanas, puerta y tejados habían desaparecido, gateando llegaron al refugio donde se encontraba su hermana, sola llorando.

“Mi hermana le dijo: mamá parece que me tocó un aceite, en ese entonces había rumores que Estados Unidos iba a tirar una bomba química pero nadie entendía qué tipo de bomba podía ser y la gente decía algún tipo de aceite. Mi hermana sentía un líquido aceitoso que le escurría de la cabeza pero no pudimos ver porque estaba oscuro”.

“La cabeza de mi hermana estaba cubierta de pequeños pedazo de vidrio pero la herida no era profunda mi mamá dijo que teníamos que llegar al refugio para pedir ayuda cuando íbamos a llegar todos corrimos mi hermana corrió más fuerte que nosotros lo cual me sigue asombrando a la fecha porque ella tuvo un accidente, le amputan una pierna y estaba ocupando una prótesis, no podía caminar normal y en la escuela le habían prohibido asistir porque estaría estorbando a otras niñas, pero cuando corrió al refugio corrió como gente normal”, dijo asombrado.

Llegando al refugio todo el mundo estaba asustado no entendía de lo sucedido, después de 30 minutos regresaron los niños que habían ido a la montaña, uno de ellos tenía su espalda destrozada pues recibió la explosión directa, no había médicos, enfermeras, medicamentos, el niño murió dos días después, su cuerpo estaba infectado de gusanos.

“Podíamos observar la ciudad de Nagasaki estaba en llamas, no había luz, no había otro color más que el negro, la gente estaba en un estado de shock que no podía pronunciar ni una palabra, ya no existía nada, había escases de alimento y la gente que sobrevivió estaba caminando como fantasma, llegamos con los parientes y no tenían suficiente alimentos par nosotros, tuvimos que caminar al mismo lugar para construir nuestra vida”, platicó.

Reveló que ese momento vio un infierno, “no existe ni una palabra que puede describir esa imagen grotesca y horrible, pero de todas formas teníamos que sobrevivir no teníamos tiempo de estar quejándonos, teníamos que hacer viaje en un tren que había sobrevivido”. Para conseguir comida como papás o camote, el dinero ya no tenía valor para conseguirlos se tenía que llevar algo de joyas, kimonos preciosos u objetos de valor.

A finales de agosto de 1945, las fuerzas norteamericanas ya ocupaban el país, cerca de 63 ciudades habían sido destruidas. El "Fat Man" -nombre de la segunda bomba de plutonio que cayó en Nagasaki- se activó en pleno vuelo. explotando con una energía de aproximadamente 20 kilotones de TNT, ocasionando que a falta de tumbas los cadáveres se apilaban en el centro de las ciudades y alrededores porque la bomba se extendió mientras que las personas sobrevivientes aparentemente sanas comenzaron a tener otras consecuencias porque la bomba generó radiactividad.

Discriminación la otra muerte

“Gracias a Dios pude terminar mi educación preparatoria, al salir comencé a trabajar pero casi al mismo tiempo empecé a sufrir de tremenda anemia, vomitaba sangre, evacuaba sangre, me desmayaba en cualquier lugar, en calle, restaurante y cine, ya no podía trabajar, los médicos me practicaron endoscopia, análisis de sangre pero ningún médico me dijo porque me estaba pasando así pasé como dos años”, comentó

Luego comenzó a trabajar en el Hospital de la Bomba Atómica de Nagasaki por recomendación de un conocido, en ese lugar estaba trabajando con los sobrevivientes, pero nunca pensó y dijo que era uno de ellos, solo veía todos los días morir a las personas de cáncer pues sufrían de leucemia.

“Un joven de más o menos de mi edad 20 años estaba sufriendo de leucemia, cuando el necesitaba trasfusión de sangre los médicos me llamaban y lo hacía cuando podía, un día ese día amaneció completamente cubierto de manchas negra, murió, cuando vi morir a ese joven dije voy a morir como él, no sé cuándo, mañana, o un día después o un año después pero estaba seguro que iba a morir como él por eso era difícil trabajar en el hospital pero necesitaba el trabajo y por otro lado sufría discriminación de los compañeros, se burlaban de mí y decían sobreviviente de la bomba atómica no puedes casarte ya sabes que va a suceder”.

Yasuaki Yamashita contó que las mujeres sufrieron mucha más que los hombres y salieron de la ciudad a esconder su identidad, algunas se casaron, tuvieron hijos formaron una familia feliz pero cuando sus esposos descubrieron que era de Hiroshima o Nagasaki se divorciaron, muchos sobrevivientes salieron por la puerta falsa por no soportar la discriminación, por ello, Yasuaki anhelaba salir de Japón e ir a cualquier país que nadie lo conociera.

Cuando estalla la bomba, prohíben que cualquier foto de Hiroshima y Nagasaki se publicará, así como la información, la gente pensaba que las enfermedades se podían transmitir, había personas que nacían con malformaciones y por la desinformación aumentó la discriminación y las muertes porque las personas ya no deseaban vivir.

En 1968 tuvo la oportunidad de vivir en México, país del cual se enamoró de “Los Panchos”, artistas que llevaron su música y una gira de conciertos por Japón. Tiempo después comenzó a tener anemia, se desmayaba, ya no podía trabajar, pero los médicos le hicieron endoscopia y análisis de sangre, la última endoscopia que le practicaron en el Hospital de la raza en CD de México le dijeron que su estómago estaba como si alguien le jalara con las uñas por dentro.

Mientras estaba sufriendo la enfermedad silenciosa, le comentó a un amigo mexicano que era un sobreviviente de la bomba atómica y al mismo tiempo le pidió que no contara a nadie, así pasó hasta 1995 una mañana recibió una llamada telefónica para invitarlo a dar una conferencia.

En esa ponencia los estudiantes estaban interesados con la bomba de hidrogeno en Italia, cuando inicio a contar su historia comenzó a sufrir porque regresaba su memoria cada detalle, sin embargo al terminar su conferencia sintió que el dolor estaba desapareciendo.

“Durante 50 años el dolor lo tenía escondido de no contar, pero estaba aliviando, entonces dije esto es una terapia para mí, tengo que hablar, además la gente debe entender lo que pasó en 1945”.

INCITA A LOS JÓVENES A ALZAR LA VOZ POR LA PAZ

“A veces pensamos que la voz de una persona es débil pero imagínense que usted deja caer una piedrita en el agua y hace una ola grande, la voz de cada uno haciendo eco hace una ola más grande, ahora imagínese al mundo entero gritando no queremos bomba nucleares, al vida de cada uno de ustedes es valiosa para que sea destruida instantáneamente por arma nucleares ni guerras”.

Dijo que levantar la voz y pedir es la paz es sencillo lograrlo no es fácil. Yasuaki Yamashita terminó su ponencia diciendo:

“Primero que nada, cada uno de nosotros tiene que tener la paz interior, teniendo paz interior puede transmitir a otra persona la paz y cada uno vivir tranquilamente, el odio no va servir de nada, el odio crea otro odio que terminaría en un conflicto”.

DATOS:

● Yasuaki Yamashita, actualmente tiene 84 años y una manera de curar su sufrimiento es dando conferencias para concientizar a las nuevas generaciones.

● Hoy en día existen alrededor de 12.512 armas nucleares. Los países poseedores de armamento nuclear son Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Israel es el único país poseedor de armas nucleares que no ha declarado abiertamente su existencia, Pakistán, India y Corea del Norte.

● Se estima que 213 mil personas murieron resultado de las dos bombas atómicas que destruyeron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

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