Dos toneladas de cocaína camufladas en cajas con paquetes de hojas de papel que serían transportadas a la ciudad de Veracruz (México) fueron decomisadas este miércoles por las autoridades en el norte de Colombia.
Perros antinarcóticos en el puerto de Santa Marta (norte) detectaron el cargamento de droga que pasaría por embarcaderos de Panamá y Costa Rica antes de llegar a México, según un alto oficial.
El director general de la policía, general Jorge Nieto, indicó a periodistas que el decomiso es uno de los más grandes en lo corrido de este año.
"Hay cárteles mexicanos que tienen conexiones con organizaciones colombianas para el transporte de la droga", agregó.
En los primeros meses de este año ya han sido incautadas más de 50 toneladas de droga, casi seis de ellas en el departamento de Magdalena, cuya capital es Santa Marta.
Colombia es el primer productor mundial de cocaína y Estados Unidos el mayor consumidor, según Naciones Unidas.
Desmantelan red que trabaja desde aeropuertos con cartel Sinaloa
Bogota.- Las autoridades colombianas desarticularon una red que trabajaba desde varios aeropuertos colombianos con el cártel de Sinaloa para enviar droga desde el país andino hasta México, informó hoy la Policía.
La Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin) de la Policía detuvo a once miembros de esa organización, quienes aprovechaban sus labores para facilitar la salida de aeronaves cargadas con cocaína.
"Esta organización no solo se valía de rutas aéreas, sino también marítimas en zona costera del departamento de Nariño (fronterizo con Ecuador), enviando la sustancia estupefaciente, en la modalidad de lanchas rápidas tipo go fast, hacia Centroamérica", manifestó en Twitter el director de la Policía, general Jorge Hernando Nieto.
Las autoridades determinaron tras la investigación que una persona identificada como alias "Jaime" era el encargado de contactar a miembros de ese cartel mexicano para contratar aviones privados, traerlos al país y devolverlos con la droga.
Los implicados, entre los que hay dos controladores aéreos, aprovechaban sus cargos para alistar los papeles requeridos para el aterrizaje de vuelos chárter, que eran cargados con la droga en Cali, Pereira y Cartago.
Para camuflar la operación, los trabajadores creaban documentos falsos en los que aseguraban que las aeronaves iban al país andino para un mantenimiento y a cada piloto se le pagaba 150 mil dólares para transportar los estupefacientes.