Relojero se adapta al uso de las redes sociales ante la pandemia

En ningún momento el relojero imaginó que llegaría una pandemia y lo obligaría a cerrar sus puertas

Karla Aguilera | El Sol de Irapuato

  · jueves 4 de junio de 2020

Foto: Cortesía | ntv.com.mx - Víctor Cruz | El Sol de León

A lo largo de 19 años, el negocio de relojes de Miguel Martínez Quintero ubicado en Irapuato, nunca había cerrado sus puertas; sin embargo, la pandemia lo obligó a bajar sus cortinas durante dos meses y, para no quedar en la quiebra, el relojero aprovechó la tecnología para seguir ofreciendo sus servicios.


Miguel Martínez Quintero se ha dedicado durante años a su negocio de relojes y joyería que está ubicado desde 1975 enfrente de la Plaza Principal en el centro histórico, quien todos los días ofrecía más de 30 servicios a las personas que acudían a su establecimiento, pues las ventas era buenas y la economía en su negocio era estable.

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En ningún momento el relojero imaginó que llegaría una pandemia y lo obligaría a cerrar sus puertas, pues recibió una notificación de las autoridades y a partir del cuatro de abril tuvo que bajar su cortina al ser considerado un negocio “no esencial”

Sin embargo, antes de entrar en una crisis económica, el relojero decidió hacer uso por primera vez de la tecnología a través de las redes sociales, con ayuda de su familia, publicó su tienda y ofreció sus servicios, eso le ayudó a que pudiera seguir manteniendo el contacto con sus clientes y, a la vez, continuar trabajando.

“Al cerrar el negocio, nuestras ventas disminuyeron hasta 80%, entonces vimos una opción en el internet y comenzamos a vender en línea y ofrecer los servicios de reparación, eso nos funcionó mucho, pero incluso nuestros clientes nos dijeron que prefieren ir a visitarnos a la tienda”.

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Durante dos meses, Miguel Martínez Quintero pudo seguir trabajando y manteniendo a su familia, y esperó pacientemente hasta esta semana para poder abrir su negocio; sin embargo, tuvo que implementar algunas medidas sanitarias, como el uso obligatorio del cubrebocas, marcar las líneas de distancia en el suelo de su local, e incluso colocó plástico transparente para que sirviera como protección entre él y sus clientes.

Ahora que tiene abierto su negocio, el relojero tiene la expectativa de que sus ingresos mejoren, a pesar de que el acceso al centro histórico este restringido, pues aseguró que sus ventas siguen realizándose por Internet, por lo que la gente puede encontrarlo en ambos sitios.