/ sábado 13 de febrero de 2021

Extreman precauciones en tianguis de La Florida

Todos comerciantes portan y de manera correcta el cubrebocas; a los clientes que no lo usan, le ofrecen uno y se le ponen de buena manera

El tianguis de La Florida es solo una calle, pero muy tradicional. La pandemia lo transformó y el miedo a caer enfermos o morir por Covid-19 ha llevado a los comerciantes a extremar las medidas sanitarias.

Con tristeza, platican de algún compañero o cliente que falleció en la pandemia; son conscientes de que si no cumplen las recomendaciones de salud, no solo son sancionados y no quieren seguir perdiendo, pues aunque poco, lo que obtienen día a día les permite sobrellevar la vida familiar.

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En el mercadito que se coloca de la calle Juan Barrera al bulevar Hidalgo, antes de la pandemia se colocaban 130 comerciantes; ahora son unos 40 menos. Algunos han dejado de ir por voluntad propia, otros por están pasando por el coronavirus y otros porque fallecieron.

Era común ver los puestos de comida, guisados, pescados, filete, tacos, elotes. también era habitual a decenas de alumnos de la Telesecundaria de la colonia recorrer los puestos y comparar rusas, frappés, paletas, helados y pizzas. De eso queda poco. Hoy solo está el de las pizzas, el del menudo y dos más de tacos.

Enfrente de cada negocio de alimentos hay un lavadero para manos. En las dos entradas hay una persona poniendo gel y ofreciendo cubrebocas a quien no lo lleva. Hay una mesa con varios botes de gel y otro con cubrebocas en bolsas individuales para quien quiera tomar uno.

En todos los puestos, a cada cliente se le pone gel en las manos y si no trae mascarilla le piden que se ponga el que el comerciante le da. Gaby, con doce años vendiendo en el tianguis, responde que no le ha tocado que le hagan mala cara por pedirlo.

Luis Zapata, representante de los tianguistas de La Florida indica que está al pendiente de que todos cumplan con las medidas y aunque mencionó que “no hemos tenido muertes por Covid-19 entre los compañeros”, Gaby se pone triste al recordar a los que ya no están.

Murió el señor de las paletas, la señora Gloria que vendía ropa; también la señora Mary que era mi clienta… ellos fallecieron de Covid”, recuerda con nostalgia y agrega que “muchas señoras que era mis clientas dejaron de venir; no sé si es porque no salen o porque lamentablemente murieron”.

Las ventas no levantan pero no pierden el ánimo

A unas horas del Día del Amor y la Amistad, este tianguis luce triste. No hay tantos globos, ni chocolates, flores, peluches, detallitos de donde escoger para regalar. Y es que los comerciantes le están pensando mucho para invertir, pues las ventas no repuntan.

Gaby vende cosméticos y joyería de fantasía. Hasta antes de la pandemia, su puesto que estaba colocado en el pasillo era de los más visitados. Llegaba a ganar tres mil pesos por jornada. “Pero fue horrible en marzo, abril, mayo, junio… lo que había se fue acabando. Luego apenas y sacábamos 250, 300 pesos”. En diciembre hubo cierta mejoría pero en enero, volvieron a desplomarse.

Antes, diciembre era un gran mes porque mis clientas hacían pedidos grandes para regalar en Navidad y en Reyes”. Cambia su rostro para decir, “la gente cuidó su dinero, lo ahorró pensando en que este año venga peor”.

Empezábamos a ver cierto repunte por lo de diciembre, pero en enero, la cantidad impresionante de contagios nos volvió a tumbar”.

Sin meses de ganancias y pocas ventas, Gaby obtuvo un préstamo A la palabra, de parte del gobierno federal. “Eso me ayudó mucho. Fueron 25 mil pesos que me ayudaron a poder invertir y volvernos a levantar. El financiamiento lo recibió en septiembre; lo liquidará en tres años con una baja tasa de interés y un pago congelado de 870 pesos al mes.

Hoy su puesto ya no está en el pasillo porque no debe haber ninguno ahí; se extraña el bullicio de las jovencitas y estudiantes de la telesecundaria, buscando un rimel, delineador o maquillaje. Pero Gaby no pierde la esperanza. Sonríe como siempre porque es optimista y “agradecida porque tenemos salud y trabajo, Por eso les pido a mis clientas que también se cuiden”.

Don Víctor, de 77 años, vende cables, cargadores, pilas, bocinas y controles remotos. Dice que dejó de ir al inicio de la pandemia. “Me ayudaba de mi pensión y de mis hijos cuando podían, porque se quedaron sin trabajo”. Volvió porque “se me hace muy pesado estar encerrado” y dice que a veces no saca nada. Se entretiene yendo a vender los jueves al tianguis de Ciudad Aurora, “donde sí me va bien” y los viernes a La Florida.

Víctor Martínez Ruvalcaba, como todos los comerciantes de ese mercadito no solo usan cubrebocas, sino que lo usan correctamente y en su puesto, entre controles remotos está su botella de gel. De trato amable, platicó que hace unos meses un hermano al que no veía frecuentemente falleció de Covid-19. “Yo me cuido porque no quiero enfermarme”.

Hasta diciembre del año pasado, según datos de la Secretaría de Salud de Guanajuato en La colonia La Florida había 15 decesos por Covid-19; la movilidad que tienen sus habitantes por su cercanía con Fraccionamiento Hidalgo, Villa Insurgentes y Peñitas, fue uno de los factores para estar en cierto momento de la pandemia en foco rojo.

Recientemente, los vecinos dejaron de comentar más defunciones; después de casi un año, es evidente que el miedo a ser el siguiente en la lista de contagiados o fallecidos, los ha llevado a salir poco, solo lo necesario y cuidarse al extremo.

El tianguis de La Florida es solo una calle, pero muy tradicional. La pandemia lo transformó y el miedo a caer enfermos o morir por Covid-19 ha llevado a los comerciantes a extremar las medidas sanitarias.

Con tristeza, platican de algún compañero o cliente que falleció en la pandemia; son conscientes de que si no cumplen las recomendaciones de salud, no solo son sancionados y no quieren seguir perdiendo, pues aunque poco, lo que obtienen día a día les permite sobrellevar la vida familiar.

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En el mercadito que se coloca de la calle Juan Barrera al bulevar Hidalgo, antes de la pandemia se colocaban 130 comerciantes; ahora son unos 40 menos. Algunos han dejado de ir por voluntad propia, otros por están pasando por el coronavirus y otros porque fallecieron.

Era común ver los puestos de comida, guisados, pescados, filete, tacos, elotes. también era habitual a decenas de alumnos de la Telesecundaria de la colonia recorrer los puestos y comparar rusas, frappés, paletas, helados y pizzas. De eso queda poco. Hoy solo está el de las pizzas, el del menudo y dos más de tacos.

Enfrente de cada negocio de alimentos hay un lavadero para manos. En las dos entradas hay una persona poniendo gel y ofreciendo cubrebocas a quien no lo lleva. Hay una mesa con varios botes de gel y otro con cubrebocas en bolsas individuales para quien quiera tomar uno.

En todos los puestos, a cada cliente se le pone gel en las manos y si no trae mascarilla le piden que se ponga el que el comerciante le da. Gaby, con doce años vendiendo en el tianguis, responde que no le ha tocado que le hagan mala cara por pedirlo.

Luis Zapata, representante de los tianguistas de La Florida indica que está al pendiente de que todos cumplan con las medidas y aunque mencionó que “no hemos tenido muertes por Covid-19 entre los compañeros”, Gaby se pone triste al recordar a los que ya no están.

Murió el señor de las paletas, la señora Gloria que vendía ropa; también la señora Mary que era mi clienta… ellos fallecieron de Covid”, recuerda con nostalgia y agrega que “muchas señoras que era mis clientas dejaron de venir; no sé si es porque no salen o porque lamentablemente murieron”.

Las ventas no levantan pero no pierden el ánimo

A unas horas del Día del Amor y la Amistad, este tianguis luce triste. No hay tantos globos, ni chocolates, flores, peluches, detallitos de donde escoger para regalar. Y es que los comerciantes le están pensando mucho para invertir, pues las ventas no repuntan.

Gaby vende cosméticos y joyería de fantasía. Hasta antes de la pandemia, su puesto que estaba colocado en el pasillo era de los más visitados. Llegaba a ganar tres mil pesos por jornada. “Pero fue horrible en marzo, abril, mayo, junio… lo que había se fue acabando. Luego apenas y sacábamos 250, 300 pesos”. En diciembre hubo cierta mejoría pero en enero, volvieron a desplomarse.

Antes, diciembre era un gran mes porque mis clientas hacían pedidos grandes para regalar en Navidad y en Reyes”. Cambia su rostro para decir, “la gente cuidó su dinero, lo ahorró pensando en que este año venga peor”.

Empezábamos a ver cierto repunte por lo de diciembre, pero en enero, la cantidad impresionante de contagios nos volvió a tumbar”.

Sin meses de ganancias y pocas ventas, Gaby obtuvo un préstamo A la palabra, de parte del gobierno federal. “Eso me ayudó mucho. Fueron 25 mil pesos que me ayudaron a poder invertir y volvernos a levantar. El financiamiento lo recibió en septiembre; lo liquidará en tres años con una baja tasa de interés y un pago congelado de 870 pesos al mes.

Hoy su puesto ya no está en el pasillo porque no debe haber ninguno ahí; se extraña el bullicio de las jovencitas y estudiantes de la telesecundaria, buscando un rimel, delineador o maquillaje. Pero Gaby no pierde la esperanza. Sonríe como siempre porque es optimista y “agradecida porque tenemos salud y trabajo, Por eso les pido a mis clientas que también se cuiden”.

Don Víctor, de 77 años, vende cables, cargadores, pilas, bocinas y controles remotos. Dice que dejó de ir al inicio de la pandemia. “Me ayudaba de mi pensión y de mis hijos cuando podían, porque se quedaron sin trabajo”. Volvió porque “se me hace muy pesado estar encerrado” y dice que a veces no saca nada. Se entretiene yendo a vender los jueves al tianguis de Ciudad Aurora, “donde sí me va bien” y los viernes a La Florida.

Víctor Martínez Ruvalcaba, como todos los comerciantes de ese mercadito no solo usan cubrebocas, sino que lo usan correctamente y en su puesto, entre controles remotos está su botella de gel. De trato amable, platicó que hace unos meses un hermano al que no veía frecuentemente falleció de Covid-19. “Yo me cuido porque no quiero enfermarme”.

Hasta diciembre del año pasado, según datos de la Secretaría de Salud de Guanajuato en La colonia La Florida había 15 decesos por Covid-19; la movilidad que tienen sus habitantes por su cercanía con Fraccionamiento Hidalgo, Villa Insurgentes y Peñitas, fue uno de los factores para estar en cierto momento de la pandemia en foco rojo.

Recientemente, los vecinos dejaron de comentar más defunciones; después de casi un año, es evidente que el miedo a ser el siguiente en la lista de contagiados o fallecidos, los ha llevado a salir poco, solo lo necesario y cuidarse al extremo.

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