/ miércoles 13 de marzo de 2024

Sealtiel Alatriste se inspira en el cine clásico para escribir “Demonios de la culpa”

En la novela se cuestiona cómo las tragedias y el azar definen el destino de los seres humanos

Sealtiel Alatriste publica la novela Demonios de la culpa (Alfaguara, 2024), en cuyas páginas muestra su pasión por el cine mexicano para recrear la vida de los años 50 en la Ciudad de México. Una historia en la que el escritor se cuestiona el modo en que las tragedias y el azar definen el destino de los seres humanos; y en la que ha podido poner en perspectiva los cambios urbanos y sociales de una época que cada vez parece más relegada en la memoria de la capital del país.

“Siempre en la vida hay momentos que son núcleos, en los que todo se conjunta y uno está obligado a decidir, a veces sin saber saberlo, lo que será de su destino. Yo no soy de los que cree en la suerte, pero sí coincido con el escritor Paul Auster en que el azar, eso que llamamos casualidad, es un factor definitorio en nuestras vidas. El azar tiene reglas que no comprendemos”, comenta Sealtiel Alatriste en entrevista con El Sol de México, sobre este tema que le ha llamado la atención en diferentes momentos de su vida, incluso en su propia decisión de convertirse en escritor.

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“Los juegos de azar eran entonces muy populares, en las cantinas se solía jugar al domino y el cubilete, que siempre me ha interesado por su suerte más ‘engañosa’ que la del póker común. En esta novela el azar para los personajes está definida por el destino divino, un poco como sucede con los clásicos grecolatinos, en el que uno no puede escapar de ello, pero del que también tiene que ser digno. Esto se ve reflejado en mi novela en que para si uno es tentado por el diablo debe ser digno de ello, pero también sucede lo mismo si te tienta Dios”, agrega.

MODELO DE LA CLASE MEDIA

Se trata, pues de una obra al estilo western mexicano, en la que, acentuando los tópicos y modelos sociales y sentimentales de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano, durante la década de los 50 del siglo pasado, se narra la trágica historia de los hermanos “Esponda”, quienes llegan de Guadalajara a la capital del país en búsqueda de una venganza familiar.

Tras ser recibidos por uno de sus tíos, comienzan a prosperar en el negocio farmacéutico en la zona de La Merced, aunque se sabe que sus negocios siempre se encuentran en la ilegalidad. Por si fuera poco, el destino los llevará a perseguir a un tal “Tomás Pellicer”, que se ha escapado con la novia de uno de ellos a Estados Unidos, huida y persecución que desencadena de nuevo el espíritu de venganza y una guerra por el control del entonces incipiente tráfico de drogas en la ciudad de Los Ángeles.

“Esta novela está hecha con varias historias de películas como “Aventurera” (Alberto Gout, 1950), “Víctimas del pecado” (Emilio Fernández, 1951) o “Los Fernández de Peralvillo” (Alejandro Galindo, 1954). Ellas y todas las películas de la Época de Oro, modelaron con su estética a la clase media mexicana, al punto que, como decía Carlos Monsiváis, ‘no se sabía qué fue primero el padre autoritario o Fernando Soler, quien lo interpretó en la pantalla’” afirma el autor.

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Como un elemento interesante en la obra, en los personajes de los hermanos “Esponda”, Alatriste recupera a la figura del pachuco, que en el cine se hizo muy popular en las interpretaciones de Germán Valdés “Tin Tan”, como fue en su películaEl rey del barrio” (Guillermo Martínez, 1950), Figura, que Seltiel considera como ‘mitológica’, de su tiempo por lo que significó para la identidad de los mexicanos migrantes a Estados Unidos.

LITERATURA Y ORDEN

De vuelta a los múltiples momentos “nodales” de la vida, en los que la decisión, la incertidumbre y el azar juegan parte de la vida. Sealtiel Alatriste asegura que la literatura permite entender la importancia de esos momentos y cada uno de sus elementos.

“La literatura, la ficción y las palabras exponen lo que en la vida no tiene un orden ni un sentido. Muchas veces lo que vivimos, si quisiéramos llevarlo a la literatura, parece tan fantástico y tan azaroso que resulta increíble. Pero la vida es desordenada por sí misma, sólo le podemos dar orden cuando la contamos”, finaliza.

Sealtiel Alatriste publica la novela Demonios de la culpa (Alfaguara, 2024), en cuyas páginas muestra su pasión por el cine mexicano para recrear la vida de los años 50 en la Ciudad de México. Una historia en la que el escritor se cuestiona el modo en que las tragedias y el azar definen el destino de los seres humanos; y en la que ha podido poner en perspectiva los cambios urbanos y sociales de una época que cada vez parece más relegada en la memoria de la capital del país.

“Siempre en la vida hay momentos que son núcleos, en los que todo se conjunta y uno está obligado a decidir, a veces sin saber saberlo, lo que será de su destino. Yo no soy de los que cree en la suerte, pero sí coincido con el escritor Paul Auster en que el azar, eso que llamamos casualidad, es un factor definitorio en nuestras vidas. El azar tiene reglas que no comprendemos”, comenta Sealtiel Alatriste en entrevista con El Sol de México, sobre este tema que le ha llamado la atención en diferentes momentos de su vida, incluso en su propia decisión de convertirse en escritor.

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“Los juegos de azar eran entonces muy populares, en las cantinas se solía jugar al domino y el cubilete, que siempre me ha interesado por su suerte más ‘engañosa’ que la del póker común. En esta novela el azar para los personajes está definida por el destino divino, un poco como sucede con los clásicos grecolatinos, en el que uno no puede escapar de ello, pero del que también tiene que ser digno. Esto se ve reflejado en mi novela en que para si uno es tentado por el diablo debe ser digno de ello, pero también sucede lo mismo si te tienta Dios”, agrega.

MODELO DE LA CLASE MEDIA

Se trata, pues de una obra al estilo western mexicano, en la que, acentuando los tópicos y modelos sociales y sentimentales de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano, durante la década de los 50 del siglo pasado, se narra la trágica historia de los hermanos “Esponda”, quienes llegan de Guadalajara a la capital del país en búsqueda de una venganza familiar.

Tras ser recibidos por uno de sus tíos, comienzan a prosperar en el negocio farmacéutico en la zona de La Merced, aunque se sabe que sus negocios siempre se encuentran en la ilegalidad. Por si fuera poco, el destino los llevará a perseguir a un tal “Tomás Pellicer”, que se ha escapado con la novia de uno de ellos a Estados Unidos, huida y persecución que desencadena de nuevo el espíritu de venganza y una guerra por el control del entonces incipiente tráfico de drogas en la ciudad de Los Ángeles.

“Esta novela está hecha con varias historias de películas como “Aventurera” (Alberto Gout, 1950), “Víctimas del pecado” (Emilio Fernández, 1951) o “Los Fernández de Peralvillo” (Alejandro Galindo, 1954). Ellas y todas las películas de la Época de Oro, modelaron con su estética a la clase media mexicana, al punto que, como decía Carlos Monsiváis, ‘no se sabía qué fue primero el padre autoritario o Fernando Soler, quien lo interpretó en la pantalla’” afirma el autor.

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Como un elemento interesante en la obra, en los personajes de los hermanos “Esponda”, Alatriste recupera a la figura del pachuco, que en el cine se hizo muy popular en las interpretaciones de Germán Valdés “Tin Tan”, como fue en su películaEl rey del barrio” (Guillermo Martínez, 1950), Figura, que Seltiel considera como ‘mitológica’, de su tiempo por lo que significó para la identidad de los mexicanos migrantes a Estados Unidos.

LITERATURA Y ORDEN

De vuelta a los múltiples momentos “nodales” de la vida, en los que la decisión, la incertidumbre y el azar juegan parte de la vida. Sealtiel Alatriste asegura que la literatura permite entender la importancia de esos momentos y cada uno de sus elementos.

“La literatura, la ficción y las palabras exponen lo que en la vida no tiene un orden ni un sentido. Muchas veces lo que vivimos, si quisiéramos llevarlo a la literatura, parece tan fantástico y tan azaroso que resulta increíble. Pero la vida es desordenada por sí misma, sólo le podemos dar orden cuando la contamos”, finaliza.

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