Ahí llevaron la pasión y la devoción del balompié, ahí se reunió el pueblo leonés que esperó a sus héroes, a sus gladiadores, los jugadores del equipo León para juntos celebrar y dar gracias en una misa en la Catedral Basílica Metropolitana de la Madre Santísima de la Luz de León por 75 años de historia.
En la Catedral se reunió la historia y la pasión esmeralda, llegaron a misa los que hicieron historia por sus grandes hazañas, los que fueron vitoreados por gritos de Gol, ex jugadores como Davino, Lupillo Díaz, Sergio Xelajú, el hijo del primer capitán del Equipo Fundador, el Capi Montemayor y los que ahora visten la camisa que representa la pasión del balompié leonés como Nacho González, William Yarbrough, Fernando Navarro y el entrenador Nacho Ambriz.
Los aficionados esperaron afuera de las puertas de la catedral para ver a sus ídolos, para gritarles muestras de apoyo y cariño, fue un denominador común ver las camisas esmeraldas de diferentes épocas de la historia del Club León, y las banderas ondear en la cálida tarde de este martes 20 de agosto.
Dentro del recinto los jugadores de antaño se abrazaron como viejos camaradas, recordaron sus glorias tras siete décadas y media de historia, asistió el presidente del Club León Jesús Martínez Murguía que entró junto al fiero aficionado y apasionado el Doctor Primo Quiroz.
Se dieron cita figuras como el artista y comediante Teo González, Héctor El Cuirio Santoyo, al final el arzobispo de León Alfonso Cortés Contreras llegó para ofrecer la misa de celebración y agradecimiento fueron a dar gracias por 75 años de historia del Club León.
De viva Voz
Miguel Orlando, devocionario esmeralda al igual que su esposa Diana Laura, toca la trompeta y está con la murga de la porra desde hace tres años dijo que para él equipo León “lo es todo, más que nada desde pequeño me lo inculcaron, de aquí somos, nuestra sangre, nuestro origen, lo que nos representa a los leoneses”.
“Es un apoyo, motivación, que cuentan con uno, que no están solos, ahí estaremos siempre”, dijo Miguel Orlando que le puso Mauro a su pequeño hijo en honor al delantero argentino.