/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Ganadería industrial: ¿alimentar o contaminar?

La industrialización en la crianza de animales es la que genera el mayor impacto por los gases de efecto invernadero que emite

La ganadería industrial tiene un impacto catastrófico en el planeta, en la salud de los humanos y en la vida de los animales, por lo que es considerada como la mayor amenaza que enfrenta la humanidad en materia de cambio climático, debido a la masificación de la crianza de animales de engorda.

En el mundo hay alrededor de siete mil millones de personas y alimentarlos a todos requiere de la industrialización de los alimentos, a través de la crianza intensiva de animales. Sin embargo, el sector agrícola, que es la base de la alimentación del ganado, representa 24 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en el orbe, de las cuales más de la mitad (15 por ciento) corresponde a la producción de alimentos para la ganadería, un porcentaje superior al de todo el sistema de transporte, de acuerdo con cifras presentadas por la ONG Greenpeace.

Otro problema que genera la ganadería industrial es la deforestación, pues la misma organización acusa que esta actividad es responsable de 80 por ciento de la pérdida de los bosques en el mundo.

“El sistema alimentario actual es insostenible. El impacto medioambiental que tiene una dieta cárnica y derivados de origen animal es altísimo y deja estragos y graves consecuencias a nuestra salud”, explicó Dulce Ramírez, directora ejecutiva de Igualdad Animal México, en entrevista con El Sol de México.

La experta detalló que la oganización que representa realizó el estudio El Enemigo del Planeta, una investigación realizada con drones que sobrevolaron dos granjas industriales de cerdos en Jalisco, que albergan a más de 89 mil cerdos.

“Gracias a los reportes obtenidos durante el estudio, pudimos darnos cuenta de la magnitud de los terribles riesgos y daños ambientales que ocasiona la ganadería industrial, que no reportan la cantidad de olores, gases, partículas sólidas y líquidas que emiten a la atmósfera y además existen discrepancias en las declaraciones de su consumo de agua y manejo de residuos”.

Foto: Cortesía Presidencia

La especialista aseguró que el estudio arrojó que la granja carece de regulaciones, pues se desconocen las fuentes de sus recursos, con qué permisos cuentan y quién está verificando su manejo.

“El agua es un recurso natural indispensable para la vida humana, para producir un kilo de carne de cerdo, se necesitan 12 mil litros de agua potable. En cifras nacionales, la crianza de cerdos para consumo humano, representa la utilización de cuatro por ciento de toda el agua potable renovable de nuestro país”.

Dulce Ramírez enfatizó que, a raíz del estudio, se descubrió que hay un severo impacto de gases de efecto invernadero, además de generación de partículas suspendidas en el aire, contaminación del suelo y de la calidad del del agua.

“Lo más alarmante para nosotros es que la huella hídrica anual es de 47 millones de metros cúbicos, cuando algunas empresas no tienen permiso o concesión para el uso de este recurso”. Este monto equivale a llenar 47 veces el Estadio Azteca con el líquido.

La investigadora de Igualdad Animal subrayó que en el trabajo realizado también se reveló que el excremento de los cerdos, en un año, supera las 57 mil toneladas, pero lo que “más impactó fue que más de un millón 300 kilos de metano al año se generan, por esa razón es que la campaña El Enemigo del Planeta contribuye para que las personas se informen sobre el impacto que tiene el sistema alimentario y cómo podemos actuar para mitigarlo lo más posible”.

El documento también da cuenta de que los estanques aledaños a las naves porcícolas son un caldo de cultivo perfecto de enfermedades, pues se pueden encontrar más de 100 patógenos diferentes causantes de padecimientos en los humanos; tan sólo en un gramo de excremento porcino pueden concentrarse hasta 100 millones de bacterias.

Esto se debe a que los tanques están llenos de heces y orina de los cerdos, elementos que además producen gases de efecto invernadero.

Dulce Ramírez remarcó que, además de gastar millones de litros de agua potable, esta industria la contamina, ya que el mal manejo y la falta de tratamiento de las heces y orina de los animales es un importante factor de contaminación del suelo y del agua, y una fuente de enfermedades infecciosas para los humanos.

Greenpeace añade que los nitratos, un químico de uso masivo de fertilizantes sintéticos y de la ingente cantidad de excrementos generados por la ganadería industrial se filtran en el terreno envenenando la tierra y sus acuíferos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mundo ya entró a una “crisis global de la calidad del agua”.

El mismo organismo prevé que la demanda mundial por la carne crecerá 70 por ciento en los próximos 30 años, lo que elevaría de 56 mil millones de animales a 95 mil 200 millones de animales sacrificados para alimentar a la humanidad.

DENUNCIAN CRUELDAD

Cada año en México se matan más de mil 800 millones de animales para consumo humano, los cuales pasan toda su vida confinados en granjas, siendo sometidos a prácticas atroces y crueles y cuyo destino final es el matadero.

Como parte de esta investigación, Igualdad Animal México presentó cuatro denuncias en contra de estas granjas ubicadas en Jalisco, por hechos, actos y omisiones que pudiesen producir desequilibrio ecológico y daños al ambiente, para así solicitar su clausura definitiva, la revocación de los permisos, licencias y autorizaciones de operación, así como la reparación del daño.

Estos no son casos aislados. Recientemente, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha realizado inspecciones y verificaciones que han derivado en la clausura parcial temporal en algunas granjas.

Por último, la organización aseguró que “la ganadería industrial crece como una vorágine que arrasa todo a su paso, contaminando suelos y aguas, provocando gases de efecto invernadero que desatan fenómenos naturales catastróficos, es causante de enfermedades que terminan en pandemias y del mayor sufrimiento hacia los animales, por lo que es necesario frenar todos estos riesgos de forma definitiva”.

Además, diversos estudios de casas de estudio como Oxford o Cambridge, en Inglaterra, así como de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, demuestran científicamente que los animales de granja tienen sentimientos.

De acuerdo con un artículo de la BBC, Donald Broom, profesor de bienestar animal en la Universidad de Cambridge, realizó un estudio en el que colocó a vacas de granja en un corral con una palanca que abría el espacio en el que estaban encerradas, mismo que abre las puertas para que puedan salir a pastar.

Los resultados del estudio fueron que, una vez que los animales descifraron el sistema, mostraron reacciones físicas de satisfacción, es decir, aumentó su ritmo cardiaco y las posibilidades de que “saltaran” o galoparan hacia la comida.

A esto se suma que tratar bien a los animales de granja los hace más productivos. El análisis concluyó que las vacas daban más leche si se les trataba bien, en comparación con animales maltratados.

Hay vacas que son afortunadas, como las de la comunidad de La Garrotxa, en cataluña, España. Ahí, los dueños de La Fageda, una cooperativa dedicada a la producción de lácteos, se preocupa por la calidad de vida de las vacas, al mismo nivel que la de sus empleados. Mientras son ordeñados, estos bovinos escuchan a Bach.

Foto: Roberto Hernández

IMPRESIÓN DE CARNE

Los esfuerzos mundiales para revertir los efectos de la ganadería en el cambio climático ya integran a la tecnología y a la impresión en tercera dimensión para sustituir a la carne animal. En el mundo existen un puñado de empresas que utilizan insumos vegetales para imprimir alimentos similares a la carne. Entre los nombres más importantes están Beyond Meat e Impossible Foods, de Estados Unidos, Nova Meat, de Cataluña, en ganadería España, así como la empresa israelí Redefine Meat.

Algunas de estas marcas ya están en los estantes de los autoservicios de Estados Unidos, e incluso en algunas de las cadenas más importantes de comida rápida, como Burger King.

Las apuestas de los fondos de inversión sobre este tipo de empresas es optimista. El valor de las acciones de Beyond Meat, que cotiza en el Nasdaq desde el 1 de mayo de 2019, se ubica 455 por ciento por encima de su debut, que fue de 25 dólares. El optimismo se debe a que la demanda es superior a la oferta, aunque la empresa todavía no alcanza a tener un modelo de negocio totalmente competitivo, según el Good Food Institute, una empresa estadounidense que promueve los alimentos cárnicos basados en plantas.


Con información de Mario Alavez | El sol de México

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La ganadería industrial tiene un impacto catastrófico en el planeta, en la salud de los humanos y en la vida de los animales, por lo que es considerada como la mayor amenaza que enfrenta la humanidad en materia de cambio climático, debido a la masificación de la crianza de animales de engorda.

En el mundo hay alrededor de siete mil millones de personas y alimentarlos a todos requiere de la industrialización de los alimentos, a través de la crianza intensiva de animales. Sin embargo, el sector agrícola, que es la base de la alimentación del ganado, representa 24 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en el orbe, de las cuales más de la mitad (15 por ciento) corresponde a la producción de alimentos para la ganadería, un porcentaje superior al de todo el sistema de transporte, de acuerdo con cifras presentadas por la ONG Greenpeace.

Otro problema que genera la ganadería industrial es la deforestación, pues la misma organización acusa que esta actividad es responsable de 80 por ciento de la pérdida de los bosques en el mundo.

“El sistema alimentario actual es insostenible. El impacto medioambiental que tiene una dieta cárnica y derivados de origen animal es altísimo y deja estragos y graves consecuencias a nuestra salud”, explicó Dulce Ramírez, directora ejecutiva de Igualdad Animal México, en entrevista con El Sol de México.

La experta detalló que la oganización que representa realizó el estudio El Enemigo del Planeta, una investigación realizada con drones que sobrevolaron dos granjas industriales de cerdos en Jalisco, que albergan a más de 89 mil cerdos.

“Gracias a los reportes obtenidos durante el estudio, pudimos darnos cuenta de la magnitud de los terribles riesgos y daños ambientales que ocasiona la ganadería industrial, que no reportan la cantidad de olores, gases, partículas sólidas y líquidas que emiten a la atmósfera y además existen discrepancias en las declaraciones de su consumo de agua y manejo de residuos”.

Foto: Cortesía Presidencia

La especialista aseguró que el estudio arrojó que la granja carece de regulaciones, pues se desconocen las fuentes de sus recursos, con qué permisos cuentan y quién está verificando su manejo.

“El agua es un recurso natural indispensable para la vida humana, para producir un kilo de carne de cerdo, se necesitan 12 mil litros de agua potable. En cifras nacionales, la crianza de cerdos para consumo humano, representa la utilización de cuatro por ciento de toda el agua potable renovable de nuestro país”.

Dulce Ramírez enfatizó que, a raíz del estudio, se descubrió que hay un severo impacto de gases de efecto invernadero, además de generación de partículas suspendidas en el aire, contaminación del suelo y de la calidad del del agua.

“Lo más alarmante para nosotros es que la huella hídrica anual es de 47 millones de metros cúbicos, cuando algunas empresas no tienen permiso o concesión para el uso de este recurso”. Este monto equivale a llenar 47 veces el Estadio Azteca con el líquido.

La investigadora de Igualdad Animal subrayó que en el trabajo realizado también se reveló que el excremento de los cerdos, en un año, supera las 57 mil toneladas, pero lo que “más impactó fue que más de un millón 300 kilos de metano al año se generan, por esa razón es que la campaña El Enemigo del Planeta contribuye para que las personas se informen sobre el impacto que tiene el sistema alimentario y cómo podemos actuar para mitigarlo lo más posible”.

El documento también da cuenta de que los estanques aledaños a las naves porcícolas son un caldo de cultivo perfecto de enfermedades, pues se pueden encontrar más de 100 patógenos diferentes causantes de padecimientos en los humanos; tan sólo en un gramo de excremento porcino pueden concentrarse hasta 100 millones de bacterias.

Esto se debe a que los tanques están llenos de heces y orina de los cerdos, elementos que además producen gases de efecto invernadero.

Dulce Ramírez remarcó que, además de gastar millones de litros de agua potable, esta industria la contamina, ya que el mal manejo y la falta de tratamiento de las heces y orina de los animales es un importante factor de contaminación del suelo y del agua, y una fuente de enfermedades infecciosas para los humanos.

Greenpeace añade que los nitratos, un químico de uso masivo de fertilizantes sintéticos y de la ingente cantidad de excrementos generados por la ganadería industrial se filtran en el terreno envenenando la tierra y sus acuíferos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mundo ya entró a una “crisis global de la calidad del agua”.

El mismo organismo prevé que la demanda mundial por la carne crecerá 70 por ciento en los próximos 30 años, lo que elevaría de 56 mil millones de animales a 95 mil 200 millones de animales sacrificados para alimentar a la humanidad.

DENUNCIAN CRUELDAD

Cada año en México se matan más de mil 800 millones de animales para consumo humano, los cuales pasan toda su vida confinados en granjas, siendo sometidos a prácticas atroces y crueles y cuyo destino final es el matadero.

Como parte de esta investigación, Igualdad Animal México presentó cuatro denuncias en contra de estas granjas ubicadas en Jalisco, por hechos, actos y omisiones que pudiesen producir desequilibrio ecológico y daños al ambiente, para así solicitar su clausura definitiva, la revocación de los permisos, licencias y autorizaciones de operación, así como la reparación del daño.

Estos no son casos aislados. Recientemente, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha realizado inspecciones y verificaciones que han derivado en la clausura parcial temporal en algunas granjas.

Por último, la organización aseguró que “la ganadería industrial crece como una vorágine que arrasa todo a su paso, contaminando suelos y aguas, provocando gases de efecto invernadero que desatan fenómenos naturales catastróficos, es causante de enfermedades que terminan en pandemias y del mayor sufrimiento hacia los animales, por lo que es necesario frenar todos estos riesgos de forma definitiva”.

Además, diversos estudios de casas de estudio como Oxford o Cambridge, en Inglaterra, así como de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, demuestran científicamente que los animales de granja tienen sentimientos.

De acuerdo con un artículo de la BBC, Donald Broom, profesor de bienestar animal en la Universidad de Cambridge, realizó un estudio en el que colocó a vacas de granja en un corral con una palanca que abría el espacio en el que estaban encerradas, mismo que abre las puertas para que puedan salir a pastar.

Los resultados del estudio fueron que, una vez que los animales descifraron el sistema, mostraron reacciones físicas de satisfacción, es decir, aumentó su ritmo cardiaco y las posibilidades de que “saltaran” o galoparan hacia la comida.

A esto se suma que tratar bien a los animales de granja los hace más productivos. El análisis concluyó que las vacas daban más leche si se les trataba bien, en comparación con animales maltratados.

Hay vacas que son afortunadas, como las de la comunidad de La Garrotxa, en cataluña, España. Ahí, los dueños de La Fageda, una cooperativa dedicada a la producción de lácteos, se preocupa por la calidad de vida de las vacas, al mismo nivel que la de sus empleados. Mientras son ordeñados, estos bovinos escuchan a Bach.

Foto: Roberto Hernández

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Los esfuerzos mundiales para revertir los efectos de la ganadería en el cambio climático ya integran a la tecnología y a la impresión en tercera dimensión para sustituir a la carne animal. En el mundo existen un puñado de empresas que utilizan insumos vegetales para imprimir alimentos similares a la carne. Entre los nombres más importantes están Beyond Meat e Impossible Foods, de Estados Unidos, Nova Meat, de Cataluña, en ganadería España, así como la empresa israelí Redefine Meat.

Algunas de estas marcas ya están en los estantes de los autoservicios de Estados Unidos, e incluso en algunas de las cadenas más importantes de comida rápida, como Burger King.

Las apuestas de los fondos de inversión sobre este tipo de empresas es optimista. El valor de las acciones de Beyond Meat, que cotiza en el Nasdaq desde el 1 de mayo de 2019, se ubica 455 por ciento por encima de su debut, que fue de 25 dólares. El optimismo se debe a que la demanda es superior a la oferta, aunque la empresa todavía no alcanza a tener un modelo de negocio totalmente competitivo, según el Good Food Institute, una empresa estadounidense que promueve los alimentos cárnicos basados en plantas.


Con información de Mario Alavez | El sol de México

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