Después de dos años sin realizar eventos masivos, vecinos de la colonia San Antonio se dieron cita para la tradicional “Quema del Judas”, donde en esta ocasión uno de los personajes elegidos fue el presidente de Rusia Vladimir Putin, por su traición a la humanidad y un diablo en representación del mal de la sociedad y del coronavirus que arrebató la vida a miles de víctimas en el mundo.
Esta tradición llegó a su aniversario número 40, y en esta ocasión alrededor de 20 familias enteras, personas adultas y niños llegaron emocionados a la glorieta ubicada en las calles Romita, Lago de Chapala y Agua de Chalco, lugar donde se ofreció un espectáculo de cohetes y colores con el que se busca expulsar a “los demonios” y pecados del alma, pero también preservar una tradición que tiende a desaparecer.
Entre gritos, música y un tambor anunciando que ya iba a comenzar esta gran celebración, fue que inició la tradicional “Quema de judas” con la quema de dos toritos que fueron especialmente hechos para que disfrutarán los pequeños.
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Los judas de alrededor dos metros de altura, fueron “tronados”, con cohetes y pólvora en este caso fueron Vladimir Putin y un diablo, que en medio de la multitud los asistentes descargaron su coraje e ira, como símbolo de que el bien había triunfado sobre el mal.
Jesús Jiménez, uno de los organizadores comentó que esta tradición se pudo realizar gracias a la cooperación de todos los vecinos para comprar los muñecos hechos de cartón.
“Judas vendió al señor por 30 monedas y por eso tenemos la cajita para recuperar el dinero y las utilizaremos para la Quema de Judas”.
También recordó que hace años había un taquero en la esquina donde se lleva a cabo este tradicional evento; días antes de la realización de la quema, golpeó a su esposa y se le hizo un muñeco y posteriormente fue incinerado como lo marca la tradición.
Una vez finalizado el festín se pasa a una verbena popular, en este caso los organizadores y participantes acuden a un local que le denominaron “Club de Nutrición de Salud” que ha decir de Jesús Jiménez, “el que no dice salud no puede entrar”.
