León, Gto.- El hallazgo de restos humanos en la escuela Primaria Urbana Número 41 es la memoria de que en León se vivieron otras epidemias, que cobraron vidas y que como la que acontece en este 2020 con el nuevo tipo de coronavirus, los sepulcros de la ciudad zapatera son el recuerdo de otras epidemias que superaron los leoneses.
La Cólera grande y el tifo
El recuerdo de esas otras epidemias vino cuando se realizaron trabajos para mejorar la escuela de gobierno Primaria Urbana número 41, cerca del Panteón San Nicolás, colonos del Barrio de San Juan de Dios avisaron que luego de las excavaciones habían encontrado huesos humanos.
1833 la epidemia de la “cólera grande”
El Sol de León investigó en el Archivo Histórico Municipal de León (AHML) que las constantes epidemias que acontecían en la villa de León, como lo fue un terrible cólera que cobró la vida de leoneses en los años 1830 y 1833 saturaron de víctimas los sepulcros que en ese tiempo existían como el Camposanto el Pirulito o el de La Soledad, el del Coecillo, en tanto que el de San Juan Dios se saturó, por lo que hubo que crear el que se llamó “El Viejo Panteón San Nicolás” área donada por Don Francisco Urteaga quien fuera el primer cadáver enterrado en ese camposanto según revista Tiempos, en donde ahora se encuentra la primaria pública en donde fueron encontrados los restos.
Con el paso de los años las epidemias no cesaron y provocaron un mayor número de defunciones y entierros en el Panteón San Nicolás. En 1850 surgió otro brote de cólera, la fiebre tifoidea en 1861 y el tifo en 1889, la epidemia, ya para el año 1893, causó graves consecuencias.
Debido al alto número de defunciones en el año 1892 se construyeron más gavetas y se inició la construcción de otro panteón que se aperturó en 1893 y funcionó en el mismo terreno de la Hacienda de San Nicolás, según información investigada en el Archivo Histórico Municipal de León.
Ya para el Siglo XX los panteones de San Nicolás continuaron su función con él debido al mantenimiento y construcción de gavetas, fue en la década de los años 40 que el antiguo o primer Panteón San Nicolás fue hecho jardín para luego convertirse en la primaria “J. Jesús González” que ha día de hoy funge como escuela.
MUERTOS DE LA REVOLUCIÓN
Surgió la Revolución Mexicana y con este movimiento armada la ocupación villista de la ciudad, en 1915, año en el que se ordenó que los cuerpos de militares muertos en batalla se mandaran al Panteón 2º de San Nicolás, y para que ingresaran en depósito, se pidió al Juez Inspector del Registro Civil que a partir del 9 de mayo y desde las 6:00 de la tarde se encargaran de las llaves dos gendarmes, según el AHML.
Los panteones de León ahora sepultados por otras construcciones cuentan historias y además los acontecimientos de la ciudad “probablemente de los años 40 del siglo pasado hacia atrás. Recuerda que luego fraccionaron el panteón civil por la apertura de calles, casas, escuelas. Por allí los vecinos del rumbo cuentan leyendas aparecidos”, comentó para la OEM Juan Carlos Porras y Manrique académico y estudioso de la historia de León.
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En la entraña de León descansan los restos de leoneses que enfermaron por cólera y tifo, los soldados villistas, los fusilados, por la intervención de la Revolución Mexicana, es ahora el siglo XXI del el año 2020 tiempo de una pandemia, los leones ahora sufren los estragos de un nuevo tipo de coronavirus SARS-Cov-2 que produce un síndrome respiratorio agudo, una enfermedad llamada COVID-19 y es la pandemia más grave que se vive en 100 años, pero también desde hace varios años la ciudad zapatera sufre de violencia por una guerra de cárteles y grupos criminales que no dan tregua y que día tras días también cobran vidas.
Tifo
En información consultada por la OEM al Archivo Histórico Municipal de León, la epidemia del tifo que llegó a la ciudad en 1892 y se propagó los siguientes dos años, obligó a las autoridades a sepultar en el panteón de San Martín sólo a las víctimas, como medida para evitar la propagación. Según el periódico El Pueblo Católico, del 1º de abril de 1894, en él sólo se sepultaron cadáveres de personas fallecidas por enfermedades contagiosas, mandándome todos los demás al de San Nicolás. Funcionó hasta su clausura, primero provisional, en marzo de 1894, y definitiva, en la primera década del siglo XX.
