Desde hace 22 años la ciudad no era sede de una final de vuelta en el torneo de liga y el ambiente entre los leoneses era inmejorable, pues desde temprano la euforia por el Club León se hizo presente en mercados, calles, plazas y todo rincón.
Banderas, jerseys, cachetes pintados, carros arreglados y sombreros fueron algunos de los artículos utilizados por la afición, para intentar alentar a su equipo, quien estaba a 90 minutos o más de conseguir la octava estrella en el escudo.
“Hay que apoyar desde temprano, la verdad el ambiente se siente de una final, se ve el apoyo y ahora solamente toca que los jugadores pongan el corazón y algo más en la cancha para remontar el resultado; la veo difícil, pero confío en mi equipo”, comentó Alfredo, quien acudió al mercado Carro Verde para desayunar, portando el jersey esmeralda.
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Otros se alistaban con lo necesario para organizar una comida acompañado de familia y amigos, incluyendo botana para disfrutar la Gran Final, pues no se pudieron obtener los boletos y los precios de la reventa están por los cielos.
“No alcanzamos boleto y pues nos vamos a reunir en mi casa para ver el partido con algunos amigos y la familia; por la tarde haremos una carne asada y ya por la noche de partido llevamos infurtidos, frituras y que no falten las guacamayas”, comentó Sergio Alcocer.
La fiebre del futbol invadió nuevamente a esta ciudad, dejando atrás preocupaciones, estrés y enojos, pues hoy todo León viste de esmeralda.