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León, Gto.- Caminando por la Belisario Domínguez, buscando ofertas para surtir el mandado en la esquina de una famosa cremería, dando vuelta a dos pasos, inicia la famosa y temida calle Rivera.
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Comercio, Inseguridad, prostitución, drogas, ventas ilícitas, bares, es lo primero que se viene a la mente cuando se habla de esta calle.
MINI CENTRAL
Hace muchos años en esta ubicación se instaló un tipo de mini central paro los camiones de las rancherías, ahí era su parada oficial, aquí salían y llegaban los autobuses que transportaban a gente de las comunidades rurales a surtir su mandado .
No tardó mucho en convertirse en punto de congestionamiento vial, por lo que las autoridades decidieron sacar los camiones y darles la oportunidad a varios comercios para establecerse.
Ahí se puede encontrar todo tipo de herramientas, artículos de línea blanca, grabadoras, relojes, celulares, todo lo que uno se pueda imaginar.
El comercio y prostitución siempre han existido por la zona, ver patrullas todo el día es normal.
LOS REUBICAN
Llegó el momento en el que ya no cabían ni en los locales, ni en la banqueta y optaron por rehubicar algunos comerciantes en el mercado Comonfort, para liberar un poco la calle, pero varios vendedores se quedaron e hicieron de la Rivera su manera de vivir.
Desde su creación esta calle se ha caracterizado por su dinamismo es un lugar de pioneros que se les ofreció una alternativa y lo supieron aprovechar, este es el mayor mérito de La Rivera.
SUS NEGOCIOS EMBLEMÁTICOS
Los sábados tienen su propio tianguis, los vecinos ofrecen la mercancía que tengan. Sus primeras cuatro cuadras están tapizadas de negocios establecidos, ya de antaño que han sobrevivido a la delincuencia, a la pandemia, a la mala fama, son la cara bonita de la calle.
“Pásale, qué busca, aquí encuentra de todo, de todo”, dice un anciano que vende verdura y así comienza el recorrido.
En el número #104 a media cuadra se ubica uno de los negocios más antiguos y reconocidos la Panadería El Túnel, negocio familiar con más de ochenta años. Su especialidad es el bolillo caliente y pan de miniatura es lo que distingue y sus campechanas son únicas expresó su empleada.
Enfrente en el #101 está la Peluquería Don Manuel, con gente formada que espera su servicio y música de reguetón atienden a su fiel clientela. Su propietario mientras supervisa, lee el periódico dice que ellos ofrecerán sus servicios hasta que los clientes lo pidan.
Más de tres locales en la misma cuadra pertenecen a Los Plásticos Posadas, sus cocheras las utilizan como exhibidores, hacen ventas de menudeo y mayoreo, no quisieron dar entrevista.
En la esquina está La Ferretería de Rosita, que actualmente es atendida por dos jóvenes que poco saben de la calle, pero del negocio sí, por sus abuelos y padres.
El olor de la manteca te lleva hasta la Durería y Botanas, mientras fríen los tacos, atienden a sus clientes que los visitan de diferentes colonias de la ciudad al ritmo de Los Bukis, los surten para que se lleven lo necesario para su botana, tacos dorados, duro de puerco, papa dorada, frituras, tostadas, cueritos y manitas.
SU GENTE
Ana no conoce otra vida que la de la calle Rivera, ahí nació, ahí creció y piensa que ahí morirá, su mamá lleva más de 60 años en esa calle.
Comparte que una de las ventajas de vivir en La Rivera, es que tiene todo cerca, como el Descargue Estrella, el Mercado, y el Centro. Lo que más le desagrada es la delincuencia, la venta de drogas y los constantes pleitos.
Para ella la mala fama de la calle es real, es difícil no ver todo lo que pasa: “Para poder vivir tranquilos, siempre tenemos la puerta cerrada y evitamos chismes para no tener problemas”, mencionó.
SUS PERSONAJES
El Jari
Uno de los personajes más famosos y temidos de esta calle es Gustavo Sánchez Reynoso “El Jari”, fue el terror por muchos años, se le atribuían robos de carros y venta de droga. Logró convertirse en una leyenda en el bajo mundo y su historia terminó el 2016 con su muerte.
EL MIEDO
En una esquina se encuentra una virgen de Guadalupe, como señal donde han perdido la vida algunos personajes de la calle, le sigue un bar que se encuentra en decadencia pero aun ofrece servicio, siempre hay hombres afuera vigilando quien pasa por su territorio.
Más adelante siguen las vecindades señaladas como el punto más peligroso de La Rivera ahí se aconseja mejor no pasar e irte de largo.
