A bordo de una motobomba, los restos del Teniente Javier Becerra, viajaron hasta su última morada, luego de que se oficiará una misa de cuerpo presente por su eterno descanso en la casa funeraria donde fue velado. Compañeros y amigos bomberos, lo acompañaron y le dieron el último adiós.
Un cuadro de enfermedades se agravó con un último padecimiento en los recientes días y acabó con su vida el pasado miércoles por la noche, tras 42 años y 10 meses de servicio.
Su ataúd en una motobomba
El cuerpo fue velado en un recinto funeral ubicado en el Malecón del Río. En punto de las dos de la tarde, se ofició una misa de cuerpo presente y después, el ataúd con sus restos fue subido a una motobomba con su casco y el estandarte del Heroico Cuerpo de Bomberos.
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De ahí emprendió un recorrido por las calles y bulevares de la ciudad. Malecón del Río, Adolfo López Mateos, Campestre, Congreso de Chilpancingo, Antonio Madrazo y bulevar Guanajuato.
El ruido de las sirenas alertaba a los ciudadanos sobre el cortejo fúnebre del Teniente Becerra.
El contingente
El contingente, lo encabezaba la motobomba de su estación, que tripulaban sus compañeros y subordinados. Ellos le hicieron guardia de honor y lo acompañaron durante todo el recorrido.
Detrás viajaba una ambulancia con dos paramédicos, unidades operativas y más motobombas. El cortejo, también estaba integrado por sus familiares, hijos y nietos quienes llevaban su fotografía.
Un moño negro
Todas las unidades que participaban en el contingente, llevaban un moño negro en el cofre, como homenaje y luto, por la pérdida de su compañero y amigo. Cerca de 50 compañeros que se encontraban en turno y fuera de él, se hicieron presentes a las afueras del panteón.
Desde ahí dieron el último adiós al Teniente, pues solo una veintena de personas pudieron entrar y acompañarlo hasta su última morada.