/ domingo 5 de julio de 2020

Acorralan drogas a jóvenes

En ciudades como Irapuato y León son más de 250 los centros de rehabilitación que trabajan de manera clandestina

IRAPUATO. GTO. (OEM-Informex).- Alcohol y tabaco son las primeras drogas con las que experimentan los adolescentes y jóvenes, esto les da la entrada para que decidan consumir y más adelante desarrollar dependencia con otras sustancias como marihuana y metanfetaminas, problemática que los orilla a ser internados en los diversos centros de rehabilitación que hay en Guanajuato.

José tenía 14 años de edad cuando Pablo, su amigo de la colonia, le ofreció probar un “churro” de marihuana, pues le aseguró que este si le iba a gustar e incluso iba a querer más, José cedió y notó que las preocupaciones por reprobar las materias de la secundaria y el temor de llegar a su casa donde su papá violentaba a su mamá, pronto desparecían, entonces José comenzó a consumir la droga porque le provocaba “felicidad”.

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Días después los papás de Pablo se dio cuenta de que su hijo consumía la droga, y lo llevó a recibir tratamiento; sin embargo, José no corrió con la misma suerte, sus papás nunca se dieron cuenta de lo que consumía, ni siquiera notaron que en lugar de acudir a clases, José se iba al parque vecinal con sus nuevos amigos, quienes de inmediato le mostraron otras drogas, como el cristal, y pronto desarrolló un problema de adicción.

Como José, son cientos los jóvenes con problemas de adicción que son llevados a los centros de rehabilitación para tratarse, dejar la dependencia a las sustancias y poder reintegrarse a la sociedad para tener un proyecto de vida.

Luciano Salazar Aguilar, psicólogo encargado de atender a adictos en centros de rehabilitación, explicó que la adicción es una enfermedad multifactorial, la cual es provocada por diversas situaciones, principalmente por factores psicoemocionales, como los problemas familiares y el bullying en las escuelas, pero también por presión social por el grupo de amigos que los incita a consumir droga.

Sin embargo, las personas más vulnerables son los adolescentes y los adultos jóvenes, quienes deciden experimentar con alguna sustancia, como el alcohol y el tabaco, pero más adelante prefieren seguir probando con drogas más intensas, como la marihuana y metanfetaminas, las cuales se vuelven un hábito y comienzan a desarrollar dependencia con la sustancia.

Son internados en anexos para tratarse, pero no todos son candidatos

El psicólogo aseguró que no todas las personas son aptas para ser internadas en un anexo, pues primero debe realizarse una evaluación de la persona antes de diagnosticar una adicción; por ejemplo, señaló, que cuando un adolescente comienza a consumir marihuana esta en etapa experimental, por lo que no requiere ser internado, sino, se le aplica intervención ambulatoria y sesiones informativas por parte de especialistas para conocer el motivo de su consumo y solucionarlo, por lo que el joven no vuelve a probar la droga.

No obstante, cuando la persona consume drogas con más frecuencia, y cada vez va incrementando la dosis que su cuerpo pide, pero también comienza a afectar su funcionalidad, como dejar de hacer actividades cotidianas como comer, bañarse, dormir, incluso dejar de ir trabajar, para tener comportamientos como delinquir para pagar su consumo; es necesario que reciba tratamiento y sea internado en un centro de rehabilitación.

“Cuando la persona dejó de trabajar, comenzó a descuidarse, y consumir grandes cantidades de droga porque su cuerpo lo necesita, se vuelve una enfermedad, porque el cuerpo desarrolla una tolerancia y requiere la sustancia para sentirse normal”.

Se llevan meses de arduo trabajo con el adicto

Luciano Salazar Aguilar mencionó que cada persona que ingresa a un anexo debe ser analizada, donde desafortunadamente no todos son conscientes de que tienen un problema y que a la larga les provocará graves consecuencia, entre esas la muerte, por lo que primero se les hace una revisión física y de salud, a través de médicos y especialistas, para conocer el desgaste físico que han tenido, como deshidratación y desnutrición.

Tres meses, como mínimo, es lo que le lleva a una persona desintoxicarse en un anexo, tiempo que dura trabajando con especialistas médicos para mantener su abstinencia a la droga, mientras que a la vez, se con ayuda de psicólogos descubren la razón de su consumo.

Una vez que haya pasado la abstinencia, en el anexo se trabaja en su proyecto de vida y de la mano con los familiares para fortalecer la integración familiar y los valores, ya que al salir, ellos serán su pilar para que pueda continuar con su vida de manera normal y libre de adicciones.

Y es que, el psicólogo señaló que la motivación es esencial en las personas que buscan superar su adicción, para que sepan que son capaces de volver trabajar o estudiar y de integrarse a la sociedad, para así, evitar que vuelvan a consumir.

Lo primero es aceptar que hay un problema, informarse y saber cómo resolverlo, para después aplicar herramientas que puedan solucionar el problema y seguirlas manteniendo una vez que salga del anexo

Sin embargo, hay anexos que no aplican ni siquiera un análisis con la persona para saber si requiere o no tratamiento y que tan grave es su adicción, los cuales son irregulares o clandestinos, que abundan en todo el estado.

Hay más de 250 anexos irregulares tan sólo en un municipio de Guanajuato

Nicolás Pérez Ponce, presidente estatal de los Centros de Rehabilitación Unidos Bajío (CRUB), dijo que en todo el estado hay alrededor de 60 anexos que están registrados y que cumplen con las normas que les son solicitadas en el sector salud, estos ubicados en municipios como San Francisco del Rincón, León, San Felipe, Ocampo, Romita, Cuerámaro, Irapuato, Salamanca y Celaya.

Sin embargo, en ciudades como Irapuato y León son más de 250 los centros de rehabilitación que trabajan de manera clandestina, los cuales corren peligro de ser víctimas de ataques armados.

Mencionó que de diciembre a la fecha, ha registrado alrededor de 13 ataques armados en los anexos del estado, la mayoría de estos a los clandestinos, donde suelen atender a cerca de 120 personas cada uno.

Y es que el ataque más grave registrado fue el del centro de rehabilitación ubicado en Arandas, en Irapuato, donde murieron 27 personas que estaban siendo tratadas, esto, señaló el presidente estatal de CRUB, ha provocado que los anexos clandestinos estén dejando de operar, por el temor de ser atacados por las bandas criminales.

No sólo ser víctimas de ataques es el riesgo que corren los anexos irregulares, sino también que no se les trate de manera debida a las personas que buscan salir de las drogas, ya que en muchas de las ocasiones vuelven a reincidir por un mal tratamiento.

“Es alarmante que haya centros de rehabilitación clandestinos, porque hay familias que tienen la necesidad de querer rehabilitar a su familiar y acuden a los más cercanos, y en su momento se topan con uno de estos, los cuales corren muchos peligro”.

Combate a la drogadicción por los gobiernos

Desde inicio del 2020, el Gobierno del Estado de Guanajuato a través de la Secretaría de Salud y el Instituto de la Juventud Guanajuatense (Guanajoven) presentaron su proyecto importado de Islandia para atender la problemática de las adicciones en la entidad.

Jorge Romero Vázquez, director de Guanajoven, dijo alrededor de 18% de los jóvenes guanajuatenses tienen alguna adicción a una o más drogas ilegales, como mariguana y cristal; por lo que el proyecto pretende garantizar que ningún joven ni niño pruebe alguna droga, tanto legal como ilegal, antes de los 18 años, aunque esto sea responsabilidad de los propios padres de familia, al igual que los mismos comerciantes que venden estos productos, pues explicó que el alto porcentaje de jóvenes con problemas de adicciones se debe a que fueron inducidos por algún familiar a probar la cerveza o el cigarro, convirtiéndolo en un acto grave.

En tanto, en municipios como Irapuato, se trabaja de cerca con los jóvenes; por ejemplo, la Dirección de Proximidad Ciudadana mantiene el monitoreo y acercamiento de más de 400 jóvenes de entre 13 y 19 años de edad que son encontrados en las calles; sin embargo, muchos de ellos suelen estar consumiendo drogas y alcohol.

IRAPUATO. GTO. (OEM-Informex).- Alcohol y tabaco son las primeras drogas con las que experimentan los adolescentes y jóvenes, esto les da la entrada para que decidan consumir y más adelante desarrollar dependencia con otras sustancias como marihuana y metanfetaminas, problemática que los orilla a ser internados en los diversos centros de rehabilitación que hay en Guanajuato.

José tenía 14 años de edad cuando Pablo, su amigo de la colonia, le ofreció probar un “churro” de marihuana, pues le aseguró que este si le iba a gustar e incluso iba a querer más, José cedió y notó que las preocupaciones por reprobar las materias de la secundaria y el temor de llegar a su casa donde su papá violentaba a su mamá, pronto desparecían, entonces José comenzó a consumir la droga porque le provocaba “felicidad”.

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Días después los papás de Pablo se dio cuenta de que su hijo consumía la droga, y lo llevó a recibir tratamiento; sin embargo, José no corrió con la misma suerte, sus papás nunca se dieron cuenta de lo que consumía, ni siquiera notaron que en lugar de acudir a clases, José se iba al parque vecinal con sus nuevos amigos, quienes de inmediato le mostraron otras drogas, como el cristal, y pronto desarrolló un problema de adicción.

Como José, son cientos los jóvenes con problemas de adicción que son llevados a los centros de rehabilitación para tratarse, dejar la dependencia a las sustancias y poder reintegrarse a la sociedad para tener un proyecto de vida.

Luciano Salazar Aguilar, psicólogo encargado de atender a adictos en centros de rehabilitación, explicó que la adicción es una enfermedad multifactorial, la cual es provocada por diversas situaciones, principalmente por factores psicoemocionales, como los problemas familiares y el bullying en las escuelas, pero también por presión social por el grupo de amigos que los incita a consumir droga.

Sin embargo, las personas más vulnerables son los adolescentes y los adultos jóvenes, quienes deciden experimentar con alguna sustancia, como el alcohol y el tabaco, pero más adelante prefieren seguir probando con drogas más intensas, como la marihuana y metanfetaminas, las cuales se vuelven un hábito y comienzan a desarrollar dependencia con la sustancia.

Son internados en anexos para tratarse, pero no todos son candidatos

El psicólogo aseguró que no todas las personas son aptas para ser internadas en un anexo, pues primero debe realizarse una evaluación de la persona antes de diagnosticar una adicción; por ejemplo, señaló, que cuando un adolescente comienza a consumir marihuana esta en etapa experimental, por lo que no requiere ser internado, sino, se le aplica intervención ambulatoria y sesiones informativas por parte de especialistas para conocer el motivo de su consumo y solucionarlo, por lo que el joven no vuelve a probar la droga.

No obstante, cuando la persona consume drogas con más frecuencia, y cada vez va incrementando la dosis que su cuerpo pide, pero también comienza a afectar su funcionalidad, como dejar de hacer actividades cotidianas como comer, bañarse, dormir, incluso dejar de ir trabajar, para tener comportamientos como delinquir para pagar su consumo; es necesario que reciba tratamiento y sea internado en un centro de rehabilitación.

“Cuando la persona dejó de trabajar, comenzó a descuidarse, y consumir grandes cantidades de droga porque su cuerpo lo necesita, se vuelve una enfermedad, porque el cuerpo desarrolla una tolerancia y requiere la sustancia para sentirse normal”.

Se llevan meses de arduo trabajo con el adicto

Luciano Salazar Aguilar mencionó que cada persona que ingresa a un anexo debe ser analizada, donde desafortunadamente no todos son conscientes de que tienen un problema y que a la larga les provocará graves consecuencia, entre esas la muerte, por lo que primero se les hace una revisión física y de salud, a través de médicos y especialistas, para conocer el desgaste físico que han tenido, como deshidratación y desnutrición.

Tres meses, como mínimo, es lo que le lleva a una persona desintoxicarse en un anexo, tiempo que dura trabajando con especialistas médicos para mantener su abstinencia a la droga, mientras que a la vez, se con ayuda de psicólogos descubren la razón de su consumo.

Una vez que haya pasado la abstinencia, en el anexo se trabaja en su proyecto de vida y de la mano con los familiares para fortalecer la integración familiar y los valores, ya que al salir, ellos serán su pilar para que pueda continuar con su vida de manera normal y libre de adicciones.

Y es que, el psicólogo señaló que la motivación es esencial en las personas que buscan superar su adicción, para que sepan que son capaces de volver trabajar o estudiar y de integrarse a la sociedad, para así, evitar que vuelvan a consumir.

Lo primero es aceptar que hay un problema, informarse y saber cómo resolverlo, para después aplicar herramientas que puedan solucionar el problema y seguirlas manteniendo una vez que salga del anexo

Sin embargo, hay anexos que no aplican ni siquiera un análisis con la persona para saber si requiere o no tratamiento y que tan grave es su adicción, los cuales son irregulares o clandestinos, que abundan en todo el estado.

Hay más de 250 anexos irregulares tan sólo en un municipio de Guanajuato

Nicolás Pérez Ponce, presidente estatal de los Centros de Rehabilitación Unidos Bajío (CRUB), dijo que en todo el estado hay alrededor de 60 anexos que están registrados y que cumplen con las normas que les son solicitadas en el sector salud, estos ubicados en municipios como San Francisco del Rincón, León, San Felipe, Ocampo, Romita, Cuerámaro, Irapuato, Salamanca y Celaya.

Sin embargo, en ciudades como Irapuato y León son más de 250 los centros de rehabilitación que trabajan de manera clandestina, los cuales corren peligro de ser víctimas de ataques armados.

Mencionó que de diciembre a la fecha, ha registrado alrededor de 13 ataques armados en los anexos del estado, la mayoría de estos a los clandestinos, donde suelen atender a cerca de 120 personas cada uno.

Y es que el ataque más grave registrado fue el del centro de rehabilitación ubicado en Arandas, en Irapuato, donde murieron 27 personas que estaban siendo tratadas, esto, señaló el presidente estatal de CRUB, ha provocado que los anexos clandestinos estén dejando de operar, por el temor de ser atacados por las bandas criminales.

No sólo ser víctimas de ataques es el riesgo que corren los anexos irregulares, sino también que no se les trate de manera debida a las personas que buscan salir de las drogas, ya que en muchas de las ocasiones vuelven a reincidir por un mal tratamiento.

“Es alarmante que haya centros de rehabilitación clandestinos, porque hay familias que tienen la necesidad de querer rehabilitar a su familiar y acuden a los más cercanos, y en su momento se topan con uno de estos, los cuales corren muchos peligro”.

Combate a la drogadicción por los gobiernos

Desde inicio del 2020, el Gobierno del Estado de Guanajuato a través de la Secretaría de Salud y el Instituto de la Juventud Guanajuatense (Guanajoven) presentaron su proyecto importado de Islandia para atender la problemática de las adicciones en la entidad.

Jorge Romero Vázquez, director de Guanajoven, dijo alrededor de 18% de los jóvenes guanajuatenses tienen alguna adicción a una o más drogas ilegales, como mariguana y cristal; por lo que el proyecto pretende garantizar que ningún joven ni niño pruebe alguna droga, tanto legal como ilegal, antes de los 18 años, aunque esto sea responsabilidad de los propios padres de familia, al igual que los mismos comerciantes que venden estos productos, pues explicó que el alto porcentaje de jóvenes con problemas de adicciones se debe a que fueron inducidos por algún familiar a probar la cerveza o el cigarro, convirtiéndolo en un acto grave.

En tanto, en municipios como Irapuato, se trabaja de cerca con los jóvenes; por ejemplo, la Dirección de Proximidad Ciudadana mantiene el monitoreo y acercamiento de más de 400 jóvenes de entre 13 y 19 años de edad que son encontrados en las calles; sin embargo, muchos de ellos suelen estar consumiendo drogas y alcohol.

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