Era julio de 1999. Los periodistas de espectáculos estaban a la expectativa. Se sabía que Luis Miguel lanzaría su nuevo sencillo, Sol, arena y mar, el primero del disco Amarte es un placer. No había más que esperar a que la canción llegara al foro de televisión, a la estación de radio, a la redacción del periódico o la revista. Lo importante,era ser el primero en reportar el estreno de un nuevo tema de El Sol.
“Veníamos de una etapa donde había estado un poco alejado”, recuerda Martha Figueroa, periodista que durante 33 años ha seguido la carrera del cantante.
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“Cuando entregaron el sencillo fue muy curioso porque venían en unos camiones de seguridad privada, blindados, de esos como del banco. Llegaban los de la disquera y te daban el sencillo en la mano para evitar la piratería, que lo recibiera alguien equivocado, que se quedara en recepción o cualquier cosa”, afirma la conductora.
En las estaciones de radio todos estaban alertas para ponerle play a la grabación del casete o disco, recuerda Jessie Cervantes. “Aparecía el promotor con la canción en la puerta y tenías que ir corriendo a ponerlo. Ya había un locutor listo para estrenar la canción”, explica el hoy director artístico de Exa FM.
Eso se repitió varias veces durante la década de los años noventa. “El día previo no dormíamos porque se trataba de conseguir antes que nadie la canción. No había más que piratería, así que tratabas de investigar quién tenía el sencillo antes. Si no, tenías que descubrir qué estación de radio la estrenaba aunque fuera por un segundo antes que nadie. Llamabas a la compañía de monitoreo para estar seguro de quién había sido. No dormías, de verdad te pasabas la noche esperando la canción. Eso era Luis Miguel”.
Los tiempos son otros y las plataformas digitales cambiaron las prácticas de consumo. Los estrenos son inmediatos en todo el mundo. Los éxitos se miden diferente. Las redes sociales modificiaron la figura de “súper estrella”.