/ miércoles 7 de julio de 2021

Un ciclo escolar en pandemia

Francisco Javier Zavala Ramírez

Llegamos al término de un ciclo escolar en condiciones complejas, en donde el dolor y la muerte han representado una seria amenaza que ha deteriorado:

  • Nuestra convivencia humana
  • La estabilidad emocional
  • El aprendizaje escolar
  • La economía familiar y social


Dichas variables, entre otras, se han sumado para agudizar fenómenos que lastiman nuestra salud y bienestar social. Particularmente habré de señalar el aumento de la pobreza y con ello, el origen de trastornos que dificultan la posibilidad de ser felices, aspiración superior en nuestro tránsito por la vida.

En el campo educativo, es innegable el estrés, agotamiento de alumnos y maestros, padres de familia, preocupados todos por aprender en contextos totalmente adversos.

Por otra parte, es necesario identificar elementos que se agregan a los fenómenos desencadenados por la pandemia misma, que considero importante superar, una práctica caracterizada por confrontar a Maestros y Padres de familia, lo cual no favorece ni el aprendizaje escolar, como tampoco el Desarrollo Psicoafectivo del niño. Lamento profundamente el que se violente la relación entre ambos personajes, ya que los más afectados son nuestros niños, al observar que no hay acuerdos entre sus padres y sus maestros. Este fenómeno no es menor, es de gran importancia y trascendencia para nuestra población escolar. La educación es un camino de dos vías que no pueden trazarse de manera paralela, sino unirse de manera circular en interacciones fundadas en el compromiso, la responsabilidad, la solidaridad, la empatía y la gratitud. Pensar en un enfoque de la educación que lo defina como un proceso frío, administrativo, de boletas y calificaciones, es negar la esencia del proceso educativo como un fenómeno humano.

Toda la comunidad educativa ha realizado esfuerzos extraordinarios, culpar a quien no colaboró o bien emitir juicios que descalifiquen el trabajo pedagógico de los educadores no es justo ni enriquecedor al proceso formativo de la Niñez.

Ofrezcamos al magisterio, nuestro más amplio reconocimiento, su trabajo profesional y ético queda asentado en la historia, aún en condiciones adversas como la pandemia, concluimos un ciclo escolar y me siento motivado a expresar a los educadores: Honor a quien honor merece.

Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez

Llegamos al término de un ciclo escolar en condiciones complejas, en donde el dolor y la muerte han representado una seria amenaza que ha deteriorado:

  • Nuestra convivencia humana
  • La estabilidad emocional
  • El aprendizaje escolar
  • La economía familiar y social


Dichas variables, entre otras, se han sumado para agudizar fenómenos que lastiman nuestra salud y bienestar social. Particularmente habré de señalar el aumento de la pobreza y con ello, el origen de trastornos que dificultan la posibilidad de ser felices, aspiración superior en nuestro tránsito por la vida.

En el campo educativo, es innegable el estrés, agotamiento de alumnos y maestros, padres de familia, preocupados todos por aprender en contextos totalmente adversos.

Por otra parte, es necesario identificar elementos que se agregan a los fenómenos desencadenados por la pandemia misma, que considero importante superar, una práctica caracterizada por confrontar a Maestros y Padres de familia, lo cual no favorece ni el aprendizaje escolar, como tampoco el Desarrollo Psicoafectivo del niño. Lamento profundamente el que se violente la relación entre ambos personajes, ya que los más afectados son nuestros niños, al observar que no hay acuerdos entre sus padres y sus maestros. Este fenómeno no es menor, es de gran importancia y trascendencia para nuestra población escolar. La educación es un camino de dos vías que no pueden trazarse de manera paralela, sino unirse de manera circular en interacciones fundadas en el compromiso, la responsabilidad, la solidaridad, la empatía y la gratitud. Pensar en un enfoque de la educación que lo defina como un proceso frío, administrativo, de boletas y calificaciones, es negar la esencia del proceso educativo como un fenómeno humano.

Toda la comunidad educativa ha realizado esfuerzos extraordinarios, culpar a quien no colaboró o bien emitir juicios que descalifiquen el trabajo pedagógico de los educadores no es justo ni enriquecedor al proceso formativo de la Niñez.

Ofrezcamos al magisterio, nuestro más amplio reconocimiento, su trabajo profesional y ético queda asentado en la historia, aún en condiciones adversas como la pandemia, concluimos un ciclo escolar y me siento motivado a expresar a los educadores: Honor a quien honor merece.

Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com