/ martes 10 de mayo de 2022

La Voz de la IP | México en la disyuntiva de una Nueva Reforma Electoral

La Democracia en México ha evolucionado desde hace 3 décadas. Durante casi todo el siglo XX, en los tiempos de la dictadura perfecta, desde mucho antes de la elección ya se sabía quién o qué partido iba a tomar el puesto en disputa y las elecciones eran solo un trámite.

Sin embargo, por el trabajo de las fuerzas políticas opositoras y el impulso desde la sociedad, se fueron adecuando las leyes electorales para que este control no estuviera en el Gobierno y ya no hubiera una manipulación de los comicios.

El origen de la democracia es que el poder surge del pueblo y que los gobiernos deben responderle. En México, con un árbitro neutral, los ciudadanos premian o castigan con su voto a los gobiernos y validan a los candidatos que responden con propuestas.

Cada voto cuenta, tenemos una institución que da certeza de que las elecciones realizan de manera justa: El Instituto Nacional Electoral.

Podrá el INE tener áreas de oportunidad, pero también nos ha demostrado que, desde su operación como IFE, da garantías de que los resultados se respetan, así como las leyes que se han ajustado desde el Legislativo para que las contiendas sean lo más justas posibles.

La participación ciudadana ha tomado un papel cada vez más importante; se han formado organizaciones de la sociedad civil que aportan soluciones a problemas concretos y apoyan al desarrollo del país. También se han impulsado organismos autónomos que generan contrapesos y, aunque no son cómodos para los líderes, nos dan garantía como sociedad.

Tenemos grandes retos en materia de leyes electorales y el Legislativo debe abrirse a una discusión para encontrar mejoras en la representación real en las Cámaras.

Pero es más importante reconocer las fortalezas que hemos acumulado en esta democracia en desarrollo: Valores como contar con un árbitro neutral que nos dé certidumbre y que no permitirá que aquellos que están en el poder manipulen los comicios para garantizar su permanencia, privilegiando sus intereses personales o de grupo por encima del bien común. Por eso #YoDefiendoAlINE.

La iniciativa de Reforma Constitucional del Presidente, presentada el último día del periodo ordinario, ya sin la posibilidad de ser debatida en el Congreso y a sabiendas de que la oposición estaría en contra, suena como un embate político de comunicación para seguir desgastando al INE, seguir polarizando de cara a las elecciones de junio.

Es muy probable que la reforma no avance como se presentó. Habría que decir que tiene aspectos que vale la pena revisar, como la reducción del financiamiento de los partidos; o la forma de representación, hoy vigente en el Congreso, que debe realmente responder a las votaciones, siendo incluyentes de las minorías, pero dando su espacio proporcional a cada fuerza política de acuerdo con los votos conseguidos.

Pero es realmente inadmisible que se proponga regresar al control del gobierno la organización de las elecciones y el conteo de los votos. Al revés, debemos fortalecer más la autonomía del INE y ser más exigentes con su trabajo. #OpiniónCoparmex

Jorge Ramírez Hernández

Vicepresidente Nacional Desarrollo Democrático de Coparmex

La Democracia en México ha evolucionado desde hace 3 décadas. Durante casi todo el siglo XX, en los tiempos de la dictadura perfecta, desde mucho antes de la elección ya se sabía quién o qué partido iba a tomar el puesto en disputa y las elecciones eran solo un trámite.

Sin embargo, por el trabajo de las fuerzas políticas opositoras y el impulso desde la sociedad, se fueron adecuando las leyes electorales para que este control no estuviera en el Gobierno y ya no hubiera una manipulación de los comicios.

El origen de la democracia es que el poder surge del pueblo y que los gobiernos deben responderle. En México, con un árbitro neutral, los ciudadanos premian o castigan con su voto a los gobiernos y validan a los candidatos que responden con propuestas.

Cada voto cuenta, tenemos una institución que da certeza de que las elecciones realizan de manera justa: El Instituto Nacional Electoral.

Podrá el INE tener áreas de oportunidad, pero también nos ha demostrado que, desde su operación como IFE, da garantías de que los resultados se respetan, así como las leyes que se han ajustado desde el Legislativo para que las contiendas sean lo más justas posibles.

La participación ciudadana ha tomado un papel cada vez más importante; se han formado organizaciones de la sociedad civil que aportan soluciones a problemas concretos y apoyan al desarrollo del país. También se han impulsado organismos autónomos que generan contrapesos y, aunque no son cómodos para los líderes, nos dan garantía como sociedad.

Tenemos grandes retos en materia de leyes electorales y el Legislativo debe abrirse a una discusión para encontrar mejoras en la representación real en las Cámaras.

Pero es más importante reconocer las fortalezas que hemos acumulado en esta democracia en desarrollo: Valores como contar con un árbitro neutral que nos dé certidumbre y que no permitirá que aquellos que están en el poder manipulen los comicios para garantizar su permanencia, privilegiando sus intereses personales o de grupo por encima del bien común. Por eso #YoDefiendoAlINE.

La iniciativa de Reforma Constitucional del Presidente, presentada el último día del periodo ordinario, ya sin la posibilidad de ser debatida en el Congreso y a sabiendas de que la oposición estaría en contra, suena como un embate político de comunicación para seguir desgastando al INE, seguir polarizando de cara a las elecciones de junio.

Es muy probable que la reforma no avance como se presentó. Habría que decir que tiene aspectos que vale la pena revisar, como la reducción del financiamiento de los partidos; o la forma de representación, hoy vigente en el Congreso, que debe realmente responder a las votaciones, siendo incluyentes de las minorías, pero dando su espacio proporcional a cada fuerza política de acuerdo con los votos conseguidos.

Pero es realmente inadmisible que se proponga regresar al control del gobierno la organización de las elecciones y el conteo de los votos. Al revés, debemos fortalecer más la autonomía del INE y ser más exigentes con su trabajo. #OpiniónCoparmex

Jorge Ramírez Hernández

Vicepresidente Nacional Desarrollo Democrático de Coparmex