/ jueves 26 de mayo de 2022

Fuera de Agenda | Aduanas verde olivo

Existe un dicho al interior del Ejército que data del sexenio de Luis Echeverría y que se popularizó en el gobierno de su sucesor José López Portillo, se refiere a la naturaleza “multifacética” de los egresados de la Escuela Superior de Guerra que ostentan el título de Diplomado de Estado Mayor (DEM). Desde aquella época cuando el entonces secretario de la Defensa Nacional el general Hermengildo Cuenca Díaz se convirtió en el primer DEM en ocupar el cargo, a los diplomados se les bautizó como “penicilinos”, por aquello de que como el famoso antibiótico “servían para todo”.

La analogía con el medicamento que funciona como tratamiento contra infecciones provocadas por bacterias, trae una carga de ironía de los militares llamados “tácticos” contra sus pares “diplomados”, en virtud de que los DEM monopolizaron desde entonces las promociones superiores a rango de general así como los principales cargos al interior de la milicia, sin importar que no fueran los más aptos y mejor calificados. Todo por el simple hecho de ser DEM.

Con el decreto presidencial publicado el martes 24 de mayo en el Diario Oficial de la Federación, por el que quedan en manos de la secretaría de la Defensa Nacional nueve aduanas del interior del país, que controlaba la recién creada Agencia Nacional de Aduanas (ANA), los militares las agregan a las 21 aduanas fronterizas y la del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles que administran desde diciembre pasado. Desde el verano anterior la secretaría de Marina tiene a su cargo la operación de 17 aduanas marítimas y la del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

En un sistema democrático donde priva la separación de los tres poderes que integran el Estado, donde existe un mínimo respeto por las garantías constitucionales, los integrantes de las fuerzas armadas no tendrían por qué asumir responsabilidades administrativas del ámbito civil como operar entidades paraestatales o empresas que generan utilidades. El caso de las aduanas implica conocimientos en comercio internacional, reglas arancelarias y pericia para fiscalizar, vigilar y controlar el ingreso y extracción de mercancías del país. ¿En qué curso de la Escuela Superior de Guerra les enseñaron eso?

La desnaturalización de la función constitucional para la que fueran creadas las fuerzas armadas apunta como un arma de doble filo. En el sexenio de las improvisaciones y la demagogia, asistimos a una reedición del rol de los “penicilinos” ahora bajo una arriesgada premisa de que en el mundo civil los militares sirven para todo.

A las aduanas se suma el desastre de la intervención de la Policía Militar uniformados de Guardia Nacional en el control de las carreteras. Los asaltos y robos de mercancías aumentan, la última postal son los videos de la semana pasada en la vía México Querétaro donde varios automovilistas varados por fallos en el sistema de cobro en las casetas fueron despojados de sus pertenencias sin que asomaran los responsables de la seguridad en caminos.

Más allá de involucrar a militares en ecocidios como el que implica la construcción del Tren Maya, lo más grave para el Estado en el actual sexenio sigue siendo la subordinación por orden presidencial de las fuerzas armadas ante el crimen organizado.

@velediaz424

Existe un dicho al interior del Ejército que data del sexenio de Luis Echeverría y que se popularizó en el gobierno de su sucesor José López Portillo, se refiere a la naturaleza “multifacética” de los egresados de la Escuela Superior de Guerra que ostentan el título de Diplomado de Estado Mayor (DEM). Desde aquella época cuando el entonces secretario de la Defensa Nacional el general Hermengildo Cuenca Díaz se convirtió en el primer DEM en ocupar el cargo, a los diplomados se les bautizó como “penicilinos”, por aquello de que como el famoso antibiótico “servían para todo”.

La analogía con el medicamento que funciona como tratamiento contra infecciones provocadas por bacterias, trae una carga de ironía de los militares llamados “tácticos” contra sus pares “diplomados”, en virtud de que los DEM monopolizaron desde entonces las promociones superiores a rango de general así como los principales cargos al interior de la milicia, sin importar que no fueran los más aptos y mejor calificados. Todo por el simple hecho de ser DEM.

Con el decreto presidencial publicado el martes 24 de mayo en el Diario Oficial de la Federación, por el que quedan en manos de la secretaría de la Defensa Nacional nueve aduanas del interior del país, que controlaba la recién creada Agencia Nacional de Aduanas (ANA), los militares las agregan a las 21 aduanas fronterizas y la del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles que administran desde diciembre pasado. Desde el verano anterior la secretaría de Marina tiene a su cargo la operación de 17 aduanas marítimas y la del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

En un sistema democrático donde priva la separación de los tres poderes que integran el Estado, donde existe un mínimo respeto por las garantías constitucionales, los integrantes de las fuerzas armadas no tendrían por qué asumir responsabilidades administrativas del ámbito civil como operar entidades paraestatales o empresas que generan utilidades. El caso de las aduanas implica conocimientos en comercio internacional, reglas arancelarias y pericia para fiscalizar, vigilar y controlar el ingreso y extracción de mercancías del país. ¿En qué curso de la Escuela Superior de Guerra les enseñaron eso?

La desnaturalización de la función constitucional para la que fueran creadas las fuerzas armadas apunta como un arma de doble filo. En el sexenio de las improvisaciones y la demagogia, asistimos a una reedición del rol de los “penicilinos” ahora bajo una arriesgada premisa de que en el mundo civil los militares sirven para todo.

A las aduanas se suma el desastre de la intervención de la Policía Militar uniformados de Guardia Nacional en el control de las carreteras. Los asaltos y robos de mercancías aumentan, la última postal son los videos de la semana pasada en la vía México Querétaro donde varios automovilistas varados por fallos en el sistema de cobro en las casetas fueron despojados de sus pertenencias sin que asomaran los responsables de la seguridad en caminos.

Más allá de involucrar a militares en ecocidios como el que implica la construcción del Tren Maya, lo más grave para el Estado en el actual sexenio sigue siendo la subordinación por orden presidencial de las fuerzas armadas ante el crimen organizado.

@velediaz424