/ domingo 5 de agosto de 2018

El reglamento de tránsito, una cortina de humo

Se acabaron las campañas, los discursos floridos, los festejos, las promesas y hubo que volver a nuestra realidad, se acabó el sueño mohicano.

Los números son fríos y al introducirnos a las estadísticas, las mismas nos dan escalofrío  como  sucedió al saber que en solo 3 meses del 2018, las cifras alcanzaron un número alarmante al  perpetrarse 1566 homicidios dolosos  en nuestro Estado.

El periodista, Oscar Reyes, dio cuenta que “durante 2017, de los 31 mil 174 homicidios, ocurridos en el país, 7.22% ocurrieron en Guanajuato, esto es, que durante todo el año pasado hubo en el Estado 2252 homicidios” (sic). Haciendo la aclaración que el INEGI ubicó a Guanajuato como el tercer lugar nacional con mayor cantidad de homicidios, tanto dolosos como culposos, según la nota periodística que publicó el citado Oscar Reyes Rodríguez.

Un periódico de la localidad  informó que en Guanajuato, en enero hubo 26 homicidios, en   febrero 19, en marzo 39, en abril 35, en mayo 34, en junio 25 y en julio 31, y en el mes de agosto ya empezó la cuenta.

Claro, este asunto no es exclusivo sólo de Guanajuato, en el estado de Quintana Roo, el periódico Novedades dio a conocer  después del asesinato del reportero Rubén Pat Cahuich,  colaborador del semanario Playa News,  que a fines de julio del 2018 fue ultimado a pesar de que contaba con la protección de la policía federal.  En el mes de junio, otro reportero, de nombre Chan Dzib, en el municipio de Carillo Puerto también perdió la vida. La lista es larga, los periodistas José Gerardo Martínez en la ciudad de México en enero del 2018, Pedro Damián Gómez de Tijuana el 14 de febrero, Leslie Ann Pamela de Acapulco el 15 de febrero, Alicia Díaz en Monterrey el 25 de mayo, Héctor González de Cd. Victoria el 29 de mayo, Juan Carlos Huerta en Villahermosa el 15 de mayo, Leobardo Vázquez de Xalapa el 21 de marzo, María del Sol de Juchitán, Oaxaca el 2 de junio y por supuesto, los primeros mencionados, además de Luis Pérez de Iztapalapa el 23 julio. Estos hechos sangrientos generaron la intervención  internacional de la Unión Europea , así como las embajadas de Noruega y Suiza, en donde se condenó particularmente el asesinato de los periodistas de Playa del Carmen y Carillo Puerto.

Ante estos hechos, con frecuencia me hago la misma interrogante: ¿hasta cuándo podremos vivir con tranquilidad y paz? No pasa un solo día sin que escuchemos discursos de la clase política haciendo gala de su mejor retórica, nos deslumbran y mantienen a la expectativa, al prometernos que van a combatir y acabar con la inseguridad, a través de cuerpos policiales más preparados y más eficientes. Perdón, pero esto  es demagogia pura, planes y programas van y vienen, pero antes de que se pongan en práctica estos programas, ya nos estamos tropezando con los mismos hechos.

La cordura y el entendimiento  se pierde en la búsqueda de respuestas al exigir que la autoridad asuma su responsabilidad a carta cabal, como lo marca la ley, pero al darnos  cuenta que no hay autoridades confiables,  que  fabrican paredes de humo que  desvían la atención pública  para resolver la falta de seguridad pública.

Por estas razones,  en lo particular, me parece una incongruencia que  los leoneses que de por si ya vivimos en la zozobra, miedo y terror por la inseguridad, ahora tengamos que preocuparnos por la creación de un reglamento de tránsito lesivo,  que en sí no previene conductas sino que aplica sanciones desmesuradas a los ciudadanos,  que tienen la necesidad de desplazarse en la ciudad con motivo de acudir a la escuela, al trabajo o a alguna actividad recreativa que finalmente golpeará su economía  por las multas excesivas y confiscatorias que pretenden imponerle a quien ose violarlas.

Repito, desde mi perspectiva, la autoridad municipal está golpeando al más débil , a los ciudadanos comunes y corrientes porque hasta hoy no ha podido resolver el problema de la seguridad  y simplemente es un desvío de atención para mantenernos ocupados de lo que verdaderamente importa y es, sin duda alguna, la vida de los leoneses, y aquí es donde todos los cuerpos policiacos de León deben de converger en este tema, no más muertos ni demagogia.

galvantorres33@hotmail.com

Se acabaron las campañas, los discursos floridos, los festejos, las promesas y hubo que volver a nuestra realidad, se acabó el sueño mohicano.

Los números son fríos y al introducirnos a las estadísticas, las mismas nos dan escalofrío  como  sucedió al saber que en solo 3 meses del 2018, las cifras alcanzaron un número alarmante al  perpetrarse 1566 homicidios dolosos  en nuestro Estado.

El periodista, Oscar Reyes, dio cuenta que “durante 2017, de los 31 mil 174 homicidios, ocurridos en el país, 7.22% ocurrieron en Guanajuato, esto es, que durante todo el año pasado hubo en el Estado 2252 homicidios” (sic). Haciendo la aclaración que el INEGI ubicó a Guanajuato como el tercer lugar nacional con mayor cantidad de homicidios, tanto dolosos como culposos, según la nota periodística que publicó el citado Oscar Reyes Rodríguez.

Un periódico de la localidad  informó que en Guanajuato, en enero hubo 26 homicidios, en   febrero 19, en marzo 39, en abril 35, en mayo 34, en junio 25 y en julio 31, y en el mes de agosto ya empezó la cuenta.

Claro, este asunto no es exclusivo sólo de Guanajuato, en el estado de Quintana Roo, el periódico Novedades dio a conocer  después del asesinato del reportero Rubén Pat Cahuich,  colaborador del semanario Playa News,  que a fines de julio del 2018 fue ultimado a pesar de que contaba con la protección de la policía federal.  En el mes de junio, otro reportero, de nombre Chan Dzib, en el municipio de Carillo Puerto también perdió la vida. La lista es larga, los periodistas José Gerardo Martínez en la ciudad de México en enero del 2018, Pedro Damián Gómez de Tijuana el 14 de febrero, Leslie Ann Pamela de Acapulco el 15 de febrero, Alicia Díaz en Monterrey el 25 de mayo, Héctor González de Cd. Victoria el 29 de mayo, Juan Carlos Huerta en Villahermosa el 15 de mayo, Leobardo Vázquez de Xalapa el 21 de marzo, María del Sol de Juchitán, Oaxaca el 2 de junio y por supuesto, los primeros mencionados, además de Luis Pérez de Iztapalapa el 23 julio. Estos hechos sangrientos generaron la intervención  internacional de la Unión Europea , así como las embajadas de Noruega y Suiza, en donde se condenó particularmente el asesinato de los periodistas de Playa del Carmen y Carillo Puerto.

Ante estos hechos, con frecuencia me hago la misma interrogante: ¿hasta cuándo podremos vivir con tranquilidad y paz? No pasa un solo día sin que escuchemos discursos de la clase política haciendo gala de su mejor retórica, nos deslumbran y mantienen a la expectativa, al prometernos que van a combatir y acabar con la inseguridad, a través de cuerpos policiales más preparados y más eficientes. Perdón, pero esto  es demagogia pura, planes y programas van y vienen, pero antes de que se pongan en práctica estos programas, ya nos estamos tropezando con los mismos hechos.

La cordura y el entendimiento  se pierde en la búsqueda de respuestas al exigir que la autoridad asuma su responsabilidad a carta cabal, como lo marca la ley, pero al darnos  cuenta que no hay autoridades confiables,  que  fabrican paredes de humo que  desvían la atención pública  para resolver la falta de seguridad pública.

Por estas razones,  en lo particular, me parece una incongruencia que  los leoneses que de por si ya vivimos en la zozobra, miedo y terror por la inseguridad, ahora tengamos que preocuparnos por la creación de un reglamento de tránsito lesivo,  que en sí no previene conductas sino que aplica sanciones desmesuradas a los ciudadanos,  que tienen la necesidad de desplazarse en la ciudad con motivo de acudir a la escuela, al trabajo o a alguna actividad recreativa que finalmente golpeará su economía  por las multas excesivas y confiscatorias que pretenden imponerle a quien ose violarlas.

Repito, desde mi perspectiva, la autoridad municipal está golpeando al más débil , a los ciudadanos comunes y corrientes porque hasta hoy no ha podido resolver el problema de la seguridad  y simplemente es un desvío de atención para mantenernos ocupados de lo que verdaderamente importa y es, sin duda alguna, la vida de los leoneses, y aquí es donde todos los cuerpos policiacos de León deben de converger en este tema, no más muertos ni demagogia.

galvantorres33@hotmail.com