/ lunes 6 de septiembre de 2021

El Espectador | Destruyen la herencia de las nuevas generaciones

Petróleos Mexicanos pasó del sitio 133 al 257 en los últimos 12 meses dentro del ranking de las 500 empresas globales de la revista Fortune.

En otras palabras, la gigante que administra Octavio Romero Oropeza resbaló 124 escalones hacia el sótano de las compañías más grandes del mundo, se hace pequeña o muere, aceleradamente bajo sus manos.

Pemex registró ingresos por 44 mil 383 millones de dólares en los 12 meses que terminaron el 2 de agosto del 2021, esto representó una caída de 39.1 por ciento frente a los 72 mil 820 millones de dólares del periodo anterior.

La empresa mexicana llegó a estar en el sitio 31 del ranking de las 500 Globales de Fortune en 2009, situación que se le atribuye a la administración de Jesús Reyes-Heroles (Economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México con estudios de derecho en la UNAM. Doctor en Economía por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, el prestigioso MIT), pues encabezó Pemex entre 2006 y 2009, cuando Felipe Calderón gobernaba México.

Por lo pronto, Octavio Romero continúa esquivando preguntas y entrevistas, tanto de medios de comunicación como de sus subordinados, quienes acusan que llega a su oficina y se encierra sin abrir espacios de diálogo con nadie que le represente incomodidad.

Pero el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habló en su más reciente informe de Gobierno sobre la petrolera. Esta es su visión de Pemex:

“Esta nueva política energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de importarlas; con este fin se continúa destinando recursos para la modernización de las seis refinerías existentes; en tres años la inversión pública destinada a las refinerías ha sido de 33 mil 581 millones de pesos. Cuando llegamos al gobierno estas refinerías estaban en el abandono y la administración anterior había comenzado a vender plantas –como las de hidrógeno– al interior de sus instalaciones; al inicio de nuestra administración las refinerías transformaban 511 mil barriles por día y ahora procesan 706 mil barriles diarios; es decir, 38 por ciento más. El reinicio de la construcción de la coquizadora de Tula, Hidalgo, es una buena noticia, porque se ampliará la producción de esa refinería en 70 mil barriles diarios de combustibles. En julio del año próximo se terminará también la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con capacidad para procesar 340 mil barriles diarios. Cabe recordar que, desde hace 42 años, significativamente desde el inicio del periodo neoliberal, no se había construido una nueva refinería en nuestro país; la última fue la de Salina Cruz, Oaxaca, que empezó a operar en 1979.

“Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en 1993, en vez de hacer aquí una nueva refinería se optó porque Pemex se asociara con Shell para compartir la refinería Deer Park de Houston, Texas. Este año se hizo la oferta para comprar la parte de la petrolera extranjera y se cerró la operación con un costo de 596 millones de dólares; ahora la refinería será propiedad total de Pemex y su producción de gasolinas y diésel y otros combustibles, 150 mil barriles diarios, se destinarán al abasto del mercado interno de nuestro país.

“Esta nueva política significa no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del mercado interno. Con esta producción moderada cumpliremos el compromiso de reponer como norma el 100 por ciento de las reservas probadas y ayudaremos así a reducir el uso excesivo de combustibles fósiles. En suma, seguiremos actuando de manera responsable y no se afectará la herencia de las nuevas generaciones”.

Lo cierto es que esta nueva política parece que sí está afectando la herencia de las nuevas generaciones de mexicanos, porque no parece pensada para el futuro y no hace caso a las señales de alerta que llegan del presente.

¿Qué pasará por la cabeza de Octavio Romero?

Por cierto, encabezan la lista: Walmart, seguida de State Grid, Amazon, China National Petroleum y Sinopec Group.

Petróleos Mexicanos pasó del sitio 133 al 257 en los últimos 12 meses dentro del ranking de las 500 empresas globales de la revista Fortune.

En otras palabras, la gigante que administra Octavio Romero Oropeza resbaló 124 escalones hacia el sótano de las compañías más grandes del mundo, se hace pequeña o muere, aceleradamente bajo sus manos.

Pemex registró ingresos por 44 mil 383 millones de dólares en los 12 meses que terminaron el 2 de agosto del 2021, esto representó una caída de 39.1 por ciento frente a los 72 mil 820 millones de dólares del periodo anterior.

La empresa mexicana llegó a estar en el sitio 31 del ranking de las 500 Globales de Fortune en 2009, situación que se le atribuye a la administración de Jesús Reyes-Heroles (Economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México con estudios de derecho en la UNAM. Doctor en Economía por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, el prestigioso MIT), pues encabezó Pemex entre 2006 y 2009, cuando Felipe Calderón gobernaba México.

Por lo pronto, Octavio Romero continúa esquivando preguntas y entrevistas, tanto de medios de comunicación como de sus subordinados, quienes acusan que llega a su oficina y se encierra sin abrir espacios de diálogo con nadie que le represente incomodidad.

Pero el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habló en su más reciente informe de Gobierno sobre la petrolera. Esta es su visión de Pemex:

“Esta nueva política energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de importarlas; con este fin se continúa destinando recursos para la modernización de las seis refinerías existentes; en tres años la inversión pública destinada a las refinerías ha sido de 33 mil 581 millones de pesos. Cuando llegamos al gobierno estas refinerías estaban en el abandono y la administración anterior había comenzado a vender plantas –como las de hidrógeno– al interior de sus instalaciones; al inicio de nuestra administración las refinerías transformaban 511 mil barriles por día y ahora procesan 706 mil barriles diarios; es decir, 38 por ciento más. El reinicio de la construcción de la coquizadora de Tula, Hidalgo, es una buena noticia, porque se ampliará la producción de esa refinería en 70 mil barriles diarios de combustibles. En julio del año próximo se terminará también la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con capacidad para procesar 340 mil barriles diarios. Cabe recordar que, desde hace 42 años, significativamente desde el inicio del periodo neoliberal, no se había construido una nueva refinería en nuestro país; la última fue la de Salina Cruz, Oaxaca, que empezó a operar en 1979.

“Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en 1993, en vez de hacer aquí una nueva refinería se optó porque Pemex se asociara con Shell para compartir la refinería Deer Park de Houston, Texas. Este año se hizo la oferta para comprar la parte de la petrolera extranjera y se cerró la operación con un costo de 596 millones de dólares; ahora la refinería será propiedad total de Pemex y su producción de gasolinas y diésel y otros combustibles, 150 mil barriles diarios, se destinarán al abasto del mercado interno de nuestro país.

“Esta nueva política significa no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del mercado interno. Con esta producción moderada cumpliremos el compromiso de reponer como norma el 100 por ciento de las reservas probadas y ayudaremos así a reducir el uso excesivo de combustibles fósiles. En suma, seguiremos actuando de manera responsable y no se afectará la herencia de las nuevas generaciones”.

Lo cierto es que esta nueva política parece que sí está afectando la herencia de las nuevas generaciones de mexicanos, porque no parece pensada para el futuro y no hace caso a las señales de alerta que llegan del presente.

¿Qué pasará por la cabeza de Octavio Romero?

Por cierto, encabezan la lista: Walmart, seguida de State Grid, Amazon, China National Petroleum y Sinopec Group.