/ lunes 23 de agosto de 2021

Desafíos de la Educación Virtual

La crisis social y de salud que padecemos impacta en todos los aspectos de nuestra vida: familiar, laboral, educativa, económica, de convivencia, etc.

En el campo educativo, históricamente la relación Maestro-alumno ha sido presencial, de interacción social, de diálogo, cara a cara, con las bondades que todo ello genera, sin duda, el vínculo afectivo con nuestros maestros, compañeros y la comunidad educativa entera, incidieron de manera significativa en nuestra formación y aprendizaje. Nuestros vínculos con el maestro cobijaron no sólo el acompañamiento académico sino de manera significativa nuestro desarrollo afectivo-emocional.

Para la niñez presente, las condiciones en que ocurre su desarrollo son particulares, con la pérdida de dos estructuras que complementaban y fortalecían de manera sustantiva la vida afectiva del niño: la familia extensa, hoy en extinción y la lejanía de compañeros y maestros.

Aparentemente, la pérdida de estas estructuras de soporte relacional en la vida infantil, resultan superficiales e intrascendentes, sin embargo, representan pérdidas que dada su relevancia por antonomasia, deben ser motivo para la investigación científica por un lado y por otro, de la más alta consideración en el diseño de políticas públicas en los diferentes órdenes de gobierno, responsables de planear y ejecutar programas y proyectos de cuidado, protección y bienestar para la infancia.


El contexto Psicosocial descrito, plantea problemáticas muy serias para los profesionales de la salud y en particular para los profesionales de la educación. Sin lugar a dudas, hoy, ser maestro es más complejo.


Afirmar que ser maestro hoy es más complejo, obliga a cuidar de manera más rigurosa, los procesos de formación inicial y continua de nuestros maestros, ellos, han sido aliados de las más nobles y elevadas causas de la Patria, pero de igual manera, hoy acompañarlos desde diferentes dimensiones, sociedad y gobierno resulta inaplazable.

Puntualizo, culpar a alguien, por la crisis de salud que vivimos, así como culpar a alguien por la fragilidad que amenaza el proceso educativo, resulta poco o nada útil. Se hace necesario, asumir y construir una nueva cultura de corresponsabilidad y empatía al interior de la vida social y educativa, sin éstos recursos puestos en práctica, será más difícil superar los desafíos que la pandemia nos presenta.


Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com



La crisis social y de salud que padecemos impacta en todos los aspectos de nuestra vida: familiar, laboral, educativa, económica, de convivencia, etc.

En el campo educativo, históricamente la relación Maestro-alumno ha sido presencial, de interacción social, de diálogo, cara a cara, con las bondades que todo ello genera, sin duda, el vínculo afectivo con nuestros maestros, compañeros y la comunidad educativa entera, incidieron de manera significativa en nuestra formación y aprendizaje. Nuestros vínculos con el maestro cobijaron no sólo el acompañamiento académico sino de manera significativa nuestro desarrollo afectivo-emocional.

Para la niñez presente, las condiciones en que ocurre su desarrollo son particulares, con la pérdida de dos estructuras que complementaban y fortalecían de manera sustantiva la vida afectiva del niño: la familia extensa, hoy en extinción y la lejanía de compañeros y maestros.

Aparentemente, la pérdida de estas estructuras de soporte relacional en la vida infantil, resultan superficiales e intrascendentes, sin embargo, representan pérdidas que dada su relevancia por antonomasia, deben ser motivo para la investigación científica por un lado y por otro, de la más alta consideración en el diseño de políticas públicas en los diferentes órdenes de gobierno, responsables de planear y ejecutar programas y proyectos de cuidado, protección y bienestar para la infancia.


El contexto Psicosocial descrito, plantea problemáticas muy serias para los profesionales de la salud y en particular para los profesionales de la educación. Sin lugar a dudas, hoy, ser maestro es más complejo.


Afirmar que ser maestro hoy es más complejo, obliga a cuidar de manera más rigurosa, los procesos de formación inicial y continua de nuestros maestros, ellos, han sido aliados de las más nobles y elevadas causas de la Patria, pero de igual manera, hoy acompañarlos desde diferentes dimensiones, sociedad y gobierno resulta inaplazable.

Puntualizo, culpar a alguien, por la crisis de salud que vivimos, así como culpar a alguien por la fragilidad que amenaza el proceso educativo, resulta poco o nada útil. Se hace necesario, asumir y construir una nueva cultura de corresponsabilidad y empatía al interior de la vida social y educativa, sin éstos recursos puestos en práctica, será más difícil superar los desafíos que la pandemia nos presenta.


Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com