Mientras en el Partido Republicano siguen preguntándose quién ganó el segundo debate entre seis de sus siete precandidatos a la presidencia (el exvicepresidente, Mike Pence; el gobernador de Florida, Ron DeSantis; el empresario, Vivek Ramaswamy; la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; el senador de Carolina del Sur, Tim Scott, y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum), los números en las encuestas no dejan lugar a dudas: sin participar en ninguno de los debates, Donald Trump sigue siendo, para pesar de millones de personas, el alma de la fiesta republicana. No sólo está muy adelante en las preferencias del Gran Old Party (55% por 13% que tiene DeSantis, su más cercano perseguidor), sino que, incluso, según una encuesta publicada por The Washington Post y ABC News, Trump podría ganar la presidencia contra el demócrata y actual presidente Joe Biden.
Más allá de la gran popularidad que tiene Trump en sectores extremistas y que lo mantienen a la cabeza en las preferencias de los republicanos, es inevitable hacernos una pregunta: ¿Qué visión tienen los otros candidatos de su partido en materia migratoria? Los analistas políticos coinciden en que la migración fue uno de los principales ejes del debate y en el que todos pusieron el dedo sobre la llaga. Por ejemplo, Nikki Haley se comprometió a desplegar 25 mil agentes fronterizos más para “contener” la entrada de “seis millones de migrantes indocumentados” y detener una crisis que “mata a más estadounidenses que las guerras de Irak, Vietnam o Afganistán juntas”. Por su parte, Vivek Ramaswamy definió como un “queso suizo” a la frontera entre Estados Unidos y México. Mientras que el polémico Ron DeSantis (conocido por poner en marcha la Ley Antiinmigrante más dura en la historia de Estados Unidos) prometió utilizar a militares estadounidenses.
Podríamos seguir analizando el segundo debate entre los precandidatos republicanos, como el tema económico, en el que, a su manera, cada uno prometió emprender acciones para beneficiar a las familias norteamericanas. Sin embargo, ¿qué pasa con la comunidad latina que empuja con su sudor, lágrimas y sangre a la economía más poderosa del mundo? Habría que mandarles a los republicanos (y a Joe Biden y compañía, de paso) el U.S. Latino GDP Report, realizado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), que nos facilita datos muy reveladores al respecto. De entrada, nos indica que la producción económica total (o PIB) de los latinos que viven en Estados Unidos en 2021 fue de 3.2 billones de dólares, frente a 2.8 billones en 2020, 2.1 billones en 2015 y 1.7 billones en 2010. Es decir, ¡en la última década casi se ha duplicado el PIB de los latinos en la Unión Americana!
Como lo informa el U.S. Latino GDP Report, si los latinos que viven en Estados Unidos conformaran un país, serían el quinto PIB más importante del mundo, superando a naciones como la India, el Reino Unido y Francia. Así mismo, el estudio afirma que si sumáramos el PIB Latino más el PIB de México se generaría una zona económica que ocuparía el tercer lugar a nivel mundial. ¿Se imaginan el impacto que tendrían nuestros paisanos que viven en territorio estadounidense tan sólo en el desarrollo de México, ahora que estamos sumergidos en una crisis sin precedentes? Sabemos que de alguna manera ya lo hacen a través del envío de sus remesas, sin embargo, su participación puede y debe ser estratégica, incluso en materia política y no sólo como votantes, sino como posibles perfiles para puestos de elección popular. ¡Sería histórico y trascendente el papel de nuestros migrantes!
A pesar de que muchos de los republicanos y de los demócratas siguen sin reconocer la trascendencia de las comunidades latinas en su país y de que en nuestra propia tierra no se han generado las condiciones para que los migrantes se involucren estratégicamente, les puedo decir que la esperanza llegó al “estado 33 mexicano”. Me explico. Tuve la oportunidad de acompañar a la coordinadora del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez Ruiz, durante su visita a California. En esta gira nos habló de que nuestro país es una nación de 170 millones de mexicanos dividido sólo por un río y que, para solucionar los problemas de los migrantes, es necesario escucharlos de cerca y no sólo saludarlos de lejos (como lo hizo el presidente López Obrador desde la ventana de un hotel en una visita a Estados Unidos).
En su recorrido por California, Xóchitl participó en la pisca de fresa en compañía de migrantes mexicanos, porque, como ella misma lo dijo, “gracias a su trabajo, la economía norteamericana se mantuvo funcionando durante la pandemia”. Si algo tenemos claro en el Frente Amplio por México es el dolor que pasan nuestros paisanos en Estados Unidos al no ver a sus familias durante muchos años. Pero, por otra parte, estamos seguros de que tienen un papel muy importante que jugar en nuestra principal encomienda: corregir el rumbo de México. Por eso, estamos envolviendo varios ejemplares del U.S. Latino GDP Report para enviarlos a las oficinas del Partido Republicano, del Partido Demócrata y, además, unos cuantos más para Palacio Nacional en la Ciudad de México.
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Coordinador Nacional de Accion Migrante del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional