/ lunes 30 de octubre de 2023

“Atascos” presidenciales y migrantes que ayudan; contrastes en días de desgracia

Las imágenes que dejó el huracán Otis en el estado de Guerrero dieron la vuelta al mundo: una devastación total en el famoso y amado puerto de Acapulco. Días después de la tempestad, el presidente López Obrador regaló otra imagen que impactó llamativamente en los medios de comunicación: el vehículo en el que se dirigía a supervisar las labores de ayuda se quedó, increíblemente, atascado en el lodo, ante la mirada impotente del propio mandatario. “Una respuesta a la desgracia que se queda atascada”, fue uno de los tantos titulares de la prensa, ante esta desafortunada postal. En contraste, la encargada de la construcción del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez Ruiz, canceló su viaje a Nueva York para visitar a mexicanos que viven en los Estados Unidos y, en su lugar, les hizo un llamado para sumarse a los esfuerzos que se realizan para sacar adelante a nuestros hermanos guerrerenses. Son dos imágenes de la misma desgracia, pero que, inevitablemente, contrastan y son imposibles de ignorar.

Lo ocurrido en el estado de Guerrero es uno de esos momentos que nos dejan marcados por la destrucción que traen consigo, pero, a su vez, son días en los que se hace sentir la solidaridad de los mexicanos. Los estragos que dejó el huracán Otis nos recuerdan tragedias igual de terribles que hemos tenido que superar en nuestro país, como los terremotos de 1985 y 2017, que derrumbaron a la grandiosa Ciudad de México. En aquellas ocasiones, los migrantes que radicaban en ciudades de los Estados Unidos como Los Ángeles, Chicago, Dallas, Oregón, New York y muchas más, demostraron su solidaridad al enviar recursos a los damnificados, a través de asociaciones civiles o de la Cruz Roja. Algunos otros migrantes, incluso, regresaron a la ciudad que un día dejaron para sumarse a las brigadas de rescate, poniendo en riesgo su vida con tal de salvar la de algún familiar o la de algún paisano atrapado entre los escombros. Tan grande es el espíritu de hermandad de los migrantes que en los terremotos de la Ciudad de México, migrantes nicaraguenses, salvadoreños y hondureños que se encontraban en el lugar, también ayudaron en las tareas de búsqueda de sobrevivientes.

Así ha sido la respuesta de los migrantes ante la tempestad y así, estoy seguro, lo será en los días venideros, en los que la solidaridad de nuestros paisanos que radican en la Unión Americana se hará sentir. Sabemos que el estado de Guerrero es tierra de migrantes, como lo es prácticamente todo México. Se estima que en Estados Unidos radican poco más de un millón de guerrerenses, quienes no pueden dejar de ver las noticias para enterarse sobre la situación que impera en la tierra que los vio nacer. Estos migrantes ahora mismo se agrupan para ayudar, así como lo hacen para enviar sus remesas colectivas para pavimentar calles, levantar templos, remodelar escuelas o construir plazas en sus comunidades de origen. Tan sólo en el primer semestre de 2023, México recibió más de 30 mil millones de dólares por concepto de remesas y Guerrero ocupó el séptimo lugar a nivel nacional, con más de mil 500 millones de dólares. Pero hoy, la tarea es reconstruir lo que el huracán Otis derrumbó en su estado y para esa labor no habrá frontera que les impida a nuestros migrantes sumarse.

Ante esta tragedia, los mensajes de solidaridad de otros países van y vienen, las asociaciones civiles aportan víveres en la medida de sus posibilidades, los distintos gobiernos estatales recaban apoyos de todo tipo, el sector empresarial reúne fondos entre sus agremiados, porque, como lo publicó Xóchitl Gálvez en sus redes sociales, “es el momento de ayudar, de estar, de sumarnos, mostrar que los mexicanos somos xingones, solidarios, y que podemos dar la mano cuando más se necesita. Las familias de Guerrero dependen de nosotros y nos necesitan unidos”. En este sentido, es una lástima que el gobierno federal sólo permita que las donaciones lleguen a través de la Secretaría del Bienestar; al respecto, muchos donadores esperan que el sistema para administrar estos apoyos no se les vaya “atascar”.

Son momentos históricos, en los que todos los mexicanos, independientemente de nuestro lugar de residencia o de nuestra ideología política, tenemos la oportunidad de corregir el rumbo de México y, en días de desgracia (como los que sufren nuestros paisanos de Guerrero), nos hacen reflexionar sobre lo frágiles que somos y de lo fuertes que podemos convertirnos. Es innegable que en estos momentos la ayuda que se pueda brindar a los damnificados es lo primordial, pero hasta para apoyar hay formas y contrastes. Por un lado, los migrantes ya se organizan desde Estados Unidos, a través de sus clubes, mientras que otros, como vimos en los principales medios de comunicación, se quedaron varados en el lodo.

Y tú, ¿qué opinas?



Facebook @juanhernandez.org

Twitter @JuanHernadezS

Coordinador Nacional de Acción Migrante del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional



Las imágenes que dejó el huracán Otis en el estado de Guerrero dieron la vuelta al mundo: una devastación total en el famoso y amado puerto de Acapulco. Días después de la tempestad, el presidente López Obrador regaló otra imagen que impactó llamativamente en los medios de comunicación: el vehículo en el que se dirigía a supervisar las labores de ayuda se quedó, increíblemente, atascado en el lodo, ante la mirada impotente del propio mandatario. “Una respuesta a la desgracia que se queda atascada”, fue uno de los tantos titulares de la prensa, ante esta desafortunada postal. En contraste, la encargada de la construcción del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez Ruiz, canceló su viaje a Nueva York para visitar a mexicanos que viven en los Estados Unidos y, en su lugar, les hizo un llamado para sumarse a los esfuerzos que se realizan para sacar adelante a nuestros hermanos guerrerenses. Son dos imágenes de la misma desgracia, pero que, inevitablemente, contrastan y son imposibles de ignorar.

Lo ocurrido en el estado de Guerrero es uno de esos momentos que nos dejan marcados por la destrucción que traen consigo, pero, a su vez, son días en los que se hace sentir la solidaridad de los mexicanos. Los estragos que dejó el huracán Otis nos recuerdan tragedias igual de terribles que hemos tenido que superar en nuestro país, como los terremotos de 1985 y 2017, que derrumbaron a la grandiosa Ciudad de México. En aquellas ocasiones, los migrantes que radicaban en ciudades de los Estados Unidos como Los Ángeles, Chicago, Dallas, Oregón, New York y muchas más, demostraron su solidaridad al enviar recursos a los damnificados, a través de asociaciones civiles o de la Cruz Roja. Algunos otros migrantes, incluso, regresaron a la ciudad que un día dejaron para sumarse a las brigadas de rescate, poniendo en riesgo su vida con tal de salvar la de algún familiar o la de algún paisano atrapado entre los escombros. Tan grande es el espíritu de hermandad de los migrantes que en los terremotos de la Ciudad de México, migrantes nicaraguenses, salvadoreños y hondureños que se encontraban en el lugar, también ayudaron en las tareas de búsqueda de sobrevivientes.

Así ha sido la respuesta de los migrantes ante la tempestad y así, estoy seguro, lo será en los días venideros, en los que la solidaridad de nuestros paisanos que radican en la Unión Americana se hará sentir. Sabemos que el estado de Guerrero es tierra de migrantes, como lo es prácticamente todo México. Se estima que en Estados Unidos radican poco más de un millón de guerrerenses, quienes no pueden dejar de ver las noticias para enterarse sobre la situación que impera en la tierra que los vio nacer. Estos migrantes ahora mismo se agrupan para ayudar, así como lo hacen para enviar sus remesas colectivas para pavimentar calles, levantar templos, remodelar escuelas o construir plazas en sus comunidades de origen. Tan sólo en el primer semestre de 2023, México recibió más de 30 mil millones de dólares por concepto de remesas y Guerrero ocupó el séptimo lugar a nivel nacional, con más de mil 500 millones de dólares. Pero hoy, la tarea es reconstruir lo que el huracán Otis derrumbó en su estado y para esa labor no habrá frontera que les impida a nuestros migrantes sumarse.

Ante esta tragedia, los mensajes de solidaridad de otros países van y vienen, las asociaciones civiles aportan víveres en la medida de sus posibilidades, los distintos gobiernos estatales recaban apoyos de todo tipo, el sector empresarial reúne fondos entre sus agremiados, porque, como lo publicó Xóchitl Gálvez en sus redes sociales, “es el momento de ayudar, de estar, de sumarnos, mostrar que los mexicanos somos xingones, solidarios, y que podemos dar la mano cuando más se necesita. Las familias de Guerrero dependen de nosotros y nos necesitan unidos”. En este sentido, es una lástima que el gobierno federal sólo permita que las donaciones lleguen a través de la Secretaría del Bienestar; al respecto, muchos donadores esperan que el sistema para administrar estos apoyos no se les vaya “atascar”.

Son momentos históricos, en los que todos los mexicanos, independientemente de nuestro lugar de residencia o de nuestra ideología política, tenemos la oportunidad de corregir el rumbo de México y, en días de desgracia (como los que sufren nuestros paisanos de Guerrero), nos hacen reflexionar sobre lo frágiles que somos y de lo fuertes que podemos convertirnos. Es innegable que en estos momentos la ayuda que se pueda brindar a los damnificados es lo primordial, pero hasta para apoyar hay formas y contrastes. Por un lado, los migrantes ya se organizan desde Estados Unidos, a través de sus clubes, mientras que otros, como vimos en los principales medios de comunicación, se quedaron varados en el lodo.

Y tú, ¿qué opinas?



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Twitter @JuanHernadezS

Coordinador Nacional de Acción Migrante del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional